El golpeteo es incesante. Irritante en mayor medida y aviva su impaciencia, pero no permite que su rostro se mueva ni un centímetro. Casi parece el rostro de una muñeca de no ser por el fuego que se enciende detrás de su mirada de serpiente.
Entrecierra los ojos cuando cree que la Sombra intenta volverse mas grande, arrastrar sus dedos por su espalda hasta llegar a su garganta y apretarla hasta que se vuelva púrpura y de un color negro que manche su piel pálida. O tal vez quiera encajar limpiamente algo afilado en su cuerpo. Tan afilado que ni siquiera sentirá nada hasta que sea demasiado tarde.
Y luego mira a un lado cuando el Destello Rosa gira, gira, gira y gira.. No para de moverse en ningún momento con sus listones rosadas y oscuros que podrían arrastrarse de una forma divina e inmortal por el aire hasta alcanzar sus extremidades y torcerlas a su gusto, como un muñeco cualquiera. Una marioneta..
Pero luego Azula vuelve a sus pensamientos mas urgentes. Trata de ignorar las imágenes y las voces mentales que susurraron posibilidades por doquier. Se endereza y clava sus uñas demasiado afiladas en sus palmas, y observa complacida el metal negro, el humo a su alrededor, las instalaciones y los trabajadores se mueven con la mayor rapidez, el dulce humo le quema las fosas nasales y hacen que sus pulmones quemen. Luego se aleja de la plataforma para poder mirar a Ty Lee. Mai esta sentada cerca de ella, repasando con su mirada aburrida su figura.
Azula casi esta tentada a mostrarle los dientes pero en cambio los aprieta.
Y luego la chica rosada se voltea a verla, sonriendo como siempre.
—Oh! ¡Azula! ¿Como va todo allá abajo?
—Espero que nos vayamos pronto. Este lugar me esta matando.
El humo claramente la afecta, Azula sabe que hace que su cabeza se embote y gire. El susurro advierte mas debilidades solo echándole un breve vistazo a Mai.
—Tranquilícense chicas.. Pronto estará terminado.
La risilla resuena aguda y risueña.
—Eso significa que pronto veremos una vez mas a Zuko!
No sabe como sentirse ante esa expectativa. Pero sabe que su Lealtad y Furia desean la sangre de Zuko. Del chico atado al Avatar. No su hermano. Nunca su hermano. Jamás pedirían a alguien tan valioso.
—Si. Y con el, al Avatar.
Se siente confundida cuando la débil Flama Azul solloza, triste y pequeñita. Pero luego su mente avispada se enfoca en el Avatar. Y su confusión se va.
Aunque el eco del sentimiento resuena incómodamente.
☽❙♚❙☾
Jadea incesantemente, por la fuerza que necesita enfocar en no gritar o retorcerse. Sabe que ella esta siendo deliberadamente cruel, sabe que esta molesta y llena de ira. Ha estado en su lugar antes, y seguramente lo seguirá en un futuro. Sabe como es que la ira sabe a ácidos y a bilis que queman la garganta, a la sal de las lagrimas, a la amargura de la impotencia y a la dulzura de la tristeza que viene poco después del estallido de la ira.
Clava las uñas ahora romas en el tronco hasta que se las destroza y siente la sensible carne tierna y con un incomodo dolor que preferiría alejar. Pero no lo hace.
Y puede volver a respirar y soltar su cuerpo tenso cuando el agua fría y distante como el hielo se aleja de su espalda. Casi quiere preguntar si tiene una nueva cicatriz. De alguna manera retorcida le parece justo tener una que coincida con su cara.
—Esta hecho.
Debería agradecer. Debería agradecer porque ella no necesitaba hacerlo, podría haberlo empujado lejos y encargarse solo de Aang, de sus heridas. Pero no tiene fuerzas para voltearse así que solo mira por encima de su hombro. Quiere que su cara se queme de vergüenza, que sus mejillas pálidas se tiñan de rojo sangre. Quiere rogarle que vuelva a empezar y que lo golpee.
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Inferno (Zᴜᴋᴀᴀɴɢ)
De TodoLa Guerra se sigue desarrollando, mientras que él príncipe Zuko de la Nación del Fuego continua en su persecución del Avatar, pero esta misma se vera interrumpida por la extraña "bendición" del linaje del príncipe. Sus días de agonía y dolor empie...