Capítulo V - Ansiedad

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Un silencio sepulcral se había instalado en aquella sala. Las miradas iban de Jellal a Erza y Lucy.

- Erza yo... - comenzó esta última

- No hace falta, Lucy. Supongo que incluso te debo una. - dijo con una tierna sonrisa, dedicándole un fugaz guiño al mago tatuado. - No debe ser tan fácil.

- Es que tengo miedo ¿saben? De él, de su historia y su mente. ¡Hemos pasado por tanto! Aún me cuesta procesar mucho de lo que el libro dice, y ciertamente, hasta que no lo vea por mí misma, no creo poder aceptar la idea de que él me ame. Digo ¿tan siquiera sabe qué es el amor? No creo que a esta altura sea secreto para nadie mis sentimientos; el amor puede ocultarse de cualquier parte del ser, excepto de los ojos y del alma. Él no puede ver mi alma (nadie puede), pero, nos hemos visto a los ojos mil y un veces ¿él no lo ha notado? ¿Ha sido simplemente indiferente? No creo que sea tan cruel como para notarlo y comportarse como lo hace, llenándome de ilusiones.

- Tu misma lo dijiste Lucy - sonrió Mirajane - la carta del maestro dicen que las precauciones eran necesarias, pero creo que eso era más bien una excusa. Todos leemos el amor en tus ojos, o en los de Juvia, Levy o Erza, y ustedes probablemente lo vean en los míos. ¿Por qué ellos no? ¿Alguna vez se detuvieron a mirar en los ojos de ellos y buscar ese amor? ¿Nunca consideraron que quizá ellos sentían miedo también? Lucy, darle vueltas al asunto no te ayudará. No puedes mentirnos a nosotras, ¿por qué crees que puedes hacerlo contigo misma? ¿No va siendo hora de que lo aceptes?

- Tienes razón - admitió la maga estelar con una sonrisa - amo a Natsu con cada fibra de mi ser.






Mientras tanto, en Magnolia

Al momento que la maga estelar pronunció esas palabras, sin saberlo, desencadenó una reacción en el Dragon Slayer de fuego: su mirada se ensombreció, pequeñas escamas aparecieron en su rostro y brazos, sus uñas se convirtieron en garras; por un momento, el mago de fuego adquirió un aspecto verdaderamente reptiliano. Con un tono bajo, casi un gruñido, exclamó una sola palabra.

- ¡Mía!

Tras esto, emitió un fuerte rugido, que acabó con las paredes de la celda. Aquel rugido había despertado miedo a sus compañeros por un segundo, pero automáticamente fue reemplazado por una violenta ansiedad y necesidad de las magas que (según su consideración)  alumbraban sus vidas.
Makarov sintió la explosión y miró el reloj: las siete de la tarde. El momento había llegado, sus hijos se habían liberado y los instintos de éstos reclamaban a sus compañeras. Tomó la lácrima de comunicación con la cabaña y contactó a Erza. En la cabaña, la pelirroja se alejó para recibir el informe del gremio.

- ¿Maestro?

- Erza ¿cuánto más resistirá el hechizo de ocultamiento?

- Hasta mañana en la noche. ¿Ellos ya..?

- Lo acaban de hacer. ¿Quién fue la última?

- Lucy.

- Eso podría ser un problema.

- No creo que lo haya dicho por resignación. De ser así, Natsu no...

- Sí, lo sé. Algo dentro de mí se aferraba a que ella lo negara y esta locura no sucediera. Sólo un dragón rey (o un hijo) pueden iniciar el celo.

- Pero no era de ella de quien debíamos dudar. Me atrevería a decir que es quien posee los sentimientos más fuertes. 

- ¿Aún estando Juvia?

- Son sentimientos basados en cosas muy diferentes. No desmerezco la profundidad de los sentimientos de Juvia, pero, lo de ellos se construyó paso a paso, ella fue quien le devolvió la sonrisa, él se desvive por ella, y ella hace lo imposible por él también. Tienen una conexión que nosotros simplemente no podemos ver; creo que ni siquiera ellos pueden.

- Tienes razón. - admitió el maestro con una sonrisa, pensando en todos esos momentos donde hubiera apostado su vida por la chispa de amor y el entendimiento entre ellos dos, que iba más allá del que tenían el resto de sus hijos.

- ¿Cuáles son las órdenes ante la aparición de ellos?

- Dependerá de las reacciones de ellas. Si no los rechazan, no debería haber mayores problemas. Si una de ellas se niega, defiéndanla. Estamos saliendo con Wendy y Porlyusica para ahí.

- Hasta entonces. - la comunicación se cortó.

- ¿Alguna novedad? - preguntó Mirajane.

- Las medidas restrictivas acaban de romperse. Mañana se levantará el encantamiento que protege su rastro.

- ¿Cuáles son los peligros de que ellos nos encuentren?

- Aunque sus sentimientos sean correspondidos y ustedes presenten la mejor de las voluntades, hasta que no los tengan enfrente no podemos estar seguros. Además, al sucumbir a sus instintos podrían ser peligrosos para ustedes. Especialmente Natsu.

- Juvia corre el mismo peligro que la pareja de un dragón, ¿verdad? - preguntó la maga de agua.

- Así es.

- Juvia aceptará. Juvia quiere saber qué harán las demás, especialmente su rival del amor.

- No puedo negar lo que siento por Laxus - sonrió Mirajane - Realmente esperé por mucho tiempo una señal, yo... Simplemente no puedo dejar pasar esto.

- No sé en qué momento empezó a gustarme Gajeel. - se sonrojó Levy - Sólo sé que es lo que siento. Él me hizo sentir cosas que nadie antes y yo... Creo que estar con él es lo correcto. No... Es más que eso.  ¡Yo quiero estar con él!

Todas las miradas se dirigieron a Lucy. Ella bajó los ojos.

- Natsu es la razón de que haya vuelto a sonreír con ganas desde la muerte de mi madre. Natsu es la fuerza que me impulsa a seguir en la batalla y en el día a día. Es la razón de que las tenga aquí conmigo, a ustedes, y a todo el gremio, mi familia. Le debo la vida de tantas veces que perdí la cuenta. Adoro el brillo de sus ojos, la inocencia de su sonrisa, lo infantil de sus gestos, su cálida voz, incluso su ira y fragor en batalla me encantan de él. Y también el calor que brota de mi pecho con sólo pensarlo, con saber que está ahí afuera y que puedo contar con él.
>> Aún me cuesta aceptar la posibilidad de que él me corresponda, pero, por el bien todos, por él mismo y por mis propios sentimientos, yo... Yo... ¡Yo seguiré a Natsu hasta el fin!



































































Hola chicos, hasta aquí llega el capítulo cinco. El próximo ya está en construcción.
Espero que les haya gustado.
¡Hasta la próxima!

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