Capítulo 17: Proyecto de atleta

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Proyecto de atleta

Sábado, 4 de octubre y mi calendario lleva dos semanas sin cruces. Caigo en la cuenta de que puede que me tenga que comprar uno nuevo para el año que viene y que él aún no haya vuelto, pero intento borrar esa idea de mi mente. Va a volver. Tiene que volver. ¿Voy a tachar de nuevo los días o eso hará que pase todo más lento? Decido esperar. Sylvia y Elah duermen y por primera vez en toda mi vida, me apetece ir a correr ¿Qué me está pasando y quién es esta nueva Liv? Me preparo un buen desayuno a base de café, pan y fruta y hago tiempo para ver si Elah se despierta.

—Elah —le susurro asomando la cabeza entre la puerta—. Elah despierta, voy a ir a entrenar ¿te apuntas?

—¿Qué hora es?

—Las diez, te he preparado el desayuno. Venga, vente conmigo que si no tendrás que ir luego tú sola.

—Ya voy —resopla de mala gana.

Siempre he vivido esta situación al contrario, pero por una vez, está bien saber lo que se siente en este lado. Puede que sea que necesite descargar energía, frustración, pensamientos... puede que mi cuerpo se esté acostumbrando al ejercicio y de algún modo lo necesite, pero en cualquiera de los casos, me alegro de que sea así. Elah tarda cinco minutos en salir, devora el desayuno totalmente ensimismada y rápidamente estamos en la calle.

—¿Dónde vamos a entrenar? El parque donde voy con Déniss está muy retirado.

—Vamos al mío, está cerca. Pensaba que todos entrenábamos en el mismo sitio.

—Por lo visto no, supongo que cada uno lo hará a su manera. ¿Te has leído los apuntes? ¿Lo tienes todo claro?

—Creo que sí, tengo hasta un cronómetro, así que no tenemos excusa. ¿Estás lista?

Sin la presencia de Déniss, es más difícil mantener el tipo y no darse por vencida a la segunda vuelta, pero correr en compañía ayuda. Supongo que mal de muchos, consuelo de todos. Elah está muy motivada, se nota que el deporte es algo habitual en su vida y lo hace encantada.

—¿Qué te parece si nos ponemos un horario? —me dice una vez hemos terminado—. El fin de semana por la mañana y de lunes a viernes por la tarde. Cuando salgas de trabajar te espero en el piso.

—¿Y los miércoles? Yo trabajo hasta tarde.

—Los miércoles podemos descansar. ¿Qué te parece?

—Me parece bien, está claro que controlas de esto más que yo, así que me dejaré guiar por ti. Déniss me dijo que si nos esforzamos, puede que pasemos directamente a la fase C, la lucha simulada. Nos saltaríamos el entrenamiento en grupo que es lo que tenemos que conseguir hacer tú y yo y así, para cuando vuelvan, empezará la parte divertida... espero. ¿Crees que seremos capaces?

—Seguro que sí, lo ha dejado todo muy bien explicado y yo de pequeña hice taekwondo, así que lo tengo todo controlado.

Elah hace posturas de lucha y me hace reír. Me tranquiliza ver que alguien sabe de qué va la cosa. El resto del día me lo paso en la cama intentando no pensar. Algo imposible en mí y menos en situaciones como esta. Por primera vez, abro el libro que cogí "prestado" del castillo. Para no sentirme tan mal, me digo a mí misma que con lo que debió costar reservar aquello, el libro iba incluido en el precio. "Leyendas de todos y de nadie". El índice deja ver dieciocho títulos de lo más estimulantes:"El Monte Negro", "Un barco a la deriva", "El diablo en una silla", "La habitación azul", "Una cueva sin salida"... En la mayoría de libros que empiezo, me gusta leerme el último párrafo. Es una forma de intentar hacerme una idea sobre el libro y luego, tras haberlo leído, darme cuenta de que nada tiene que ver con la primera impresión, al igual que todo en la vida. En este caso, como son relatos cortos, empezaré por el principio. El aura de misterio e intriga me atrapa desde la primera página y la forma en la que está escrito, hace que me guste mucho más. Miro el año de publicación, 1860. Eso fue hace demasiado tiempo y de ahí, lo especial que es. Elegí bien al traérmelo conmigo. Cuando llevo leídos los nueve primeros relatos, tengo que parar. Demasiado intenso para leerlo en un único día. Hoy solo es el primer día sin él y me decido a hacer la primera cruz. Bueno Liv, aquí estás otra vez, tú, el calendario y la temida espera. El domingo por fin, después del entrenamiento, Sylvia está en casa.

Vuela conmigo (Bilogía "Alas negras" nº1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora