XXXIV.

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No podía pensar con claridad.

No pude hacerlo desde el mismísimo momento en el que salí de casa de Adam.

Me acordé en ese momento de los múltiples libros que había leído, y deseé ser la protagonista de uno de ellos; todo sería mucho más fácil si alguien escribiera mi vida. Me evitaría muchas cosas; me evitaría tomar decisiones, me evitaría hacer cosas que quizá no debería hacer e incluso podrían elegir cómo me siento. Eso sería un puntazo. 

Miraba mis pies avanzando sobre la acera, y no, no podía pensar. Estaba en una especie de trance del que no podía salir.

El beso de Adam, su hermana y todo aquello... me habían derribado por completo hasta dejarme sin aliento después de un golpe. Como cuando te caes de espaldas y te falta el aire durante unos segundos, ¿os ha pasado? En ese momento piensas que vas a morir, pero solo necesitas un momento para recuperarte y volver a sentir el aire en tus pulmones.

Bueno, pues ahí estaba yo: justo en el momento del golpe. Y parecía que el aire no iba a llegar jamás.

Quería a Adam... Desde hacía tres años. Lo quería de verdad, lo adoraba. Pero... no quería hacerle daño a Jack y, de un modo u otro, le quería también. No como novio, no como alguien con quien pasar tu vida, pero le quería. No os pido que lo entendáis porque ni yo mismo puedo hacerlo.

'Pero que le quiera va a dar igual, porque si le digo que no puedo seguir con él me va a odiar y no va a querer saber nada de mi', pensé.

Iba tan metida en mi cabeza que no me dí cuenta de que alguien venía corriendo hacia mí. Justo, justo hacia mí.

Pum.

Caí de espaldas tan fuerte que en ese momento creí que algo se me había roto.

Así que lo de quedarse sin aliento por un golpe era literalmente así. Literal, literalmente... Casi me echo a reír por las ironías de mi vida.

—Ay, Dios mío —gritó la chica—, lo siento mucho. Deja que te ayude.

Me tendió la mano y ayudó a levantarme. Iba a darle las gracias cuando levantó la cabeza y se quitó el pelo sudado de la cara...

—¿Ann? —pregunté sorprendida mientras me sacudía el pantalón.

Ella me miró fijamente y, cuando se dio cuenta de que era yo, abrió los ojos desmesuradamente.

—Brooke...

No sabía si quedarme allí parada o empezar a correr. Hacia cualquier lado. En ese momento no me importaba ni dónde estaba ni hacia dónde ir.

Pero no, me decanté por quedarme quieta, no tenía fuerzas para echarme a correr.

—Brooke, déjame que te explique... —intentó hablar atropelladamente con la cara teñida de vergüenza.

Negué con la cabeza mientras sonreía irónicamente.

—¿Qué me vas a explicar? ¿Que me hiciste creer que eras mi amiga para clavarme un cuchillo por la espalda? ¿Eso?

Bajó la cabeza mientras negaba, ahora ella. Parecía que estaba a punto de echarse a llorar pero no me dio ni un ápice de pena.

—Escucha, Brooke... —dijo sin aliento—, estaba colada por Adam Johnson. Éramos unos "chiquillos", y quería gustarle. Quería que se fijara en mí como lo hacía contigo... Vi que eras un impedimento e intenté quitarte de en medio sin que doliera.

Wow. ¿Intentaba mejorar algo con eso?

—Pues vaya forma de mierda tienes de hacer las cosas —respondí enfadada.

Déjame hacerte feliz (ACABADA Y EDITADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora