Capítulo 14: De agua y otros mundos

48 2 0
                                    

De agua y otros mundos

Por primera vez, me despierto antes que él y evito moverme para no despertarle. Lo repaso con la mirada una y otra vez y a cada repaso me parece más perfecto. Sus labios, sus ojos, su piel. Es sexy, tierno, inteligente, divertido, alocado... y en breve se volverá a ir. Y lo más probable es que esta vez tarde más en volver. Anoche me dijo que no tenía intención de estar con nadie más ¿hablaría en serio? Aunque eso me tranquiliza bastante, no puedo evitar pensar que quizá no sea cierto. Y no es que no confíe en él, más bien entiendo su naturaleza, su forma de vivir y de pensar.

—He sentido que me estabas mirando —me dice nada más abrir los ojos.

—Cuando me despierto, nunca estás. Tenía que aprovechar.

—¿Y? ¿Ronco? ¿Duermo con la boca abierta?

—Estabas soñando. Movías las cejas y los ojos. ¿Qué soñabas?

—No me acuerdo, alguien me miraba fijamente y me ha hecho despertar de forma siniestra.

Me arranca la primera carcajada del día y él también se ríe. Me da un beso y pide el desayuno desde la cama.

—Bueno Liv, ¿qué quieres hacer hoy? Siento tener que decirlo pero el viernes me marcho y no sé cuándo podré volver. Te dejaré todo un plan de ejercicios diarios. Esta semana te enseñaré a hacer los nuevos y la forma de hacer los circuitos; así estarás entretenida hasta que regrese. Y recuerda que quiero ver progresos. Para cuando vuelva, ya deberías haber superado el entrenamiento en grupo y si todo va bien, comenzaríamos la fase C, la lucha simulada. ¿Te parece bien?

—Me parece perfecto. ¿Sabes cuánto tardarás? Es horrible no tener ni idea de cuánto tiempo tengo que esperar.

—Esta última vez he vuelto demasiado pronto, así que creo que no antes de tres meses.

¡Tres meses! Aunque desde mi punto de vista es mucho, si pienso en los riesgos que corre, me parece muy precipitado.

—¿Estarás bien cruzando tanto de un lado a otro?

—Eso espero —dice pensativo—. Ya no te hablaré más de trabajo ¿de acuerdo? Así que dime, ¿qué te apetece hacer?

—Bueno, por mí me quedaría aquí contigo todo el día sin hacer nada. Siento no tener pensado un plan súper aventurero.

—Nos podemos quedar aquí. El hotel tiene una zona de spa, con jacuzzis y piscinas de agua caliente. ¿Te apetece un baño?

El desayuno toca a la puerta y lo disfrutamos en la terraza entre risas y conversaciones. Creo que nunca he hablado tanto con nadie. Y eso que solo digo en voz alta la mitad de las cosas que pienso. Déniss me habla de su padre. Dice que nunca lo llamaba papá, que desde pequeño empezó a llamarlo Walt y así siguió haciéndolo.

—¿Alguna vez te has preguntado qué hacía tu padre aquí? Puede que conociera a alguien o quién sabe cuántas cosas más.

—Seguro que conoció a alguien, era un enamorado de este mundo. Imagino que investigó, comparó, descubrió cosas, planeo su vida... Me dejó una nota con los datos del banco y la cuenta donde me guardó el dinero. También estaban los nombres de los hoteles donde tenía sus habitaciones. No sé cómo consiguió el dinero y creo que prefiero no saberlo. Poco a poco las fui vendiendo todas, menos esta. Con una tengo más que suficiente. Después, en letras grandes y entre signos de exclamación escribió: "¡Prueba el chocolate!"

—¿El chocolate? —digo sorprendida.

—Sí, primero el banco, segundo los hoteles y tercero el chocolate. Ese fue su manual de instrucciones.

Vuela conmigo (Bilogía "Alas negras" nº1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora