¿Pareja?

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Bostezo estirando sus brazos notando que esa no era su habitación sintió algo rodeando su cintura, bajo la vista y vio que era el brazo de Kirishima, sonrió al recordar que en todo momento nunca lo soltó.

— Tonto y lindo cabeza hueca — beso su mejilla quitando levemente su brazo para levantarse e ir al baño.

Cuando salió ve que Eiji está despierto buscándolo, cuando sus miradas se encuentran el pelirrojo suspira al encontrarlo.

— Pensé que te habías ido — dijo sonriendo.

— Nah aún es temprano quiero desayuno — se acercó a la cama donde estaba sentado el chico y beso su mejilla — vamos a desayunar — se levantó y antes de empezar a caminar es detenido.

— Espera... — lo hala hasta dejarlo sentado en la cama — aun no me dijiste el motivo por el cual ayer llegaste llorando — dijo viendo directamente al rubio quien se tensó.

— Bueno... eso fue... — suspiro — hablemos en el desayuno — dijo levantándose.

— No quiero que el desayuno se arruine por algo que te hizo daño... — dijo serio — por favor dime... — trataba de convencerlo.

— Esta bien, ayer cuando llegue a mi departamento encontré... — guardo silencio desesperando al chico.

— Ya dime — se cruzó de brazos frente al rubio.

— Bueno ya, encontré todo el lugar lleno de flores — desvío su vista — ahora si vamos a desayunar — empezó a caminar dejando a un sorprendido Kirishima.

Fueron a la cocina a preparar el tan esperado desayuno, después de que estuvo listo se sentaron a comerlo.

— Y... ¿Cómo entro? — preguntó.

— Quien sabe... tendré que cambiar la cerradura — suspiro.

— Si ya entro una vez quien no dice que entrara una segunda — dio su opinión.

— Tienes razón pero, no puedo seguir con miedo toda mi vida — dijo decidido.

— No estás solo yo estoy contigo — tomó su mano apretándola.

Continuaron comiendo entre charla y charla, al terminar lavaron los trastes y se sentaron en la sala sin hacer nada.

— Oye... — dijo Kiri.

— Hmm — soltó el rubio nada más.

— Me acompañas a teñirme el cabello ya lo necesito — sonrió avergonzado.

— Claro, así aprovecho y compro cosas para mi cabello — sonrió.

Después de esa pequeña charla Eiji fue y se alisto rápido, ya que quería acompañar al rubio a su departamento no quería dejarlo solo y menos con ese maníaco suelto. Ambos salieron y fueron directo al del rubio notando algo en la puerta que no habían visto antes.

— ¿Tú hiciste eso? — señaló la marca.

— No... Tal vez fue ese hombre pero como... — estaba asustado pero no tanto al tener a Kiri a su lado.

Entraron con cuidado al lugar, Eijirou vio todos los ramos de flores que había, en las mesas, el piso, sobre el sillón, caminaron y Katsuki fue a su habitación teniendo cuidado uno nunca sabe, llego y para su suerte estaba vacía, se alisto rápido, cuando volvió a la sala vio a Eijirou con una tarjeta en mano la misma que él había leído.

— Este tipo está enfermo — dijo con desagrado Kirishima.

— Eso lo sé muy bien, ja y mi madre pidiendo que vuelva, está muy mal la vieja esa... — cruzó sus brazos.

— Bueno vámonos — extendió su mano la cual fue tomada por el rubio y ambos salieron.

Bajaron y abordaron el auto de Eijirou para ir a buscar un local abierto en domingo, busco por al menos unos 30 minutos y nada, hasta que Eijirou recordó al que fue cuando recién se tiño el cabello. Llegaron y para su suerte estaba abierto, entraron haciendo sonar la campanita y una joven los atendió.

— Bienvenidos, ¿En qué puedo ayudarlos? — sonrió animada.

— Quiero teñir de nuevo mi cabello — le devolvió la sonrisa.

Katsuki se regañó mentalmente por sentir celos de esa acción sin segundas intenciones, suspiro y decidió ir a ver los productos que vendían, mientras a Eijirou lo atendían, él miraba detenidamente que comprar, comparando en marcas y colores, tamaños y contenidos.

Cuando escogió cuales iba a llevar vio a su "amigo" platicando amenamente con la chica que lo atendía, "calma, calma, eso es normal entre clientes y empleados" se decía. Cuando Eijirou quedo satisfecho con el resultado se levantó del lugar y fue a pagar viendo como el rubio compro varias cosas, ambos pagaron y salieron.

— Vamos por algo de comer — dijo el pelirrojo escuchando a su estómago gruñir.

— Te estas devorando solo — se burló el rubio.

Entre risas buscaron un lugar al cual ir, encontrando un pequeño y cómodo café, entraron sentándose cercas de la ventana en un lugar un poco apartado, no estaba ni solo ni lleno, un lugar tranquilo para pasar el rato. Ordenaron lo que comerían, cuando su pedido llego lo devoraron literalmente, estaban terminando de comer cuando se soltó de repente la lluvia, vieron por el ventanal como la calle se empezó a llenar de agua, viendo a gente correr de un lado a otro, sonrieron amaban los días de lluvia.

Pagaron y salieron del lugar sintieron las gotas caer sobre sus cuerpos sin darles importancia caminaron bajo la lluvia mojando sus ropas y sus cuerpos, antes de llegar al auto del pelirrojo este se detuvo llamando la atención del rubio, volteó a ver el cielo gris con pocas nubes en él.

— Sabes... me encantan estos días aunque sean un poco melancólicos son de mis favoritos — dijo sonriendo se acercó al rubio lentamente tomando su mano — aunque seas menor que yo por varios años, aunque seas un chico y me negué en algún momento que tú pudieras gustarme — suspiro acariciando la mano sintiendo ya sus ropas pesadas de tanta agua — ¡Me gustas!, me gustas mucho más de lo que podría imaginar, así que quiero saber... ¿Quieres salir conmigo?, ¿Ser mi pareja?, ¿Ser sólo mío? — pregunto sonrojado.

— ¡Me encantaría! — dijo feliz abrazando a Eijirou.

— Bueno debemos irnos o nos podemos enfermar — dijo el pelirrojo mientras entraba al auto.

Puso algo de música para el trayecto, algo suave, cuando llegaron a su destino entraron directamente al departamento del rubio debían cambiarse o enfermarían además de aprovechar y limpiarlo. Se ducharon y Katsuki le presto algo de ropa a Eijirou, cuando estuvieron listos salieron y empezaron a tirar todo lo que incomodaba a Katsuki, al terminar se sentaron a descansar.

— ¿Cuándo cambiaras la cerradura? — pregunto tomando su mano.

— Mañana mismo — dijo tranquilo.

— ¿Vienes a dormir conmigo? — pregunto sonriendo sonrojando al rubio por como sono esa pregunta.

— ¡Eh! — soltó sonrojado.

— No pienses mal, sino que... pues no es bueno que estes aquí, menos solo... — dijo tratando de corregirse.

— Esta bien — sonrió.

Permanecieron en el lugar más de una hora para después irse al depa del pelirrojo y cenar, a la hora de dormir se acomodaron juntos en la misma cama, bajo las mismas sábanas, estaban nerviosos y no sabían porque sino harían nada. Se desearon buenas noches y cayeron rendidos en los brazos de morfeo bueno en este caso en brazos de su acompañante, su "pareja".


Continuara

La Infidelidad lleva a la FelicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora