23. Avanzar

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Severus se despertó al lado de Sirius, arropado por sus brazos. Le costó un tiempo recordar lo que había sucedido y los hechos hicieron que se sonrojara. 

Después de hacer el amor anoche había querido irse a su cuarto pero Sirius lo había retenido, solo un rato había dicho pero finalmente el cansancio les había hecho mella y ambos se habían quedado dormidos. 

Quería levantarse e ir a su cuarto sin despertarle, no recordaba si Sirius había bloqueado la habitación y no quería comprobarlo tampoco. Ni siquiera quería pensar lo que ocurriría si Remus o Potter irrumpían en la habitación y los encontraban en esa posición. De seguro Potter pensaría que Severus tenía a Sirius bajo el imperius o le había suministrado amortentia. 

Severus levantó la vista hacia arriba y observó el rostro dormido de Sirius. Hasta ahora, no se había dado cuenta de las pestañas tan largas que tenía. Su rostro relajado le hacía ver mucho más joven, nunca había tenido la oportunidad de verlo así. Estuvo tentado de recorrer sus rasgos con la yema de sus dedos pero se contuvo. 

Intentó mover el brazo de Sirius para escabullirse pero consiguió todo lo contrario, Sirius apretó su agarre y Severus tuvo que contener la respiración.

-¿Te gusta lo que ves?-preguntó con sorna.

-Suéltame, es tarde-fue su respuesta.

Pero Sirius no lo soltó ni aflojó su agarre sino que besó su coronilla y soltó un suspiro de satisfacción.

-Hacía tiempo que no dormía tan bien, ¿y tu? ¿como estás?-preguntó apartándole el pelo de la cara.

-Bien.

-Ah, menos mal, tenía miedo de haber sido demasiado duro anoche-dijo con una sonrisa pícara.

Severus soltó un gruñido y de mal humor le ordenó que se callara mientras esperaba que el rubor no fuera muy notable, pero hoy a Sirius nada ni nadie podría quitarle la sonrisa de la cara, así que simplemente intentó apaciguar sin éxito al malhumorado Severus mientras ambos se sumergían en sus pensamientos.

Cuando las cosas fueron subiendo de nivel anoche Severus había detenido a Sirius de forma abrupta. Sirius lo había malentendido todo, pensaba que simplemente no estaba preparado y lo había entendido, dando palabras conciliadoras pero Severus sintió que no podía hacer eso. La noche anterior parecía la de las locuras así que simplemente muy al contrario a él mismo se lanzó con todo. En ese momento le había parecido que era lo justo. Tuvo un impulso que le decía que podía confiar en él, que llegados al punto en el que estaban no se iba a reír y Severus pensó que si las cosas no iban como quería siempre podía obliviarlo. 

Pero anoche había necesitado avanzar, sintiendo que llevaba años atascado en el mismo sentimiento. A lo largo de la noche pensamientos del tipo: me estoy precipitando, es demasiado pronto o no soy un hormonal gryffindor, aparecieron en su mente pero por una vez quiso dejarse llevar, se sentía exhausto emocionalmente y le había parecido la decisión correcta. Por muy absurdo que sonara parecía que ese simple acto probaría si se estaba equivocando con él o no. 

A pesar de sus mejores deseos, contarle a alguien que su espalda estaba surcada de cicatrices por culpa de su padre nunca había sido plato de buen gusto. A la única persona que se lo había contado había sido a Lily y porque hacía muchas preguntas. Aún así, Lucius también lo sabía, había sido difícil ocultárselo cuando practicaban entre sí la oclumancia y legeremancia. Nunca se lo había contado directamente a Regulus pero era consciente de que sabía parte, alguna vez había escuchado las conversaciones que tenían sobre el tema. Y no le importaba, sabía que su secreto estaba a salvo con ellos. Así que teniendo todo eso en mente se lo había contado a Sirius, quien antes de saber de que se trataba se había comprometido a no contarle a nadie lo que le fuera a enseñar. 

Un nuevo lado tuyoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora