Estocolmo

Epílogo

Antes de abrir los ojos, Bella oyó muchos sonidos de fondo, como si aún siguiera en el hotel. Pero no tuvo tiempo de preguntarse si la habían ayudado o no, pues no tardó en abrir los ojos y ver que se encontraba en el hospital, en el ala de Urgencias concretamente.

Parpadeó, confundida, y miró a su alrededor. Había muchos enfermos a su alrededor, algunos aún durmiendo y otros con cara de sufrimiento.

A su lado, en una silla, Alberto se había quedado medio dormido con las gafas puestas. Habría preferido no despertarlo, pero necesitaba hacerle algunas preguntas.

-Alberto -susurró-. Alberto.

El hombre parpadeó y se despertó del todo, definitivamente se encontraba en un estado de duermevela.

La enfocó con la mirada y suspiró.

-Bella, ¿cómo te encuentras?

-Algo entumecida... pero bien. Lo que me preocupa es Aray, ¿está vivo? ¿Está bien? La última vez que lo vi estaba sangrando mucho...

-Aray es el chico que te ayudó... ¿no? Está vivo, creo que le dieron puntos, pero no pregunté, estaba pendiente de ti.

-Yo estoy bien, sólo...

-Tienes un ligamento roto y un hematoma en el ojo -la interrumpió el hombre-. Bella, no vuelvas a hacer algo así nunca más. No me puedo creer que Aarón te apoyara con esto y a mis espaldas.

-No te enfades con él, por favor... y entiéndeme. No podía seguir escondida ni con miedo, Aarón no iba a poder solucionar nada si no exponíamos a mi padre, tenía que hacer algo... -suspiró- Aunque yo sólo quería meterlo en la cárcel, no que se muriera...

-No está muerto -dijo Alberto y aquellas palabras cayeron como un peso muerto en su estómago-. Sobrevivió a la caída, está en la planta de cirugía, tuvieron que operarlo de urgencia.

-¿Qué...? ¿Está aquí?

Por la mente de Bella pasaron imágenes de su padre yendo a por ella de nuevo y, esta vez, consiguiendo asesinarla.

-No te preocupes, Bella -dijo el hombre, al notar el miedo de la chica-. Aarón me dijo que está custodiado por dos policías nacionales y esposado a la camilla.

-¿En serio...?

-La grabación en tu móvil sirvió de algo y las cámaras del hotel captaron que David intentó empujarte por la barandilla.

Bella sintió un escalofrío al recordarlo y cerró los ojos.

-Se acabó, ¿verdad?

-Aún queda el proceso legal, pero sí, se ha acabado el esconderte.

En el rostro de Bella se dibujó una sonrisa.

-Vuelvo a ser libre -dijo con emoción, pero entonces abrió los ojos de golpe y su gesto de felicidad desapareció-. Tengo que saber cómo está Aray, por favor, ¿podrías averiguarlo por mí? Sé que estás enfadado por lo que hice, pero de verdad necesito saberlo...

Alberto suspiró.

-Está bien -dijo levantándose de su asiento, pero antes de que se marchara, Bella alcanzó a sujetarle una de sus manos.

-Gracias por todo lo que has hecho por mí.

El hombre negó con la cabeza.

-No he hecho gran cosa, Bella.

-Sí has hecho, sin ti habría seguido escondida.

Cuando Alberto abandonó el ala de urgencias, Bella empezó a inquietarse mientras los pensamientos sobre Aray abordaban su mente. Estaba vivo al llegar al hospital, pero ¿y si habían tenido complicaciones? ¿Y si había pasado algo? ¿Y si...?