Prólogo

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Viernes 18 de Febrero de 1890  - 10:11 Pm

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Viernes 18 de Febrero de 1890 - 10:11 Pm

El corazón me latía muy rápido por lo que haría, esperando el momento exacto para actuar, Al escuchar el sonido del coche llegar, aluzando el exterior de la casa, mirando como entraba luz por la alcoba, al escuchar como azotaba la puerta del coche, dirigiéndose a la casa escuchando la puerta principal cerrarse y saber que era la oportunidad «Ya»

Fue lo único que pensé al apresurarme al caminar a la alcoba mientras ajustaba mi mochila y al mirar hacia afuera donde era total oscuridad combinada con las nubes tan oscuras que seguro llovería, rodeado de grandes pinos y solo un camino de tierra que llevaba a la calle tenía que saltar, eran dos metros de altura.

Estaba aferrado a mi espalda al borde de la alcoba y me di la vuelta sujetándome de la barandilla del borde con las manos ahora con mi cuerpo colgando con una sensación al mirar el suelo, aunque no era tan alto, así que solo me mentalicé y me solté cayendo soltando un quejido al sentir caer en mis pies me había doblado el tobillo izquierdo sintiendo un gran dolor tenía que moverme ahora con el pie así empecé a caminar hacia el auto sacando de la mochila una navaja que le robe y pochando dos de las llantas y apresurarme a meterme entre los árboles.

Solo caminaba apresuradamente escuchando las únicas pisadas mías en la húmeda tierra, guiándome de frente entre los troncos de los pinos, hasta llegar a la calle, donde los postes de luz eran la única iluminación tenue en la calle no podía quedarme esperando que un carro pasara, así que empecé a caminar.

Mientras caminaba su garganta comenzaba a doler y no podía hacer nada por eso, solo apretar su mandíbula sintiendo como su pecho comenzaba agitarse, lágrimas empezaron a salir y simplemente las limpiaba con su chamarra cada que alguna amenazaba con bajar por sus mejillas, hasta que leves sollozos empezaron a salir y no podía seguir limpiando sus lágrimas con su chamarra —¿Tenía la culpa? Acaso— Murmuró con su rota voz, ante lo que estaba sintiendo.

En el cielo solo se podía escuchar algunos truenos hasta que de poco empezaron a caer las primeras gotas escuchando el goteo de como chocaban en su chamarra, agarro su mochila y saco un paraguas abriéndolo escuchando las gotas chocar con él simplemente caminando en la calle entre esos pinos que era lo único que estaba ahí.

Solo dejo de caminar y bajando el paraguas, no por el dolor de su pie simplemente ya no podía caminar en ese estado que sentía por dentro, levantando su rostro justo por el cual bajaban esas lágrimas y gotas que se convirtieron en una misma que recorrían su mejilla hasta llegar a su barbilla donde se colgaban y por el peso terminaban en el piso o en su ropa, sintiendo el gran nudo en garganta que le era asfixiante y con su mano apoyada en su rostro cerrando sus ojos con fuerza que en algún momento dejaron salir aquellas lágrimas.

Hasta que solo se escuchó el llanto, y gritos sofocantes que mantenía en su garganta almacenada por bastante tiempo hasta que explotó. Cayendo de rodillas mientras lloraba, sintiendo su corazón latir tan rápido, hasta que el aire sentía que le faltaba, teniendo que tomar bocanadas de aire para respirar, con sus manos en la calle, en el piso de rodillas, está tan solo en ese momento y con tanto dolor hasta qué su  garganta no pudo más.


10:30 Pm

Solo caminaba entre un camino de piedras, dirigiéndose a una casa característica con un frondoso árbol en el porche, regalo su paraguas y su mochila, no le importaba ya mojarse mientras caminaba sin emoción alguna luego de desahogarse entrando al pequeño jardín y tocando, escuchando en la lluvia el único ruido de la puerta chocando contra su mano, hasta que la puerta fue abierta por él.

—Lo logré—Soltó quebrado al verlo hasta que su cuerpo no pudo más desmayándose, siendo agarrado a tiempo por unas manos que se sentían seguras...

Entre el bosque y la RealidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora