—¿Por qué el techo tiene figuras?
El cielo de mi oficina parecía estar formado por cemento y muchas cosas que mi mente desconocía sobre construcción, pero que no quitaban lo evidente de lo que se apreciaba, aunque en realidad no había nada malo en ello y la cuestión consistía en que necesitaba distraerme en algo, pero no parecía estar funcionando.
Acostada sobre el sofá de mi oficina sin querer hacer nada, miraba el techo de la habitación, trataba de evitar pensar en lo absurdo y molesto que era aquellos documentos que había recibido hace unas horas de parte de mi futura familia política. Aquellos escritos redactaban las condiciones en la cuales se establecería mi matrimonio con el hijo del feudal, y en esto consistía:
Como primer punto, era renunciar a mis derechos y la doble nacionalidad que tenía en Konoha, dos, abandonar mi profesión y, por ende, ejercer mi señorío como esposa del feudal, asimismo, someterme a la etiqueta feudal y siempre estar a la orden de lo que disponga el clan Yukimura, y la última, para cerrar con broche de oro, consistía en terminar cualquier lazo de familia, amistad que tuviera sobre otro país ya que eso podría ser susceptible a ataques con la nación del Sol. Ahora díganme, esto no sonaba estúpido.
Cómo podían pedirme renunciar a mi gente, a mis amigos y familia ¿acaso eso tenía algún sentido? No, por supuesto que no, y eso me daba más coraje, ¿qué clase de familia era esta que ponían a la esposa en esa posición?
He de decir que me encontraba molesta y enojada por tales condiciones. Un matrimonio no podía formarse sobre esas bases tan feas y duras, claro estaba que mi matrimonio no era una unión amorosa, pero tampoco estaba dispuesta a llevar mi vida de esa manera. ¡Por favor! Si ya estaba contando con la idea de que sería infeliz el resto de mi vida, no necesitaba agregarle una sobrecarga a esta situación. Si mi vida estaría atada a un amor que no sería reciproco, necesitaba tener algo en que pasar todo el resto de mi vida. ¿No?
Por el enojo, mi oficina estaba en completa oscuridad y silencio, podía escuchar perfectamente el sonido del pasillo; pasos, voces, camillas, hasta el mismo reloj colgado en la cabecera. De hecho, hasta había cancelado toda mis citas, y había pasado las cirugías a otros doctores para que las realizaran, por lo tanto, hoy no tenía ganas de hacer nada, absolutamente nada.
Ante tal mutismo y emociones contradictorias, mi vista y pensamientos fueron a dar al gran papeleo que se encontraba abandonado en el escritorio, esperando a ser ordenados o tal vez a ser resueltos antes de que terminara el día. Era claro que no podía pasar todo el día dejando pasar mi molestia solo estando acostada en un sofá barato y hundido ¿cierto?
—Manos a la obra.
Levantándome de donde me encontraba, me encamine al escritorio encendiendo la luz y al instante tome los documentos, pero al hacerlo algo me detuvo haciendo que notara que aún seguían en la misma posición las cajas de cartón vacías que había traído el día de ayer para guardar mis pertenencias a causa de mi renuncia.
¿Qué estaba pensando aquella vez que solicite mi renuncia? Ahora más que nunca debía de ser firme y no renunciar por ese simple matrimonio, que a primera vista no estaban contando mis derechos ni sentimientos, no podía permitirlo, debía de hacer algo al respecto, pero sobre todo debía de resolver el problema que mi padre se había metido por el simple hecho de firmar un convenio, porque estaba segura que aquella nación estarían coaccionando de alguna manera para que no hubiera alguna modificación en su prestaciones que hace un momento me habían dado, debía de alguna manera solucionarlo por completo.
Ahora bien, para poder solucionar esos dos problemas era importante que hablara con el mismo Naoko y establecer una tregua entre los dos, pero algo me decía que no sería tan sencillo
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Destinado a Amarte
FanfictionSakura sigue perdidamente enamorada de Sasuke, sin embargo, después de tres años, esperarlo se está volviendo cansado y al mismo tiempo decepcionante. ...Es tiempo de olvidar a Sasuke?