Min Yoongi tiene un problema, desde que tiene dieciséis años, tiene pérdida de memoria. Cada día, no importa que pase, al siguiente, no recuerda lo ocurrido en el día anterior, a no ser que lo anote en su libreta.
Un día, como de costumbre, decide l...
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Respiro hondo antes de abrir la puerta, al abrirla y entrar una voz femenina comentó: “Bienvenido a casa, ¿cómo estuvo tu día?”. Para Yoongi era usual escuchar esa hermosa voz por las mañanas, su mamá, la señora Min, era la razón de esa voz.
El menor lo único que hizo fue mirarla y cerrar la puerta después de entrar. Se agachó un poco para sacar sus zapatos y dejarnos a un costado, tras terminar todo esto, miró a su madre nuevamente.
— Estuvo bien. — No había mentido, fue un día normal, como los otros días. Lo único que no era capaz de recordar si realmente fueron normales para él los anteriores.
— Me alegra, la comida está en la cocina, espero que te guste, hice tu comida favorita. — Sonrió su madre, Yoongi dejó la mochila en el suelo, era una mera costumbre que no se le iba ni con la pérdida de memoria.
La siguió hasta llegar a la cocina, el olor a comida inundó su nariz.
— Gracias — Casi dice “mamá”, algo lo detenía para no decirlo. —. ¿Puedo preguntar algo?
La curiosidad lo mataba, se sentía como en un espiral en bajada que lo único que lograba era que se confundiera más y más, cada vez más.
— Claro, cariño. — Camino hasta llegar a una de las sillas para luego sentarse. Yoongi no se movió, solo la miró.
— ¿Conoces a Park Jimin? — Al decir ese nombre, se sintió extraño, no sé sentía la primera vez que decía eso pero... ¿Cómo lo sabía si no lo recordaba?
— ¿Park Jimin? — Repitió haciendo una mueca confusa y luego sonrió. — No, no lo conozco, ¿es amigo tuyo?
— No.. No lo es. — Negó con la cabeza.
Alejándose de la mesa para ir en dirección a las escaleras, seguido de su madre que se encontraba preocupada.
— ¿No vas a comer? — Preguntó algo triste mientras lo veía subir las escaleras.
— No tengo hambre. — Soltó.
En eso se detuvo. Su madre se quedó observando cada movimiento.
— ¿Un déjá vu? — Se preguntó para si mismo en voz baja y continuó subiendo.
Al llegar a su cuarto se detuvo, recordando una frase que su madre le había dicho, sin poder recordar porqué o en que contexto.
“Aveces es mejor olvidar lo que nos hace mal, ya sea un padre o un amor que nos hace mal o... Hasta a tu propia madre, tu propia sangre.”
Haciendo que en sus oídos retumbara la hermosa voz de su madre, que congeló delante de la puerta de su cuarto.
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Hola uwu, bueno, espero que esté siendo interesante este fic, lo espero mucho.
Mmm, probablemente será algo largo y quizás con una secunda parte o quizás no, depende todo como avance la historia.
