Clanes

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-¿Por qué tarda? – se preguntaba Onryō tras permanecer a la espera de su compañera. Su preciada compañera. Se puso a recordar la primera vez que la vio, ese desgarrador momento... su encuentro. Se sintió conectado con el pasado de Amanojaku. Seguía recordando esa misión que le encomendaron. ¿Quién diría que esa misión cambiaria tanto su vida? – Será mejor si voy – se dijo tras cansarse de esperar. Decidió mejor ir a ver porque era que no aparecía. Habían acordado encontrarse en ese punto tras cada uno terminar de mover sus piezas. Comenzó a caminar y activo su poder visual. Esos temibles ojos observaban con sumo cuidado cada mínimo detalle de su localización.

Tras ver que su visión no era de gran radio decidió mejor... - Senpō Chikyū Supekutoru no jutsu (arte sabio: técnica de espectro terrenal) – dijo mientras realizaba los sellos Ne, Ushi, Tatsu, Hare, Inu, Mi, palma. (nota: con palma me refiero al último sello de manos al realizar el jutsu de la parca, ya que ese sello no tiene nombre le diré palma ya que consiste en juntar ambas palmas). Tras sus acciones seis copias suyas aparecieron a su alrededor – ya saben – les dijo.

Comenzó a buscar por una dirección mientras sus otros "yo" se movían por otras partes. Siete hacen mejor el trabajo que uno solo. Se detuvo en seco tras notar que uno de sus espectros localizo a Amanojaku, solo que no estaba sola. A través de su espectro logro ver la situación. Estaba peleando con otra mujer de rasgos parecidos. Pese a que era su espectro y no el original él el que observaba la pelea sentía una extraña sensación de la pelea. Viendo a Amanojaku noto que realmente estaba peleando en serio, incluso se sorprendió de que en sus prácticas a con él jamas demostró ese rango de poder que ahora emanaba, su propio espectro se sentía mal pese a no tener materia.

-suficiente – dijo tras ver que la pelea se tornaba a favor de la enemiga. Decidió ir en ayuda de su compañera por lo que mando a su espectro interponerse entre ambas kunoichis y el concentro su chakra.

-maldición, es demasiado fuerte – pensaba Amanojaku tras cada golpe que recibía de su hermana. Cayo al piso y con su sangre hirviéndole hiso los sellos de su jutsu estrella - Shinzō dō...

-crees que eso logre afectarme – dijo la pelirroja riéndose – además... realizas muchos sellos para ejecutarla. Eres patética... como de esperarse de ti – se dirigía al ataque final pero sintió una presencia extraña... casi indetectable para ella.

-¡No te metas Onryō! – grito a la nada Amanojaku tras sentir una pizca de la presencia de su compañero de equipo. Si, era cierto, ella estaba perdiendo, pero no quería que la salven. Vio cómo su hermana dirigía un kunai a su pecho.

-eso... – dijo sereno Onryō - no lo decides tu... - había frenado el ataque de la pelirroja con su mano – y tu... ¿Quién eres y que quieres? – le pregunto con odio dejando ver sus ojos esperando que la mujer demuestre algo de temor, solo que la pelirroja ni se inmuto ante su repentina entrada.

-que técnica extraña tiene tu amigo, hermana – dijo la pelirroja soltándose del agarre del hombre – pensar que apenas logre sentir su presencia.

-¿mi presencia? – Quedo impactado Onryō – creí que alguien con mis mismos ojos y Amanojaku son los únicos capaces de detectarme – se puso a pensar - ¿hermana?

-si... ella es mi hermana – dijo Amanojaku levantándose a cuestas con una mirada de odio – volví a perder ¿Por qué no estoy a su nivel? – se maldijo.

-vaya de hermana tienes como para que te ataque asi – miro con sus ojos a la pelirroja – no lo vuelvas a hacer ¿queda claro?

-mira chico...

Un profundo dolor le hiso caer de rodillas, escupió sangre. No era dolor físico, era algo mucho peor. Todos los recuerdos de su pasado revolvían su mente. ¿Qué le estaba haciendo?

Por buen caminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora