Capítulo 13: Los baños son un buen lugar

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Los baños son un buen lugar

Me arreglo a conciencia. Una buena ducha, unas ondas en el pelo, las uñas y elijo un vestido gris ajustado con algo de escote y una chupa de cuero. Quiero que me vea radiante y así me siento yo.

—Estás buenísima. —Me desnuda con la mirada.

—Gracias, tú también.

Lleva un pantalón vaquero y una camisa blanca. Es increíble que con dos prendas tan básicas, pueda estar tan atractivo. En un breve y agradable paseo, llegamos al caribeño. Es un local pequeño con la fachada de color turquesa y negro. La entrada está rodeada por dos barras estrechas donde la gente se toma un cóctel mientras esperan mesa o simplemente pasan el rato. Suena una animada música de ritmos latinos y el sitio está a tope. Apenas hay luz, solo las velas que están repartidas por todos lados y las luces de colores que iluminan las botellas de la barra. Una chica de piel morena se acerca a nosotros con una gran sonrisa y nos dice que nuestra mesa estará lista en diez minutos. Mientras tanto, nos ofrece la bebida típica de allí. Lleva coco, lima, unas hojas de menta y bastante ron.

—¿Qué te parece el sitio? Es original.

—Me gusta, muy tropical. Este cóctel está riquísimo.

—Bebe despacio o se te subirá a la cabeza.

—Hasta el lunes, no vuelves a ser mi entrenador, así que puedo hacer lo que quiera y tú no puedes hacer nada para impedirlo —le desafío.

—Me parece justo —dice sonriendo—. ¿Qué tal la primera semana de entrenamiento?

—Dura, pero ahora después de seis días ya casi no tengo agujetas y creo que le estoy pillando el gustillo. ¿Tú cómo me has visto?

—Mejor de lo que esperaba, pero se nota que no has hecho nada de deporte en tu vida. Vas a tener que trabajar duro si quieres llegar al nivel.

—Lo haré.

La camarera nos invita a pasar a sentarnos. Es una sala llena de mesitas de madera color turquesa. La música está un poco alta, pero está bien para hablar sin que nadie nos oiga. Nos dejamos aconsejar para elegir los platos sin saber muy bien si nos gustarán, pero todo tiene una pinta alucinante.

—Siempre aciertas con los sitios.

—Me gusta descubrir lugares nuevos. Tenéis infinidad de cosas para elegir qué hacer, de ocio, para comer... Esa es otra de las cosas que me gusta de aquí.

—¿Allí no hay?

—Muy poco y muy diferente. No tiene nada que ver con esto.

—¿Qué haces mientras no estás conmigo?

—¡Comienza la ronda de preguntas! —dice dando unos golpes sobre la mesa a modo de redoble de tambor—. Mientras no estoy contigo salgo a correr, entreno a otros reclutas, como, descanso, leo... ¿Qué piensas que hago?

—No sé, ¿quedar con Dex, la diosa del Olimpo?

Déniss suelta una gran carcajada, pero a mí no me hace ninguna gracia.

—¿Qué es eso de la diosa del Olimpo?

—Así la llama Elah, creo que está coladita.

—No, no quedamos. Ella tiene sus reclutas que entrenar y también le gustará hacer sus cosas. Bastante tiempo nos vemos allí.

—¿Has estado con ella?

—Liv, ¿por qué siempre me haces esas preguntas? ¿Qué más te da?

—Mucho. Me da igual si soy una celosa, lo acepto, nadie es perfecto. Además, tú también admitiste estar celoso del chico de los tatuajes.

Déniss hace una pausa y toma aire.

Vuela conmigo (Bilogía "Alas negras" nº1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora