Capítulo 8 - Noticia

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Estaba tan cansada, que todo el cuerpo me dolía. No había podido dormir en toda la noche. Mi madre, al igual que yo nos quedados en la clínica, ella en el cuarto de descanso para los médicos y yo en el sofá individual de mi oficina.

Nos habíamos despertado con la noticia de que mi padre ya se encontraba mucho más estable, y que en unas horas seriamos capas de visitarlo, así que cuando entramos al cuarto lo vimos muy sonriente con la enfermera a su custodia, desayunando cómodamente.

-¡Kizashi Haruno!-grito mi madre desde la puerta-eres un tonto, ¿sabes el susto que nos diste?

Papa se había quedado con los palillos en la boca mirándonos sorprendido, mientras que la enfermera salió de la habitación lentamente.

-Tú, muy cómodo sonriendo y comiendo, mientras que tu hija y yo preocupadas por tu salud. Debería darte vergüenza.

Cada palabra salida de mi madre, eran latigazos realmente fuertes para papá, que ya se podía apreciar su mirada asustada y apenada.

-Lo lamento-bajo el rostro-Perdónenme, nunca creí que esto me fuera a pasar por ser descuidado.

Papá se había inclinado en una reverencia ante nosotras.

-No lo vuelvas a hacer.

El semblante molesto y arrugado que se le había formado a mi madre al momento que lo había regañado, estaba desapareciendo con el entristecimiento de papá.

-Sabes lo preocupada que me encontraba.

Respiro profundamente mamá y relajo por completo el rostro y el cuerpo.

-Lo imagino.

Papá tomo la mano de mi madre y la beso.

-¿Me perdonas?

Ante la mirada de corderito que posaba mi padre, mamá no pudo más que volver a suspirar y sonreír

-Papá, a partir de ahora su alimentación debe de cambiar

-Lo entiendo-dijo seriamente

-Obedecerás a Sakura en todo, y no quiero escucharte ninguna queja Haruno.

Empezó a regañarlo nuevamente mamá, pero esta vez su voz era más conciliadora que molesta.

-Lo entiendo, y seguiré las órdenes de mi hija.

Al conectar nuestras miradas, no pude más que evitarlo, pero sabía bien que él lo había notado.

El ambiente se había vuelto incomodo de un momento a otro, y parecía ser que los dos lo habíamos notado.

-Creo que ustedes dos necesitan hablar-comentó mamá después de un momento-saldré para que tengan una charla

Mamá me miro a los ojos y roso su mano con la mía en muestra de apoyo.

Y permanecimos en silencio tal vez por unos cinco minutos, que ¡vaya! Para mi eran como horas, hasta que por fin mi padre decidió hablar:

-Sakura, lamento haberte hablado mal.

Su semblante era cansado y melancólico. Mi corazón se estrujaba al verlo de esa manera, sentía mi garganta reseca

-Cuando me faltaba el aire, sentí que estaba a punto de-tartamudeo-tuve tanto miedo de irme y dejarlas solas-lo ojos de papá se habían vuelto cristalinos-tenía terror de morir teniendo en la conciencia como mi hija me odiaba.

Al escucharlo, solo hacía que mis ojos se nublaran, el nudo en la garganta dolía fuertemente.

-¿Pudieras perdonar a este señor obstinado, hija?

Destinado a AmarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora