Rayitos de Sol (Deacury)

Capítulo 19

Dedicado a Queen_GwilymLee

Varios meses después.

–¡John! Estoy asustado. –Sus ojos están llenos de lágrimas y su mano apretaba con fuerza la mía.

Trataba de tranquilizarlo susurrándole cosas lindas, acariciándolo o besándolo pero nada funcionaba.

–Joven, tenemos que realizar una cesárea, y necesitamos que salga del quirófano. –Se notaba un poco de pena en su rostro (mayormente tapado por el barbijo) pero su tono de voz era firme.

–¡No puedo dejarlo! Por favor. –Sollocé. Freddie observaba aterrado a los doctores y se negaba a soltarme.

–John, no nos dejes, no te vayas. –Murmuró Freddie con miedo.

Volví a mirar al doctor suplicante, su mirada se había ablandado un poco más.

–Lo lamento mucho, pero debe retirarse. Le prometo que haré todo lo que pueda para que ambos estén bien. –Una enfermera me toma suavemente por un brazo y no opongo resistencia.

–Tranquilo Freddie, apenas pueda volveré con ustedes, lo prometo. –Beso su mano y me dejo llevar por la enfermera.

Cuando me sienta en la sala de espera, comienzo a desesperarme y querer entrar una vez más, pero la mujer me lo impide.

–Por favor, necesito estar con ellos, ¡no lo entiende! Déjeme ir. –Exclamó.

–Cálmese, están en buenas manos. –Trata de tranquilizarme.

–¿Me promete que nada malo les va a pasar?

–Prometo que los doctores harán su mayor esfuerzo. Usted debe quedarse aquí. –Habla suavemente, para luego de unos minutos marcharse.

Me duermo un rato pero no me dura mucho la serenidad, porque cuando apenas me despierto me vuelvo a asustar.

Luego de un par de horas veo salir a la enfermera de hace rato del quirófano. Corro hacia ella.

–¿Están bien? –La tomo no muy fuerte de sus brazos.

–Están en perfecto estado, ambos. –Me sonríe. –Es una preciosa niña. El paciente se encuentra inconsciente aún, pero si me sigue podrá ver a su bebé.

Solté un largo suspiro, llenándome de tranquilidad, camino detrás de la enfermera hasta llegar a una sala donde se encuentran durmiendo varios bebés.

–Esa de allí es tu pequeña. –Señala una bebé rodeada de mantas de tonos rosas. Es preciosa. Rayos de sol la iluminan, dándole un aspecto angelical. –Te haré saber cuando puedas acudir al cuarto de tu pareja. –Habla con una gran sonrisa, y yo se la devuelvo.

Giro de nuevo para observar a mi pequeña hija, poso mis manos en el vidrio que nos separa y la miro dormir, podría hacerlo toda la vida.