12. Deuda y confianza

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Cuando finalmente llegó la respuesta de Regulus, Severus en un primer momento no recordaba ni que le había escrito aquel día. No era porque hubiese tardado mucho en responderle sino que después de la ayuda de Black y de su agotamiento dada la maldición cruciatus así como del interrogatorio privado de Lily al día siguiente, no había tenido las suficientes fuerzas y ganas de discutir con Black y había hecho lo que éste le había pedido casi sin ser consciente de ello. Pensando detenidamente en ello, empezó a recordar de forma difusa el contenido de la misma. Estaba seguro de no haberle informado de cómo se encontraba pero tampoco era algo que importase al fin y al cabo si le había escrito era que estaba sano y salvo. Obviando esa nimiedad, le había preguntado a Regulus por su estado y los acontecimientos con Voldemort, aunque ahora sabía prácticamente lo que había sucedido gracias a Lucius. Por último,  le había pedido que viniese una tarde al apartamento para hacer lo que el quisiera, aunque no le indicó el motivo, esto último sin duda había sido la petición de Black que había aceptado sin darse cuenta, funcionando en piloto automático.

Después de eso, no tardó mucho en bajar y pedirle a Black bajo la mirada atenta de Potter que le acompañara al piso de arriba, sin dar más detalles. Se alegró de que le hiciese caso sin hacer  preguntas. Pero en lugar de ir a su cuarto como pensaba, Sirius le dirigió al suyo.

La habitación era más o menos igual de grande que la de Severus. Pero le sorprendió el contraste que hacía la madera de cedro vieja de los muebles con la decoración de su cuarto al más puro estilo Gryffindor. Todo ello resaltaba sobre la pared gris perla, haciendo que los colores brillaran con luz propia. Tenía la bufanda de la casa colgando de la pared justo arriba de la cabecera de la cama. Los colores de la funda nórdica hacían honor a su casa, al igual que las sábanas que le dio al llegar por primera vez. Pudo atisbar una estantería en la que apenas habían algunos libros más de los que habían usado en Hogwarts así como un armario el doble de grande que el suyo. Claramente Black era un presumido puesto que el armario de Severus ya tenía espacio más que suficiente. Así mismo vio con disgusto como el escritorio estaba lleno de ropa, ¿para qué quería un armario tan grande si lo tenía todo por ahí tirado?

-Siéntate aquí-dijo palmeando al lado suyo en la cama. Ante la cara de desagrado de Snape añadió- sino no vamos a poder leerla los dos.

-Está bien- cedió resignándose al ver que tenía razón. 

-¿La has leído ya?- preguntó nervioso. Severus negó con la cabeza.

Desdobló la carta y ambos sosteniendo una esquina de la misma comenzaron a leer para sí mismos.

Severus,

yo estoy bien gracias a tus pociones sin duda pero no me dices como te encuentras tu. El Lord si bien me castigó también me felicitó, fue algo extraño porque no me siento nada orgulloso de lo que me hiciste hacer, de lo que te hice. Probablemente el recuerdo me persiga durante años. Eso me recuerda una cosa y aunque me cueste reconocerlo tengo que decirte que perdí el temple y le conté a Lucius probablemente más de la cuenta, no estoy seguro de lo que sabía y de lo que no. Espero no haber empeorado las cosas. 

Lo que me extraña es lo que me pides. Sabes que no quería pisar ese apartamento por ser de quien es pero después de lo del otro día también sabes que te debo una y por el honor de mi apellido y de tu amistad iré el día que me pidas y haré lo que necesites, sea lo que sea, aunque no puedo evitar pensar de que se trata. A ser posible cítame cuando Sirius no esté, no quiero verle.

Saludos

Regulus Arcturus Black.


Un nuevo lado tuyoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora