Min Yoongi tiene un problema, desde que tiene dieciséis años, tiene pérdida de memoria. Cada día, no importa que pase, al siguiente, no recuerda lo ocurrido en el día anterior, a no ser que lo anote en su libreta.
Un día, como de costumbre, decide l...
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Uno, dos y tres. No estaban. Yoongi miró de un lado al otro, no lo encontraba, estaba seguro de que algo había olvidado pero, definitivamente, no lo encontraba. Bajó las escaleras, se despidió de su madre y con un mal sabor de boca, se fue al instituto. No recordaba que había olvidado, sentía qe era importante pero le restó importancia, seguramente no lo era.
En ese momento se detuvo, ¿a dónde estaba yendo? Al instituto pero, muy dentro de él, sabía que estaba realmente perdido.
Al llegar, varias personas lo miraron confundido, no, no tenía idea de lo que hacía. Era su primer día de instututo, ¿lo era? Cierto, él había tenido un accidente y había estado en coma por largo tiempo, hace unos meses había salido del hospital, volviendo el día de hoy al instituto. Su madre, ella dijo que debería de anotar todo para recordar las cosas, por eso, el día antes, había comprado una libreta. También, había escrito una nota para recordar leer esa libreta.
Mientras más caminaba en ese lugar, menos entendía el porqué de estar ahí. Se detuvo en seco cuando un muchacho se paró delante de él, era unos pocos centímetros más alto y parecía algo feliz de verlo.
— Yoongi, volviste. — Comentó, su cabello color verde menta, que hacía que Yoongi se distrajeta un poco. Volvió en sí y lo miró.
— ¿Nos conocemos? — La pregunta bastó para devastar al joven delante de él, simplemente negó con la cabeza y se fue bajando la cabeza, algo triste.
Yoongi lo siguió con la mirada un poco pero lo dejó de seguir cuando fue empujado levemente, su mirada fue a la persona que lo empujó. Un pelinegro lo miró, algo asombrado.
— Lo siento. — Aclaró Yoongi, negó con la cabeza el pelinegro y continuó su camino.
Yoongi lo observó, sintió algo de nostalgia y continuó caminando. No fue demasiado lejos, uno de los salones que estaban a unos metros, una hermosa voz con una canción. Se volvió a detener, mirando hacía dentro de la habitación, un muchacho con cabello color chicle estaba allí, mirando por la ventana.
Abrió la puerta y entró, una sonrisa se formó en el rostro del muchacho delante de él.
— Volviste, Yoongi. — El mayor se quedó unos segundos confundido.
— Ah, sí, volví. — Contestó.
— Pareces algo confundido, por eso, te diré algo que es verdad y que espero que entiendas. — Yoongi levantó una ceja.
— ¿Disculpa? — Jimin miró hacía Yoongi.
— No tienes porqué recordar algo, simplemente tienes que recordar que yo-
— ¿Qué? — Volvió a preguntar.
— ****** — Su voz no salió, no logró escucharlo de manera correcta, estaba todo muy negro de golpe.
Y Yoongi, despertó.
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