Capítulo 18 - Enfrentamiento

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-Basta Sasuke, no trates de arreglar algo que ya hiciste.

Y esto era para ambos, y sé que lo entendió perfectamente. Sin embargo, estas palabras habían salido tan fuertes y duras que al instante me arrepentí por ello. Los ojos de Sasuke brillaron y supe que había dado en alguna fibra sensible. Me sentía pésima, quise hablar, aclarar lo que quería decir pero alguien más se entrometió.

-Supongo que has entendido lo que mi prometida quiso decirte. Si quieres hablar necesitaras hacerlo cuando ella te lo permita.

No sabía en qué momento Naoko había llegado a nuestro lado en esta discusión, pero al escucharle y sentir su mano que tocaba la espalda baja, era el perfecto indicio de que lo tenía a centímetros y eso era bastante incomodo, sin contar como mi brazo se sentía pesado y cálido al mismo tiempo que Sasuke lo sostenía.

-Creo que lo escuchaste. Suéltala.

Era frio y vacío la sensación que experimentaba, Sasuke como Naoko eran dos armas de doble filo; filosas y peligrosas. Sasuke mostraba una expresión arrogante frente a Naoko, mientras que este le devolvía el mismo rostro, ninguno mostraba tregua.

La autoridad con la que rugió el chico que estaba a mi lado, era de cuidado y ahora podía comprender porque era el general y futuro feudal de la nación del Sol. Tal vez no era mentira el por qué lo llamaban el lobo, o bueno, eso es lo que había escuchado de la larga charla que mi padre me obligo escuchar donde hablábamos sobre el hijo del feudal.

Pero a pesar de la forma tan firme en la que se había dirigido Naoko, Sasuke no se había inmutado en ningún momento ni siquiera aflojo su mano del brazo que me sostenía, lo único que de él se apreciaba era la vista furiosa y huracanada con que lo miraba, era como si los dos estuvieran en una guerra mental. Ambos unas bestias casando a su presa.

El ambiente ya estaba tenso, y no sé cuantos minutos habrán pasado para que después de un rato Sasuke hablará.

-Creo que esta conversación es algo que no te incumbe, General- la voz de Sasuke había sonado tan grave y amenazante que hasta yo me estremecí. No había dicho ningún altisonante, pero tal oración y en especial esa última palabra, la hizo sonar como una mala palabra.

Mire de reojo a Naoko y si parecía asustado no lo demostró, y tal cual un felino sonrió con gracia; astuto y sigiloso a punto de atacar.

-Creo que todo lo referente a mi prometida es asunto mio-cada palabra, lenta y concisa. Como un látigo fuerte y rápido. -Y toda autoridad con respecto a ella ya no te incumbe más.

Y como si eso hiciera que sus palabras sonaran con afirmación me apretó más a su costado y pude sentir sus dedos que se ajustaban más a mi cintura. Esto me asusto y sobre todo sentí como me robaban mí espacio. Mientras tanto Sasuke solo miro de reojo los dedos que me sostenían.

-¿Y es tuya ahora?

¡Vaya barbarie! Estos dos me estaban cansando.

-A ver, voy a aclarar algo-me solté de ambas manos y los mire a los dos con serieda-Primero, no soy un juguete para que ambos me tengan agarrada, y segundo, -miré directamente a Naoko- no tengo dueño, ni tuve y nunca tendré a nadie a quien deba rendir cuentas o pedir permiso- era claro que estaba más que furiosa.

Decir que nunca tendría había sonado bastante bien, pero sabía a la perfección que a partir de que me casara con Naoko eso no sería del todo cierto, y en verdad eso me asustaba, yo nunca había estado atada a algo, me convertiría en una esclava o, mejor dicho, en un animal enjaulado.

La molestia se había hecho presente y los dos se llevaron una mirada de reproche con bastante franqueza de parte mía. Ambos no se quitaban los ojos de encima y a mi mente vino la imagen en la cual los asemejaba a la de un perro y gato, solo que aquellos animales se llevarían mejor que estos dos.

Destinado a AmarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora