Capítulo 16: Susurros del pasado.

350 49 26
                                    


He sido un juguete..., una herramienta también.

—Jamás te consideres algo tan simple, Tsuna.

—Es porque soy simple, esa es la realidad.

—Simple no es una palabra que te defina —sonreía—. Te conozco apenas, pero créeme que te considero un tesoro.

—¿Por qué me tratas así de bien?

—Porque te lo mereces.

—No bromees conmigo, Alex.

—¿Y si me dejas quererte? Déjame mostrarte lo preciado que eres, déjame tomar tu mano y pasear sin tener límite de tiempo.

—¿Por qué haces todo esto por alguien como yo?

—Porque me gustas, Tsuna.

Despertó agitado, manoteando al aire y sentándose abruptamente, como todas las madrugadas en las que no tenía a alguien que lograra reconfortarlo entre sus pesadillas. Se sujetó del pecho, agachó su cabeza, pestañeó incontables veces hasta que al fin supo que estaba en medio de su cama, solo en ese enorme cuarto, sintiendo el frío del venidero invierno. Tsunayoshi soltó una queja queda mientras apretaba los labios y trataba de ahogar el dolor en su pecho y el nudo en su garganta porque no debía llorar, ya no, no más, estaba cansado de hacerlo. Pero era difícil porque a través de esas pesadillas rememoraba sus heridas más ocultas.

Un recuerdo que debería ser considerado bonito siempre se transformaba en una pesadilla brumosa y oscura; porque detrás de aquellos ojos platinados y esa sonrisa risueña y juvenil que rondaban entre sus sueños menos recurrentes, estaba la culpa. Le hizo daño a una persona que ni siquiera estuvo involucrado con él por mucho tiempo, y no sólo fue Alex el afectado, sino que la familia del mismo y hasta a la anciana a la que el castaño cuidaba en secreto porque quedó sola en esa vida difícil.

Tsuna guardaba a Alex como su secreto más oscuro, ni siquiera Dayane supo de él... Sólo una persona aparte de él conocía esa desdicha.

—¿Por qué ahora?

Y tras despertar por completo recordó lo sucedido en ese día miércoles que seguramente ya acabó, mismo que tardó demasiado en terminar. Bufó y decidió entonces dar un paseo por la mansión hasta que el sol saliera y tuviera que empezar de nuevo con un itinerario algo menos agitado porque el trabajo acumulado ya no existía. Suspiraba entre pasos, intentaba no recordar la plática que tuvo con Reborn, pero era difícil el no estar molesto por el nuevo regaño dado porque estaba "manchando su reputación".

A veces no toleraba que Reborn siguiera intentando controlar su vida.

Pero después recordaba todo lo que aquel azabache hizo por él y se decía a sí mismo que "era por su bien"; por más que deseara no podía enfadarse con su antiguo tutor, al mismo que veía como a un padre estricto. Decidió entonces olvidarse de aquel asunto pues de todas formas no era algo que pudiese ser tomado en serio ya que ni él ni Fon estaban haciendo algo malo, por el contrario, sólo estaban buscando una forma por la cual superar todo el conflicto interno que tenía consigo mismo.

—¡Sawada!

—¡Hiiie! —jamás se esperó ese grito salido de la nada y a sus espaldas. Tsuna tenía la guardia baja y por eso no pudo evitar caerse de sentón debido al susto—. Ni... Ni-san —jadeó cuando volteó en medio del pánico y vio a su guardián del sol a pocos pasos.

—¿Qué haces paseando por los pasillos tan tarde?

—¿Y qué haces tú en la mansión a estas horas?

Mi rojo cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora