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Keith se queda en el cuarto.
Lance sale fuera con cuidado. Allura está con los brazos cruzados frente a si puerta.

-¿Que? -el alteano frunce el ceño.

-Eres un cerdo.

-Si, vale... -el alteano suspira. -¿Querías... solamente interrumpirme o...? -bufa y muestra su horario.

-Tu horario. Quiero verlo. -el alteano bufa.

-No pienso entrar. -no lo va a hacer por Keith.

-Vale, muchas gracias. -la albina se gira de mala gana.

-¡Pero dime que pasa!

-¡Que no me cuadra nada, eso me pasa! -Allura bufa y conduce sus dedos a su sien.

-Relájate tía...

-Lance. - mira a su hermano. -Mi horario está mal. No... no está bien.

-A ver, creo que eres capaz de tomar decisiones de forma individual...

-Ya, y... ¿qué significa esto? -le muestra su horario. Es un papel color beige donde hay impresa una tabla con horas y cosas. En uno de los días pone "reunión". Lance frunce el ceño.

-¿Con quien?

-¡Y yo que se! -bufa. - No puedo tener una reunión con alguien que desconozco. -mira el suelo. -Es... es imposible... no entiendo... -Lance suspira.

-Allura.

-Es que no hay nadie. No siquiera en el Reino de...

-Allura. -su voz se hace más presente. -Deja de tomarte tan a fondo los horarios. Cuando sea esa reunión será. Déjalo fluir y ya.-Allura rueda sus ojos.

-Fácil decirlo para ti. Tú en seguida dices 3 tonterías y conquistas a la mesa.

-No te digo que no... -el moreno sonríe. - Pero no es lo mismo que tú. Deja de comerte la cabeza. Averiguaremos de que trata. -Allura suspira.

-Vale. - la albina baja las escaleras con el horario en la mano.
Lxs modistas ya se han ido.
En el cuarto de Allura sólo queda Shiro.
El príncipe se gira y antes de abrir la puerta escucha una voz.

-Principe Lance... -escucha un canturreo. Es Shiro. El moreno se gira sonriendo.

-Hola Shiro.

-Ya no me dices apenas nada. -el galra se acerca al mencionado. Lance sonríe.

- No tengo por que. - murmura con una sonrisa. El galra mayor ladea su rostro buscando el ajeno.
Y Lance lo esquiva retrocediendo su rostro.

-Hey... -susurra Shiro sonriendo. -Vamos... -Lance niega.

-Que...

-¿Ya no vamos a... ya sabes...?

-Shiro... -Lance sonríe y susurra. - ...vete a trabajar, por favor. -sonríe Lance. Y con una sonrisa en los labios, entra en su cuarto.
Shiro se queda mirando la puerta.
Algo no le cuadra.
El príncipe no se negaría a un polvo. Sabe como es.
Algo le falla.

Lance entra al cuarto.

-¿Keith? -murmura. La puerta se abre.

-¿Qué ha pasado? ¿Se ha dado cuen...? -Lance acuna su rostro en sus manos y acerca sus labios a los ajenos. Keith responde como puede, le ha pillado de golpe. Conduce sus manos a sus hombros. El castaño rie en mitad del beso.

-Todo bien. - murmura. Besa sus labios de nuevo de forma corta.

-Alteza... -otro beso. -Alteza... -Keith se echa a reír de forma inevitable. -Alteza debo... ir a trabajar... -el príncipe se separa.

-¿Ya?

-Llevo casi 2 horas enteras con vos. - el alteano rueda sus ojos. Y antes no quería tenerle ni 5 segundos...

-Vale... vete... -el galra sonríe. Besa su frente.

-Nos vemos esta noche. Doce y cuarto. -Lance asiente.

-Y en la cena.

-Y en la cena... -el galra sonríe. Le guiña el ojo y sale del cuarto. Otro guiño.
Y allá va el corazón de Lance. Y sus marcas. Si fuesen bombillas habrían estallado hace bastante.

Y Keith sólo puede trabajar pensando en Lance.
Se encuentra en el exterior, limpiando vetanales por fuera. Tiene un poco de polvo y cuanto más brillen, mejor.
No ha visto aún a Shiro.
Lance, en cambio, no deja de pensar en Keith y sus manos. Y sus labios. Y sus ojos. Y su sonrisa. Y su blanca dentadura. Y su cuerpo. Y su culo. Y sus piernas. Y su cuello...
Todo vaya. Piensa en toda su persona.
En él y en la maldita ceremonia.
Queda menos de una semana.
No quiere que llegue la semana que viene.
Quedan... ¿7 días si llega?
No quiere que llegue el día. Está así todo mejor.

Lo que si llega es la cena.
Keith está colocando platos en la mesa del salón.
Lance se acerca a su hermana. Está mirando un punto fijo en la mesa.

-Hey. -Allura le mira.

-Déjalo ya. -Allura tira el aire por la nariz lentamente.

-Aún sigo sin entender nada... -la albina mira a Shiro. -¿Shiro?

-¿Si, princesa?

-¿Sabes... sabes de quien es esta... "reunión"?... - Shiro frunce el ceño.

-No... no recuerdo bien... -Allura suspira.

-No pasa nada. Mañana lo buscamos. -Allura apoya su cabeza en su mano.

-Supongo. -y llega la cena.

Lance cena entre miradas cómplices con Keith que, al parecer, pasan desapercibidas.
Todo entre comentarios sobre el vestido de Allura y la ropa de Lance. Que si el vestido es feo, que si los colores de Lance son horrendos, que si me comes los huevos, que si modera el lenguaje...
Una cena normal, vaya.

Y son las doce de la noche.
Ninguno puede dormir. Tampoco van a hacerlo.
Lance está mirándose al espejo. Está asegurándose de que todo él está perfecto. Hasta ahora jamás se habría preocupado por eso. Simplemente bajaba.
Keith no tiene tiempo. Está ocupado guardando la vajilla limpia en el armario.

-Gracias joven Keith. - murmura Corán.

-No es nada. -sonríe. -Lo que necesites. -Corán niega.

-Suficiente por hoy. Descansa. -Corán sonríe bajo su bigote naranja y se esfuma a su cuarto. Keith asiente.
Y cuando lxs criadxs están de espaldas o distraidxs, la melena azabache se esfuma de la cocina al jardín.
Son y diez.
Se dirige a la parte del jardín acordada y espera.
Mira el cielo. Está precioso. Cada vez está más bonito y más lleno de estrellas. Es... es simplemente un privilegio. Si pudiese simplemente vivir ahí para siempre. Ya no en Palacio, en ese cielo. Esa cielo es precioso. Si algún día muere, quiere que le entierren allí.
Escucha unos pasos en el césped.
Se levanta de la pared en la que está apoyado y se asoma con cuidado.
Lance casi muere de un infarto al verla aparecer tan abruptamente.

-Perdón... -murmura Keith. Lance sonríe.

-Eres tan feo que me has asustado. -Keith frunce el ceño y rueda los ojos. Se gira y vuelve su vista al cielo. -Oh vamos no te enfades gatito...

-No me llamas gatito. - murmura algo serio. El alteano sonríe. Se acerca a él y cogiendole de la tela del cuello, acerca ambas caras.

-Era broma... -susurra en voz baja. Keith sonríe de forma ladeada. Con sólo ver los ojos de Keith, a Lance ya le brillan las mejillas.
Keith empieza a tener fascinación por sus marcas. Son preciosas. Son... son preciosas. Simplemente preciosas. Tampoco le importaría morir allí.
Lance ladea su rostro y lo acerca al ajeno, igual que Keith.
Sonríe y junta sus labios con los ajenos.
El alteano abraza el cuello de Keith, y el último abraza su cintura.
No necesitan más. Sólo eso. Eso y las estrellas.

La luz de una ventana se apaga minutos después de que se apague el salón.

Si, alteza. // Klance Galtean! AU  [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora