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Es después de un largo rato de reflexión, observar su cicatriz (bueno, cicatrices) y peinar su cabello cuando sale del baño.
Shiro está en las escaleras, de pie, apoyado en la barandilla.
Siente la presencia de alguien detrás de él.

-Shiro... - murmura Keith, menos agotado.

-Keith, estás bien. -mira su hombro. -Menos mal...

-Si, tranquilo. -sonríe y mira su hombro. -El príncipe y el señor Corán me han ayudado. -Shiro asiente lentamente.

-Ya veo. -observa su rostro. Se le nota gastado. -Deberías ducharte o acostarte. Yo me encargo de tus tareas.

-Pero el príncipe... -Shiro niega.

-Yo me encargo también de él. -Keith siente una pequeña punzada de dolor al oír eso. ¿Como que se encarga de él? ¿En cuantos sentidos? Es Keith quien se quiere encargar de Lance. Es decir, es su guarda ¿no? Tiene que hacer cosas de... de guarda. -Ves a la cama, yo les aviso.

-Está bien... -no tiene otra opción que irse a su cuarto, muy a su pesar.
Keith termina en su respectiva habitación, tumbado, con el pelo húmedo pegado a la cara y la nuca.
No sale de allí hasta 3 horas más tarde, la hora de comer.

Lance se encuentra en el despacho de palacio.
No, no ha tenido ni un sólo encontronazo con Shiro. Ni se lo ha cruzado.
Tiene delante suya el estúpido discurso que se tiene que saber de cabeza. Lo repite en voz baja numerosas veces.
Pasa sus dedos por su cabello y suspira. Cierra sus ojos.
Respira hondo.
Huele a su niñez.

Unos pasos pequeñitos se aproximan hacia el despacho.
Se pone de puntillas y sus manitas alcanzan el pomo de la puerta. Detrás de ella ve a su padre sentado en la mesa, con una pluma en la mano.

-Pero bueno. - murmura el hombre de pelo de color nieve y piel morena. -¡Se ha colado un intruso! -Lance se echa a reír y corre hacia su padre. El mismo se coge entre sus brazos y le sienta en sus piernas.

-Papá, tengo hambre. - murmura mientras acomoda su cabeza en su hombro. Alfor se echa a reír y abraza al pequeño.

-Y para eso vienes hasta aquí, enano... Avísale al señor Corán.

-Me da miedo. - murmura en voz baja. Alfor sólo puede reír ante las ocurrencias del menor.

-Pero como te va a dar miedo el señor Corán.

-El... el... -señala la zona del bigote.

-Es un hombre bueno Lance. Siempre tan desconfiado. -alborota el pelo del niño. -Algún día estará bajo tus órdenes, y si le tienes miedo no vamos a ningún lado. -le coloca de forma que le mire a la cara. -Tienes que prometerme que serás fuerte. ¿Vale? -los mares de Lance se dirigieron a los de su padre. Ambos se miraban a los ojos.

-Vale. -sonríe.

-Algún día serás rey hijo. Tienes que ser fuerte.

Lance se limpia la mejilla. Sorbe por la nariz y aparta el discurso de su lado.
Se levanta de la silla y mira las fotos de sus padres.
Sonríen todos.
Son fuertes
Como él. Él también es fuerte.

Tras un rato del tranquilidad, Lance decide que es hora de bajar a ver al resto de la población.

- Allura. -su hermana, sin si guarda detrás, se gira hacia su hermano. -¿Y Romelle?

-En su casa, supongo. - murmura su hermana, quitándole importancia.

-Ya, digo si viene. -dice un poco más serio.

-Ah... no. No viene.

-¿Y eso?

-Pues que no viene todos los días. -dice en una pequeña risa. -¿Ya te has enamorado, tontito?

-No lista. -dice rodando sus ojos. -Es muy pronto.

-No tanto. -murmura en voz baja. -Sabes que dentro de nada tendrás que tener un reina para poder "gobernar".

-Aún queda para eso...

-Queda, pero el tiempo pasa Lance. Y no va despacio. -suspira y le da la espalda. -Keith acaba de salir hace un rato de su cuarto. - Lance abre sus ojos. Ya se había olvidado totalmente de él. De él y su hombro.

-Voy. -y sin muchas palabras, se esfuma de alli, dejando a Allura hablando sola.

-Está en... - se gira y rueda sus ojos. -Es un crío...

Lance tardó como media hora en encontrar al galra. Sentado. Con un trozo pequeño de melocotón en la mano.

-Eres difícil de encontrar cuando te lo propones. -dice entre suspiros. De sienta a su lado con cara algo seria.

-Hola Alteza. Perdone. Estuve ayudando con la colada y me dejaron tomar fruta, y...

-Déjalo. No pasa nada. - Lance levanta la vista hacia su hombro. -¿Estás mejor? -Keith asiente.

- Si Alteza. Gracias por la cura. -el alteano sonríe.

-No es nada. Es lo mejor que te pueden aconsejar con una herida. Mejor que la quintaesencia no hay nada. -sonríe y suspira. Keith, por educación y tal vez no sólo educación, mira hacia Lance.

-¿Y vos? -Lance frunce su ceño. Gira su rostro hacia él. -¿Estáis bien?

- Si... -pestañea confuso. -¿Por qué no iba a estarlo?

-No digo que no lo esté. Sólo quiero asegurarme de que se encuentra bien. - Lance sonríe ligeramente. Alza la vista a el cielo.

-Si, estoy bien, creo.

Una vez más a Lance se le escapa uno o varios latidos de más.
Y no tiene por que.
No por el galra de su guarda.
Por que es suyo, claro.

Si, alteza. // Klance Galtean! AU  [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora