【La Bestia Negra】

1.7K 176 51
                                    

"Me enseñaste como amar cuando no podía ni escapar."

Zuko levanto la vista cuando escucho las palabras, temblorosas mas no vacilantes, tenían un extraño toque de ira y asco. Como la bilis amarga que se eleva en la garganta. Luego se dio cuenta de que no era a el a quien la joven le estaba hablando. 

No. Era alguien mas. Estas ni siquiera eran sus memorias. Ni su conciencia. Era un intruso en esta conversación que parecía comenzar a tensarse y retorcerse. 

—...

—¿No dirás nada..?

—Yo no pedí esto.

—Pues yo tampoco! ¡Y mira donde estoy! ¡Encerrada como un maldito animal! ¡Tu estúpida mascota!

La ira de la joven quemo su lengua. Zuko se pregunta como un cuerpo tan pequeño puede contener tanta amargura. Tanto odio. Toda esa Oscuridad parece ser capaz de corromperla y destrozarle el cuerpo, pero, curiosamente, no lo hace. Pero todo eso parece quedar de lado cuando la frialdad de las palabras del hombre joven enfrente de ella responde.

—Y es donde perteneces.

Zuko retrocedio. Con miedo. Tenia que.. Tenia que volver. Volver con Aang. Volver a su propia conciencia. Su propio cuerpo.

Su.. Cuerpo..

Oh, Espíritus.. Oh, por Agni.. 

Miro sus manos palidas y callosas.. Había dejado que pasara.. Había dejado que.. Que.. Oh, Dioses! ¡Ni siquiera podía pensarlo!

Observo desesperado su alrededor, buscando alguna manera de volver. Debía existir alguna manera de volver y el tenia que saberla. Saberla antes de que su cuerpo y la Oscuridad junto con la Bestia dentro de el destrozaran a Aang. Y lo devoraran vivo. 

☽❙♚❙☾ 

Un bosque. Un bosque. ¡No! ¡Esto era un maldito pantano! 

El aliento parecía ser un sueño lejano y el pensamiento del mismo hacia que sus pulmones ardieran con mayor fuerza y se marchitaran rápidamente. La oscuridad que lo rodeaba era absoluta, la luna se había marchado. Lo había dejado solo en este maldito infierno olvidado por los espíritus.

Se aferro a un árbol jadeando. Ya debería haberse alejado lo suficiente, el miedo le recorrió la espalda como un amante suave. Y la realización lo golpeo tan fuertemente que se tambaleo. 

Podía morir.

Podía morirse aquí y nadie lo encontraría.

Podía morir y pronto volverse rígido, para empezar a descomponerse, volviéndose nada mas que tendones que sostenían débilmente sus huesos y ropa podrida cubierta de insectos carroñeros, agua pantanosa y un olor de podredumbre.

No supo cuando es que empezó a vomitar pero lo hizo.

Y no podía parar. Simplemente no podía. No con el terror subiendo y arrastrando todo su cuerpo a la oscuridad.  No con las advertencias de Iroh resonando en sus oídos. Se arrodillo cuando por fin pudo terminar de vomitar. Y empezó a llorar. Empezó a llorar porque ya no podía mas con el miedo y el horror. El suspenso de que tal vez no podría pasar la noche. De que esta seria su última noche.

Y estaba solo.

Iba a morir solo. Sin Katara. Sin Sokka. Sin Gyatso. Sin Bumi. Sin Kuzon. Incluso sin Zuko. Estaba completamente solo. La simple palabra se estanco en sus pensamientos y siguió resonando con tanta fuerza que acallo todo lo demás.

Se limpio las lagrimas aunque siguieron cayendo y se levanto tambaleandose. Debía seguir. No.. No sabia que hacer pero.. Debía hacer algo. Antes de que lo alcanzará. No sabia lo que haría con el pero.. Sabia que no podría ser bueno. Simplemente no podría. 

Inferno (Zᴜᴋᴀᴀɴɢ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora