Calentando motores
Estoy sola en la cama y, si no me equivoco, también sola en la habitación. Es domingo y le dije a Déniss de empezar hoy con el entrenamiento, pero creo que ya me estoy arrepintiendo. ¿Por qué soy tan vaga? Miro el móvil y la respuesta de Elah me saca una sonrisa:
"Gracias, gracias y mil veces gracias. Eres la mejor y esto no lo voy a olvidar en la vida"
Ojalá pudiera estar tan emocionada como ella, pero para mí, no es el entrenamiento en sí lo que quiero, sino, lo que puede llegar después y entrenar es más bien, algo por lo que tengo que pasar. Espero estar a la altura y que Déniss no se eche atrás. Tienes que ser fuerte Liv, la gente hace deporte y le gusta; a ti también acabará por gustarte. Leí en alguna parte que pasados veintiún días, el cuerpo se hace adicto a la adrenalina generada y que ya no puedes pasar sin él. Tendré que retomar las cruces en mi calendario y confiar en que eso sea cierto.
—¿Piensas quedarte todo el día en la cama? —su voz me llega desde el baño.
Está sumergido en la bañera, con el agua hasta el cuello y un montón de espuma cubriéndolo todo. Me recibe con una gran sonrisa y haciendo un gesto con la mano me invita a bañarme con él.
—¿Pensabas que nos íbamos a ir de aquí sin probar la bañera?
—Yo contigo ya no sé lo que pensar.
—Ven, está caliente.
Me meto sentándome en el otro extremo frente a él.
—¿No me das un beso de buenos días? ¿Qué modales son esos? Yo aquí esperándote con el agua caliente y tú... muy mal —dice en tono de reproche.
No puedo evitar soltar una carcajada. ¿Cómo lo hace para hacerme reír tanto? Me acerco hasta él y le doy un beso. Rápidamente me continúa el beso haciéndolo mucho más largo y húmedo. Me coge las piernas y las pone cada una al lado de sus caderas, quedando así sentada encima de él. Le rodeo el cuello con mis brazos.
—Buenos días Liv —me dice mirándome fijamente.
—Buenos días Déniss. Contigo siempre son buenos.
Me besa apasionadamente haciéndome despertar todos los sentidos a la vez. ¿Qué tendrá el agua que hace que todo fluya tan bien? Encajamos como si de un puzle se tratara y lo hacemos derramando media bañera y sin decir una sola palabra, simplemente hablando con los ojos. Nos quedamos un rato acurrucados. En muy poco tiempo ha conseguido llenar mi baúl de momentos tesoro. Desde la primera vez que nos vimos fue como si tuviéramos una conexión especial. A la hora de hablar, de mirarnos, del sexo... todo. Fue como si estuviéramos destinados a encontrarnos aunque no sé muy bien si creo en el destino.
—¿Crees en el destino? —le pregunto rompiendo el silencio.
—No del todo. Creo que cada uno se construye su futuro según los pasos que da, las decisiones que toma y las que no toma. Pero hay una parte que queda sujeta al azar y ahí no sé muy bien que creer. A veces ocurren cosas que dan que pensar si todo estará escrito en alguna parte. ¿A qué viene esa pregunta?
—Estaba pensando la forma en la que nos conocimos y lo intenso que ha sido todo. Desde la primera vez, he sentido una conexión especial y no sé si será cosa del destino o de qué, pero me gusta.
—Vaya, mira quien se ha levantado hoy habladora y sin miedo a decir lo que piensa —dice visiblemente contento.
—Cállate.
Le salpico agua a la cara y comenzamos una guerra acuática que acaba con la otra mitad de agua en el suelo. Déniss se viste y baja a por algo de comer. Hace un día estupendo y estaría genial comer fuera, hacer una especie de picnic. Conforme van pasando las horas, se acerca el momento de irnos y me entristece dejar todo esto. Pero ya ha sido demasiado estar aquí y me voy más que satisfecha con lo vivido. De momento no me ha dicho nada de entrenar y no sé si debería preguntarle o dejarlo pasar. Igual me está poniendo a prueba para ver cómo estoy de comprometida y la estoy fallando. Nos vamos andando por detrás del castillo subiendo la montaña, en busca de algún claro donde comer. Por fin, llegamos a una explanada soleada rodeada de árboles. Déniss ha cogido mucha comida variada y una botella de vino. Nota mental de cosas que quiero en mi vida: un castillo, cocineros, un lago, una biblioteca, vino y él; casi nada.
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Vuela conmigo (Bilogía "Alas negras" nº1)
RomanceCuando Liv se muda a Trasov Vil, una ciudad situada al norte de Rumanía, lo hace con el objetivo de trabajar en una de las mejores bibliotecas del continente y cambiar por fin, su estilo de vida. Pero pronto descubre, que esa ciudad tiene mucho más...