Capítulo X - El hada del rayo (Lemmon)

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La albina recostó al dragon slayer y se posicionó sobre él, estampando un beso sobre los labios del Dreyar, quien no dudó en responder. Rodeó la cintura de la maga con sus brazos, y la miró a los ojos.

- No imaginas lo mucho que he esperado por esto. - susurró.

- Ni tú lo poco que te hubiera costado. - sonrió ella - Te amo Laxus, siempre lo he hecho.

- Mirajane...

Arremetió contra el cuello de la albina con besos y suaves mordiscos mientras recorría su suave espalda en un lento vaivén con la yema de sus dedos. Los gemidos de Mira eran apenas audibles pero para Laxus eran suficientes... Por ahora. La usuaria del Take Over recorría el pecho del rubio con sus mano, regalándole algún pequeño pellizco de vez en cuando, el cual era premiado con un apretón de gluteos que le arrancaba un sonoro gemido. Pero la maga no iba a dejarse dominar sin dar batalla. Mientras distraía al mago haciendo pequeños dibujos con sus dedos sobre su vientre, tomó el miembro de éste en un rápido movimiento. Laxus le devolvió un ronco y audible gruñido que le encendió la sangre.
La respiración de ambos se iba tornando cada vez más pesada a medida que la ropa iba desapareciendo. El mago se posicionó frente a aquellos voluptuosos senos con los que tanto había soñado y los atacó sin ninguna piedad. Mirajane no sólo sabía bien; sus gemidos eran la cosa más maravillosa que el matadragones había oído en su vida. <<No es suficiente>> cruzó por la mente del joven, y se entregó a su instinto. Tumbó a la albina sobre el suelo y la abrió bruscamente de piernas.

- Laxus yo...

- Shhh.

Recorrió las interminables extremidades de la maga con besos y mordidas hasta llegar a su intimidad, donde un dedo curioso se dejó sentir, arrancándole un indiscreto gemido. Ese dedo fue seguido por otro y otro más. Mirajane aferró a Laxus por los hombros y lo tumbó debajo de ella, penetrándose con el rígido miembro del dragón. Una punzada de dolor se insinuó, pero fue inmediatamente opacada por la fantástica sensación de tener al hombre que tanto deseaba rendido entre sus piernas.
Lo que comenzó con rítmicas estocadas se convirtió en un frenético vaivén de placer, que halló su fin cuando la semilla del dragón del rayo acarició la intimidad de la joven maga.
Sus respiraciones acompasadas en el silencio de la habitación eran una sensación indescriptible.

- ¿Y ahora? - preguntó tímidamente Mirajane.

- ¿Qué?

- Con lo que ha pasado, nosotros...

- ¿Por qué tienes que complicarlo todo?

- ¿De qué estás hablando? - una nota de angustia vibró en su voz.

- Eres mía, Mirajane. Mi hada. No permitiré que nada ni nadie se acerque a ti. No sin enfrentar mi ira.

Aún siendo de las magas más fuertes del gremio, aquellas palabras fueron como un bálsamo para la maga. Ella siempre había sido la fuerte, la que podía (y debía) cargar con todo. Primero había sido su dolorosa infancia, luego la trágica muerte de Lissana. Y ahora que su hermana había vuelto y que todo aquello al fin había quedado atrás, ahora que eran una familia dentro de la gran familia que era Fairy Tail, el destino le enviaba a alguien que le cuidara las espaldas. <<Tarde pero seguro ¿no?>> pensó la maga, tumbándose en el pecho de Laxus.

- Entonces, ahora que me perteneces y todo eso...

- Yo no he dicho eso.

- No hace falta. Acabo de hacerte mío.

- Estoy muy seguro de que fue al revés.

- Oh, debo haberte golpeado la cabeza mientras tanto.

- ¿Quieres ver quién domina a quién? - sonrió él.

- Eso es justamente lo que estaba pensando.

Y sin más se entregaron nuevamente al placer, lubricados de sudor y deseo. Y ahora sí, llenos de confianza, a sabiendas de que en un sólo acto al fin confesaban aquel amor callado por tantos años; de que cada roce sellaba el recuerdo de las mil noches de oscuros pensamientos dedicados el uno al otro. Mira le pertenecía, y él a ella, y esa era la única verdad que imperaba en la penumbra de aquella habitación, refugio del alocado exterior y del caos que prometía llegar.
Y lo haría.












































¡Hola! Lamento muchísimo la tardanza. La verdad es que los problemas que tenían están igual o peor, pero encontré la posibilidad de publicar de vez en cuando así que les traigo un nuevo capítulo de la historia. Les prometo comenzar en esta semana con el que le sigue.
Eso es todo por hoy.
¡Hasta la proxima!

Celo de dragonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora