***VOTEN LA NOVELA al terminar de leer cada CAPÍTULO. ¡Es gratis! ***Con una sonrisa, Alicia dejó el carry-on a un lado y se acercó para abrazar a su hermano. Se alegraba de haber logrado la custodia de Dax.
—¿Terminaste la tarea o tienes algún pendiente? —le preguntó con los brazos en jarras al ver que estaba en pausa la Play Station.
—Ya sabes —se encogió él de hombros—, la tarea más difícil es matemáticas y la dejé para que me ayudases.
Ella meneó la cabeza. Era madre y hermana al mismo tiempo. No era nada fácil, pero jamás se iba a arrepentir de haber luchado por Dax. Su hermano merecía una mejor vida, en lugar del sufrimiento y el escrutinio de la prensa en Seattle.
—Vale —contestó. Le resultaba difícil negarse a ayudarlo, en especial cuando ella era todo lo que Dax tenía como un referente de adulto responsable—. Lo haremos después de cenar. ¿Te portaste bien con la señora Andrews? El cumpleaños es el martes, así que iremos a comprarle algo pronto.
—A veces empieza a contarme historias que cree que jamás me ha dicho, y me da sueño, pero sé que nos ayuda, entonces finjo que estoy interesado... No puedo portarme mal con ella, porque no soy desagradecido.
Alicia contuvo una sonrisa y caminó hasta la cocina. Sacó la comida congelada y la dejó en el microondas. Gillian Andrews vivía en el piso inferior y era un sol. No solo recibía a Dax cuando él volvía de la escuela y le daba de comer, sino que en ocasiones dejaba comida lista para que Alicia la descongelase al volver de la oficina.
A cambio de su amabilidad y tiempo, le pagaba el mismo salario por hora que hubiera recibido cualquier trabajador, aún bajo las protestas de Gillian que argumentaba que tenía suficiente dinero de su jubilación. Incluso se enfadaba cuando Alicia le llevaba bolsas llenas con comida del supermercado, pero la sonrisa de agradecimiento nunca dejaba la expresión de la anciana, y que había visto días mejores cuando su esposo, Jim, no tenía un episodio con el Alzheimer.
—¿Sigues jugando ajedrez con Jim? Eso le ayuda con la memoria.
Él hizo una mueca y asintió.
—Ya sabes que sí, Al —murmuró llamándola por el apodo cariñoso—. Siempre lo dejo ganar.
Estaba orgullosa de su hermano. No quería que repitiese los errores del padre de ambos ni que cayese en un círculo destructivo al crecer.
—Me alegro, porque la señora Andrews y Jim son lo más cercano a una familia. Además de Maya —dijo haciéndole un guiño.
—La tía Maya no ha venido por aquí hace unas semanas, ¿regresó a vivir a Seattle? —preguntó Dax, aún con el juego God of War en pausa.
—Recuerda que está trabajando en un nuevo proyecto arquitectónico y viaja mucho. Le diré que la echas de menos, aunque de seguro pronto vendrá y podemos salir a comer con ella —dijo Alicia sonriéndole.
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©Oscura redención (COMPLETA)
RomansaUna vida en las calles, la lucha constante por sobrevivir y una determinación de acero han convertido a Chase Beckett en una figura mediática de la que todos quieren un titular. Los fans de su equipo de hockey sobre hielo lo buscan por sus feroces j...