Capítulo 23: Añoranza.

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—Tsuna, ¿podemos hablar?

—¿Papá?

¿Era en serio? Al parecer lo era porque lo tenía frente a él, sentado, con el semblante serio, los brazos cruzados y decidido a charlar. Tsuna suspiró. Esperaba que no fuera una charla padre e hijo porque no tenía edad para recibir una plática de ese tipo, es más, creía ser más maduro que su padre.

Pero no se negó a escucharlo, porque después de todo ese tiempo reconocía el esfuerzo de Iemitsu por llevarse bien con él y ser un abuelo excelente. Sus hijos adoraban al rubio, y él a ellos; además, reconocía que era parte importante en la crianza de Taiki e Isabella pues les fomentó algunos valores y los cuidaba con diligencia. Sonaba tan irreal. Y si bien su relación rota no iba a recomponerse de la noche a la mañana, al menos podía intentarlo en retribución a todo lo hecho por su progenitor.

—Reborn me habló de algo que me ha tenido tenso últimamente.

—¿De qué te habló?

—De Fon.

No, ¡No! Enserio que no podía creer que Reborn llegara a caer así de bajo. ¡En serio que no! No lo esperó y por eso se puso a la defensiva. No iba a hablar de ese tema con nadie, porque era su asunto personal. Reborn estaba demente si pensó que Iemitsu podría ser la clave para que cambiara de opinión acerca de su amistad con Fon. Ni siquiera su padre tenía derecho de intervenir en eso y se lo dejaría en claro.

Pero antes de que hablara, el rubio le sonrió. ¿Qué tramaba?

—Aun no entiendo por qué siendo Fon tu novio no está en la lista de invitados para la fiesta de Taiki —el castaño se quedó en silencio, procesando esa sola frase dicha por el muy tranquilo rubio—. Se supone que es un evento bastante íntimo, así que no creo conveniente o cortés el no invitarlo.

—Papá —quiso decirle algo, pero no pudo. ¿Qué tenía que decirle en ese instante?

—A menos que hayan peleado y por eso se fue así de repente —frunció su ceño y se rascó la barbilla—. ¿Te hizo algo malo? Porque de ser así yo...

—Papá —detuvo las palabras de Iemitsu antes de carraspear—. ¿De qué me hablas?

—De Fon, claro —hizo una leve mueca con su labio—. De tu novio.

—Fon-san no... —Tsuna soltó una risita—. Él no es mi novio.

—¿Ah no? —el rubio arqueó una ceja—. Entonces, Reborn... Ese bastardo me mintió —dio un ligero golpe con su pie.

—No puedo creer que haya llegado a este punto con tal de alejar a Fon-san —el castaño suspiró, estaba pensando muy seriamente en hablar con Reborn y darle un alto.

—Bueno, pero aun así creo que deberías invitar a Fon —asintió antes de mirar a su hijo—. Te gusta, ¿no? Es importante para ti.

—Papá — se estaña sintiendo muy incómodo con esa charla—, estás insinuando que yo... estoy... —le costaba completar la frase—. Papá, Fon-san es un hombre.

—Sí —Iemitsu ni se inmutó.

—¿Me estás hablando en serio?

—Sí —el mayor rio por lo bajo al notar cierto desconcierto en su hijo—. Hijo, no te juzgo.

—¿Qué?

—Quiero que seas feliz.

—Espera —gesticuló exageradamente porque eso sonaba a un mal chiste—, ¿me estás diciendo que no te importa que yo esté...? —sus labios dudaron—, es decir, ¿que yo guste de otro hombre?

Mi rojo cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora