【Maldito Destino】

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Tu cuerpo sufrirá.. Se congelara.. Sentirás él mismo hielo recorrer tus huesos y el viento helado y gélido azotándote sin piedad, como si una marea furiosa hubiera acabado con tu fuego interno, dejándote indefenso y vacío. Sin una pizca de calidez. El Destino no mostrara misericordia hacia aquellos que se nieguen, ni mostrará el camino por completo a aquellos que lo acepten. Porque tu eres la única persona responsable con respecto a dejarte morir o no.

Si, tu cuerpo gritara, suplicara que pare el dolor, pero deberás atravesarlo y encontrar a aquella persona a la que el Destino te ato por toda la eternidad. Ya que si no es así, morirás al cabo de un tiempo, después de que el sufrimiento y el hielo interno de la maldición lleguen y empiecen absorber tu energía, y con ello, lo que alimenta tu fuego. La ira y el odio, junto con las emociones fuertes pueden ser capaces de aumentar tu fuego aun cuando la maldición empiece, pero no es recomendable, todo lo que tu cuerpo sea capaz de crear energía te lo cobrara después de que el furor de la emoción o sentimiento que sentiste se desvanezca, si es demasiado, sera una muerte segura y lenta. 

Oh, hijos míos, los Espíritus nos han castigado, han visto la maldad en nuestro linaje, en él pasado, él futuro y seguramente en tu presente, y alguien tiene que detenerlo, pero solo alguien con nuestra sangre corriendo por sus venas sera capaz de ello. La esperanza es lo ultimo que nos quedara, de que una persona en nuestra dinastía llegue para redimir todos nuestros males, y los que hemos dejado en el mundo.

Zuko suspiro, abriendo levemente los ojos, cansado y con todo el cuerpo entumecido y lleno de la sensación de la frialdad, aquel discurso se repetía en su mente una y otra vez, recordando su destino sino llegaba a.. 

Apretó los puños con furia, nada, ni nadie se iba a interponer en su camino, tenia que continuar. Lamentablemente, el estúpido de Zhao se había llevado a todos sus hombres, las cosas se complicaban, eso era seguro, pero nadie lo detendría.

—Príncipe Zuko— su tío Iroh le llamo, y él ni siquiera le miro o hizo una pequeña señal para dejar claro que le escuchaba, la verdad era que no tenía fuerzas para moverse demasiado, ni siquiera para levantar las piernas de la cama— ¿que planeas hacer ahora?

—Capturar al Avatar.

Un suspiro.

—Sobrino, ¿que a pasado ahora?

—Nada tío, todo esta bien.

—Oh, ¿en serio?, tu postura rígida me dice otra cosa. ¿Que te perturba tanto ahora?

—¡Ya te e dicho que no sucede nada! ¡No es de tu incumbencia!—vaya sorpresa, no había durado ni un minuto en no gritar.

Volvió a escucharlo suspirar y el crujir de la tela al bajar los hombros.

—Bien, voy a dar un paseo, quédate en la oscuridad de tu habitación si así estas feliz.

Rodó los ojos, exasperado.

—Como digas tío.

—Oh, y, Príncipe Zuko— sonrió.

—¿Hmm?— casi pudo profundizar su ceño fruncido al ver a su tío sonreír con diversión.

—Deberías dejar de hablar en sueños—Zuko lo miro confundido, y esta vez, si que profundizo su ceño fruncido— Después de todo, creo que la mayoría ya sabe lo bonitos e interesantes que son los ojos del Avatar.

¡Y de repente su cara parecía una fresa madura! Maldijo internamente.

—¡TÍO!—le grito, pero este ya se había ido, dejándolo con las mejillas ardiéndole y su vergüenza para él solo. Diablos. Malditos Sueños. Maldito Destino.

Inferno (Zᴜᴋᴀᴀɴɢ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora