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Ni una sola palabra. Ni una mínima palabra en todo el trayecto. Lance tiene la mano ancha de Keith entre sus dedos. Ambos tienen el paso acelerado.
Al menos los murmullos ya han cesado. Pero no la rabia y la angustia de Keith.
Siente que en algún momento va a perder por completo los estribos.
Lance le apreta la mano con la misma fuerza que no hace Keith. Sabe que no lo hace por cariño o peligro.
Lo hace por rabia y miedo.
Llegan a las verjas. Lance se preocupa de dirigirse a una de las esquinas de Palacio, una de las que están cubiertas por los árboles. Sube con cuidado. Alguien se le adelanta. Keith sube con la mirada oculta por la capucha. Lance le ve marchar a paso lento y muy muy íntimamente. Más que Shiro. Y eso para él y bastante.
Lance, tras tragar saliva y ver los alrededores, camina tras él.

-Keith. -susurra. No hay respuesta. -Keith oye. -le coge la muñeca, pero no dura mucho. Keith se libra de el en un movimiento brusco. Lance empieza a sentir miedo. Ahora si que tiene miedo al galra. Keith frena en seco y ladra su cabeza de forma que le pueda ver la cara. Bueno, antes se baja la capucha. Debe tener en cuenta que no está en su casa, está en palacio y además junto al príncipe. -Eh...

-Perdone Alteza. -susurra el galra en un tono que eriza la piel de Lance. El alteano frunce el ceño y niega.

-No, sólo... estaré arriba. Descansa. - murmura el de mayor prestigio. Keith vuelve a desviar su rostro. Se dirige al baño que esta en esa misma planta y se mete en él.

Lance le imita, pero en su cuarto. Se mete en su baño y se mira al espejo. Se lava la cara y mira la pila fijamente.
¿Todos los galra reaccionan así? ¿Por qué no puede sacar de su cabeza Sus ojos dorados? Es que tiene grabada esa mirada a fuego lento. Se sabe el tono de sus ojos. Es dorado. Es oro. Tan dorado y tan oro como el atardecer. Mierda. Les tiene miedo pero se quedaría toda una vida mirándolos.
Espera... ¿qué?

-Dios... -murmura el alteano. Que chorradas piensa. No es para tanto... ¿no? Tal vez eso le pase también con Shiro... en algún momento...
Se lava los dientes y se sienta en la cama. Pero claro... no tiene su caso de agua. Otro viaje hacia la cocina.
Baja las escaleras y entra en la cocina. Llena un vaso de agua y vuelve a subir. Pero su camino se ve interrumpido por un cuerpo que va en dirección contraria. Es Keith. Y tiene los ojos brillantes, con una capa acuosa.
Se presenta un silencio incómodo entre ellos. Keith es quien lo rompe.

-Buenas noches Alteza. -el galra se aleja de él. Pero Lance no le deja.

-Keith. -el galra sigue su camino a su cuarto. Están hablando en susurros. -Ven a mi cuarto. Es una orden. -dice en voz baja, en un tono tan suave que podría dormir a un niño. Lance es el primero en ir hacia allí.
Keith aparece tras varios minutos. Lance no le dice nada. Sólo cierra la puerta tras él.
-¿Quieres... agua? - murmura el alteano. Vaya pregunta de mierda, piensa.

-No Alteza. -Keith tiene la voz más ronca y más grave. Eso hace que Lance, por razones que él mismo desconoce, se estremezca. -Debería...

-Deja de decir que debería Keith. -Lance rueda sus ojos. Se sienta y le indica sentarse. -Tienes los ojos llorosos. -sentencia Lance. Keith suspira. Y es cuando intenta hablar cuando sus labios se pegan y generan una curva rota. Lance presencia algo que no había visto hasta entonces: Keith se estaba rompiendo.
Vale, no tiene mucho tacto con él, y le conoce muy poco, pero sabe que algo no va bien. No cuando ve como su cabeza se agacha y de su mejilla cae una lágrima. -Keith. No Keith oye... -Lance frunce el ceño. No sabe que hacer. Por dios que no llore. Que no esté llorando.

- Alteza yo... estoy bien. Debe dormir. -Keith trata de levantarse. Lance no le deja. Coge su brazo y le hace sentarse de nuevo. -Lance... -el momento en el que Keith le llama por su nombre sabe que no puede más.

- No puedes irte así. -Keith levanta sus ojos hacia Lance. Y ahí viene.
Ahí está. Lance siente su alma destruirse. A Keith le caen lágrimas desde los ojos hasta la barbilla, hasta el mentón, por sus pómulos remarcados. Lance frunce su ceño preocupado.
-¿Estás bien? -es lo único que puedeN reproducir sus labios. Keith frunce el ceño. Vuelve a agachar la cabeza. Niega muy muy lentamente.
Son las 2 de la mañana. Keith está roto. Lance está delante suya. No entiende ni como ni cuando ha dejado colarse a ese galra en su cuarto y le ha dejado bañar sus sábanas con sus propias lágrimas.
Keith no abre la boca. No puede. Limpia uno de sus ojos. Lance decide comerse su orgullo y abrazar a Keith. El galra deja su cabeza sobre su hombro. Lance pasa sus dedos por su pelo.
Vaya... ¿esa melena detestable siempre ha sido tan suave? Por que lo es. Mucho.
Lance cierra sus ojos y coloca su cara en su hombro. Huele bien. No huele a alcantarilla. Huele a limpio, a hogar, a frutas y a circo. A incienso, a noches de luna llena y, tal vez, a su propio sudor.
Keith no deja de sacudirse debido a los pequeños hipidos que tiene. Lance no se atreve a peguntar.
No quiere. No quiere oírle la voz rota. Prefiere que esté callado. Ambos.
Ambos callados con la luz de la Luna colandose por su ventana.

Son las dos y cuarto de la mañana. Las sábanas tienen pequeñas gotitas de las lágrimas de Keith.
Nadie ha contado que Keith, después de meterse en el baño, ha querido borrarse de la piel sus genes galra. Aún se pregunta por que él. ¿Por qué galra y no alteano, u otra especie? Se siente minúsculo. Nadie. No se siente nadie.
Se siente alguien con las manos llenas de sangre, un asesino.
En ese baño Keith ha llorado en silencio, de espaldas al espejo para no ver sus ojos dorados de galra y su piel de galra. Sus facciones de galra, su pelo de galra y sus colmillos galra. De haber sido el espejo del Imperio galra le habría pegado un puñetazo a su reflejo. Pero está en Palacio. Por que es un galra exiliado bajo las órdenes de alteanos con prestigio.
Por que no es nadie.

En ese baño hay lágrimas y suspiros desesperados.
Igual que en la cama de Lance.

-Quédate. - murmura Lance cerca de su oído. -Duerme aquí. -dice mientras acaricia su cabello, masticando su orgullo y tragándoselo. Keith asiente lentamente con su cabecita.

Ahora está con los ojos cerrados, abrazado a Lance.
Por que ahora no es él quien abraza.
Ahora es el quien es abrazado.
Por que lo necesitaba.
Aunque sabiendo de Lance, todo sería un acto de bondad y pena.
Mañana volverá a mirarme por encima del hombro, piensa.

Igual Shiro tiene razón y es caprichoso.
O igual lleva razón su corazón, que está chocando con fuerza contra su pecho al sentir el calor de sus brazos y de su cuerpo cerca de él.

Quiero volver a casa, piensa apretando los ojos y aguantandose más lágrimas.

Si, alteza. // Klance Galtean! AU  [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora