Min Yoongi tiene un problema, desde que tiene dieciséis años, tiene pérdida de memoria. Cada día, no importa que pase, al siguiente, no recuerda lo ocurrido en el día anterior, a no ser que lo anote en su libreta.
Un día, como de costumbre, decide l...
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Volviendo rápido al salón, prácticamente dejando caer su mochila en el camino, entró al anterior mencionado y todos, absolutamente todas las personas allí lo miraron.
Las mismas personas que llamaban a Park Jimin lo estaban mirando y murmurando cosas que no logró escuchar, y tuvo suerte, no quería oír nada.
— ¿Tuyo? — La voz de Park Jimin se hizo escuchar. Calmada, tan tranquila que podría hacer dormir a cualquiera.
A Yoongi le había gustado su voz, era como un ángel que se abría paso entre las personas odiosas para darle su libreta.
Solo asintió y Jimin le dio la libreta.
Una leve reverencia para irse rápido del lugar, camino por ese gran pasillo nuevamente.
Esta vez había algo distinto, un leve y hermoso rubor en el rostro del castaño se hizo notar, dándole un aspecto realmente adorable.
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