El sol brilla en todo el agua. Se ve traslucida. Las pocas olas que hay bailan junto a la luz del sol.
Son las ocho de la mañana y el cielo esta impecable. La brisa que corre por dicha zona es maravillosa, y mejor es cuando estas desnudo en plena playa.
Es ajetreo de las olas rompiendo en la arena les ha llevado a una dimensión de la que les costará salir en toda su vida.
Lance abre lentamente los ojos. Sigue sobre Keith. Bueno, quien dice sobre él dice con una pierna encima y la cabeza en su hombro. Están sobre la arena, y el sudor les ha jugado una mala pasada. Se incorpora con sus brazos y mira a su alrededor. Ni un alma.
Sólo Keith, tumbado, con el pelo en la cara y el cuerpo algo húmedo por el sudor. Besa su mejilla y susurra contra ella.-Keith... -el galra aprieta sus ojos. Cuando los abre tiene delante suya un ángel de piel bronceada y marcas celestes en las mejillas. Hablando de esas marcas... ahora con tan sólo mirarle relucen. Y al besarle brillan con intensidad. Y al follar, con perdón, casi echan chispas. -Voy a bañarme. Deberías hacer lo mismo. -Keith asiente. Besa sus labios. Hablan en voz baja, y para ambos es lo más sexy del mundo.
Lance sonríe y se levanta con el mayor cuidado del mundo.
Se dirige a la orilla y se mete en el agua lentamente, quitándose la arena del cuerpo. No le da miedo sumergir todo el cuerpo, cabeza incluida. Saca su cabeza, coge aire y peina su pelo. Keith sigue ahí.
El alteano, con su dedo índice, le indica que se acerque. Keith sonríe y se levanta. Si, ambos van desnudos.
Que más da. Las vergüenzas entre ellos han desaparecido prácticamente.
Keith se mete en el agua y tarda poco en acercarse a Lance. Se acomoda en sus muslos y abraza su cuello.-Buenos días. -susurra el galra.
-Buenos días gatito... -Keith bufa en sus labios.
-¿No te cansas?
-¿De ti? Para nada. -y cogiendo sus mejillas funde sus labios en los ajenos. Keith, tras intentar ser el quien lleva el ritmo, se separa con una sonrisa. -¿Que tal llevas... ya sabes...? -Lance baja su mirada hacía su cintura. Keith le imita y mira si propia cintura, su vientre bajo. Habla de su culo.
-Ah... eso... -ríe y peina su pelo tras su oreja. Las puntas están en el agua. - Me duele un poco pero... bien... -Lance sonríe. Besa sus labios y en ellos susurra de nuevo.
-Hacía mucho que no era el de arriba... -dice con una sonrisa. Abraza a Keith y pega su frente en la ajena.
-¿Me quieres sólo para eso?... -Keith mira con una sonrisa maliciosa al alteano. Lance levanta sus ojos confuso.
-Claro que no. Pero por quien me... - Keith está sonriendo. -Muy gracioso... -abraza de nuevo al galra y besa su cuello varias veces.
Se quedan allí, en el agua, besándose cada tramo de piel entre risas, comentarios y sonrisas.Y entonces Keith vuelve a la realidad.
-Oye... deberíamos volver... a estas horas lxs criadxs empiezan a salir y Shiro... - no puede decirle nada de él. - ...si no me ve se preocupará.
-Es verdad... -Lance suspira. -Pero se está tan bien... -Keith suspira y empieza a andar. Lance se tira a su espalda y se abraza a su cuello. -Un poco más. Un poquito nada más...
-Siempre dices lo mismo.
-¡Y siempre acaba todo genial, siempre es buena idea! - Keith ríe y niega. Lleva a Lance en la espalda.
Acaban vistiendose entre bromas.
Y acaban volviendo a Palacio con cuidado con la capa. Cogidos de la mano, casi de forma involuntaria.Y llegan al portón. Lance trepa la verja, pero Keith le frena tirando de la capa. Está mirando al interior del jardín. Y su cara no es la mejor.
- Alteza... -susurra. -Déjelo... ya da igual. -Allura está ahí, con los brazos cruzados, mirando a Keith desde la puerta del Palacio. El portón de metal se abre. Lance aparece y los ojos de Allura se abren. Lance entra en el interior, delante de Keith. Camina hacia Allura, serio y algo temoroso.
-¡Lance! -la albina se acerca hacía él a paso acelerado. -¿Que demonios te crees que haces? Dónde... ¿dónde narices estabas? -Lance suspira.
-Hemos ido a dar una vuelta. Nada más. Keith iba conmigo.
-¿Con que permiso, Lance? ¿Con que permiso? - el alteano coge aire y lo tira.
-Allura por Dios...
-¡No, de Allura nada! -la albina se cruza de brazos. Lance baja la mirada. -Lance, quedamos en que nada de salir de Palacio así por que sí. Y a las doce y media. -Lance frunce el ceño. Keith siente un vacío en su estómago. Shiro permanece a su lado, firme y serio, y le ha dirigido una mirada a Keith helada y sanguinaria. El galra agacha su cabeza tras tragar saliva.
-¡No fui a las doce y media! ¡Además, y a ti que más te da si yo quiero salir y...! - Keith da un paso adelante.
-Princesa, la culpa es toda mía. -Lance mira a Keith con el ceño fruncido, apenado y asustado. Niega lentamente. -Yo fui quien le ayudó a salir. Es mi culpa. Os pido que si en alguien ha de caer un castigo sea a mi... -Allura mira a Keith apenada, igual que Lance. Pero por su actitud. Suelta el aire y mira a Corán. El hombre del bigote agacha su cabeza. Allura mira a Shiro. El galra toma la voz.
-Tomaremos una decisión en común, ya que tú sigues estando a mi cargo de alguna manera. - Keith traga saliva y asiente. Lance niega.
-No no, no podéis castigarlo sólo a él. O sea... él quería mantenerme seguro, nada más.
-Pero ha incumplido las normas. Y sin él no habrías salido. De ser así se te cae el pelo. -murmura Allura. Lance frunce el ceño.
-¿Y tiene que pagarla él?
-Ya van dos veces. Y no vamos a permitir una tercera... -Allura suspira. -Vamos Keith, tenemos que hablarlo. -la albina espera a que el galra de un paso. Keith asiente y sube las escaleras. Lance se queda ahí, en la entrada de palacio, junto a Corán.
-¿Estáis bien, príncipe? -murmura Corán con tacto y a buenas.
-Si, genial. -murmura irónicamente Lance.
Bufa y sube las escaleras.
-Voy a mi cuarto. Comunica que no puede entrar nadie sin mi permiso. - Lance sube las escaleras apretando la barandilla de madera con sus dedos.Son las nueve y pico de la mañana.
El día no puede "empezar" de peor manera. E imaginar que hacía minutos y horas estaban ahí, en ese paraíso, riendo y besándose como si la vida les fuera en ello...
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Si, alteza. // Klance Galtean! AU [FINALIZADA]
Fanfic-¡Por favor, Allura, no me hagas esto! -el albino se dejó resbalar por el vestido de la chica. -¡Puedes quitarme los modistas, o el tocador... pero por dios no me dejes en manos de ese galra! -Lance, palacio ve conveniente esto. Deja de lloriquear y...