Capítulo XIII - A la caza del dragón

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Tras no encontrar nada en el apartamento de Lucy, Erza y Jellal partieron a la cabaña de Natsu y Happy.

- No creí que vivieran tan alejados. -?mencionó Jellal - Ahora entiendo por qué pasan tanto tiempo en casa de Lucy. ¿Crees que estén aquí?

- No percibo ningún tipo de magia, pero no perdemos nada con entrar. Quiero encontrarlos. No quiero cometer errores.

- Lo sé. Sabes, en un tiempo llegué a pensar que tenías sentimientos por él. Con todo lo que pasó en la Torre y tantas otras veces...

- Quiero a Natsu. Pero no de la manera que imaginaste. Creo que es alguien digno de admirar. Y hemos pasado por mucho juntos. Pero no podría verlo con otros ojos. Ni a él, ni a nadie que no seas tú. - sonrió tenuemente.

Jellal no pudo evitar sonrojarse; aquello había colmado su corazón. Si ella era capaz de amarlo así, nada más importaba.
Entraron, pero allí tampoco había nadie, por lo que volvieron a la cabaña con el maestro. La noche los había alcanzado. Gray, Juvia y Wendy ya estaban ahí.

- ¿Alguna novedad? - preguntó Makarov. Ambos negaron.

- ¿Dónde demonios se metió? - murmuró Gray.

- Makarov, debemos desistir por esta noche. Todos están cansados, y para esta hora es probable que ya haya pasado. Todo lo que nos queda es rezar porque el hijo de Igneel no se transforme.

- ¿Transforme? - preguntaron todos al unísono. Porlyusica se los explicó brevemente con su usual tono de fastidio.

- Porlyusica tiene razón. Ya no podemos hacer nada por hoy. Permaneceremos aquí esta noche y mañana saldremos a pedirle a los demás que se unan a nosotros.

- Gajeel kun está en su casa con Levy san.

- Perfecto. Mañana iremos por ellos. - Wendy se sonrojó ante la orden del maestro - ¿Dónde estarán Laxus y Mira?

- Gray mencionó que Laxus la llevaría a su casa. - le recordó Erza.

- Excelente. Ellos también nos harán falta. Mañana partiremos todos por Natsu y Lucy.

Tras una breve cena en silencio, tomaron un café durante el cual se le reveló a Gray y Juvia sobre la relación entre Erza y Jellal. Aprovecharon el momento para conjeturar sobre cómo serían una boda y sus hijos, y otras bromas livianas, dejando de un adorable tono carmesí a los magos; cualquier tema era una buena excusa para distraer sus mentes de lo que podía estar pasando con Natsu y Lucy en ese momento.
Gray Fullbuster no parecía feliz. Si bien se alegraba por Erza, aquella charla lo incomodaba, lo hacía sentir presionado, y lo que era peor, sabía que aquella presión era porque no se sentía preparado para confesar lo que sentía.
¿Qué hace vacilar al corazón de un guerrero? ¿Es dudar de su capacidad para defenderse? ¿Que ante la adversidad su instinto de supervivencia falle? ¿O es considerarse en desventaja a la hora de defender aquello que sentía por encima de todo? ¿Sabía él lo que sentía por ella? Tuvo esa especie de celo por el que pasaban también los Devil Slayers, y en ese instante todo lo que podía tener en su mente era a ella pero ¿por qué no se la llevó como los demás? ¿Sus sentimientos eran acaso más débiles? ¿Acaso él no podía corresponder el inmenso amor que la maga parecía sentir por él? Y si podía ¿por qué no podía decírselo? En ese momento el corazón de Gray comprendió el miedo, uno que consideraba imposible tras unirse a Fairy Tail: el miedo al rechazo. Y se sintió débil. Débil ante la posibilidad de no seguirle el paso al loco corazón de Juvia, débil ante el blanco de su mente frente a los ojos de la maga, débil ante el hecho de que su ridículo e inexpugnable orgullo le impida amarla y hacerla consciente de ese amor. Y que ella se aburriera de aquello; que se cansara de luchar por lo que parecía un lastre antes de un ser amado, y decidiera alejarse. Porque más allá de los recuerdos, de Lyon y de Ultear, más allá de su equipo y el gremio en general, ella era todo lo que tenía, y él simplemente no soportaba la soledad; esa era su realidad, aquella que su orgullo ocultaba y sus tristes ojos reflejaban en su intimidad.

- Creo que subiré a descansar - masculló el mago de hielo. Subió las escaleras metiéndose en una habitación al azar, desplomándose sin más en la cama. Sabía que necesitaba decírselo. Aquello qurmaba en su pecho. Pero ¿cómo? Si al mirarla el aliento apenas se mantenía en su cuerpo, y tenía que rechazarla sólo para asegurarse que sus piernas seguirían sosteniéndolo.
No sabía cuánto tiempo llevaba cavilando sobre aquello. El sonido de la puerta lo sacó de su ensimismamiento.

- ¿Quién anda ahí?

- ¿Gray sama? - la confusión imperaba en aquella suave, dulce voz.

- ¡¿Juvia?!










































































¡Hola! No, no es el fin del mundo, estoy actualizando seguido porque la inspiración y la oportunidad están pisando fuerte. Hasta aquí llega el capítulo de hoy, espero que les haya gustado. Hay lemmon en camino, y tras un capítulo o dos más de historia... ¡NaLu!
Así que esperen sólo un poco más.
¡Hasta la próxima!

Celo de dragonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora