- Yo te entregue todo de mí, y así es como me tratas... - decía sollozando llevando una de sus manos a la cabeza - ¡LARGATE NO QUIERO VERTE NUNCA MÁS! - grito mientras se dejaba caer al piso recargándose en la pared.
- No... No Eiji... - trataba de...
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Los días se convirtieron en semanas, las semanas en meses y los meses en años, fue así como pasaron tres años donde hubo amor, peleas, cariño, malentendidos, entre muchas cosas más.
— ¡PAPÁ! — grito un pequeño pelirrojo corriendo a encontrar a su padre.
— Hola, amor — saludo el pelirrojo mayor — y papi, ¿Dónde está? — le pregunto al pequeño.
— Yo... llevo... papá... — dijo el pequeño sonriendo.
— Muy bien — dejo al niño en el suelo el cual lo tomo de su mano para guiarlo a donde estaba su novio.
Camino tranquilo dejándose guiar, cuando entro a la habitación ve a su pareja meciendo a otro pequeño bebé.
— Hola, cariño — saludo besando su mejilla — ¿Cómo está la pequeña Sayuri? — pregunto viendo a la nena.
— Mejor ya le di su medicina ahora duerme — dijo en voz baja dejando a la niña en la cuna de tan sólo tres meses.
Los tres salieron de la habitación, el pequeño Aki iba de la mano de ambos padres, el nene de tan sólo 4 años.
— Quién hubiera pensado que después de tres años juntos seriamos padres de dos hermosos niños — dijo Eijirou mientras se servía un poco de café.
— Tienes razón muchas cosas cambiaron — suspiro el rubio.
— Papi leche — pidió el nene Katsuki se la dio en un vaso.
— Ve a recoger tus juguetes — sonrió un poco, el pequeño asintió y se fue.
— Ni que lo digas — dijo Kiri — tenemos cuatro hijos — sonrió.
Katsuki rodó los ojos fastidiado.
— Cuantas veces tendré que decirte que esas cosas peludas no son hijos — cuanto diera por golpearlo con un sartén.
— Pero que dices son nuestros bebés — dijo dramáticamente.
— Ya, basta esta bien, lo que digas — dijo fastidiado, cuando se topo con alguien tan insistente.
— Bien, oye antes que se me olvide, ¿Mañana vamos a cenar?, es nuestro aniversario — propuso el pelirrojo.
— Pero los niños... — contesto no muy seguro.
— Ellos van también — sonrió.
Katsuki acepto, después de esa charla fueron a dormir.
Cuando amaneció Bakugou se sentó en la cama y se estiro estaba cansado, abrió sus ojos y suspiro.
Se dio cuenta que estaba sólo en la cama, eso lo extraño pero no le dio importancia se puso de pie para ver a la nena quien no estaba en la pequeña cuna.
