Estos últimos cuatro días nuevamente he disfrutado del cuerpo sensual de Otto, desde que Nampyeon se fue a un viaje de negocios. mi ex esposo Otto y yo hemos retomado ferozmente nuestra actividad sexual, tal como marcan las pautas del testamento. Dos días antes del aniversario Nampyeon retorna del viaje, adelantó el regreso por problemas estomacales, tiene tres días vomitando copiosamente. Lo estoy esperando en el aeropuerto de Tokio, me encuentro algo ansiosa ya que él suele gozar de muy buena salud, lo veo acercar tambaleándose.
–¡Dios mío!– exclamé preocupada –estás realmente pálido y demacrado debo llevarte al consultorio de Otto en este mismo instante– sugerí asustada.
–Creo que es lo mejor, no he podido comer nada en tres días por el vomito constante–se quejó con la voz debilitada.
–Los resultados de laboratorio no arrojan nada– dijo Otto preocupado –regresemos a casa en un par de días te voy a hospitalizar hasta averiguar qué diablos te está pasando, ten confianza en mí no dejaré que nada malo te pase– expresó nuestro compañero de cama tratando de tranquilizarlo.
Una hora después salimos los tres del hospital para recoger a Talía en el colegio antes de ir a casa. Nampyeon sugirió parar comprar algo de comida para la cena, Otto intentó ir a comprarla pero Nampyeon insistió en hacerlo él.
Al llegar casa Otto vació las bolsas para la cena descubrimos que sólo compró pasteles, pero nada de alimentos o comida que nos permitieran cenar saludablemente, situación que nos extrañó; ya Nampyeon no se inclina por los sabores dulces.
Sin embargo, Nampyeon y yo las comimos casi desesperados no demoramos más que unos pocos minutos en acabar con ellos luego ambos nos miramos a los ojos y procedieron a vomitar allí mismo, sin lograr llegar al baño.
De reojo pude observar a Otto correr para llevar a Talía a su cuarto evitando que ella nos imitara en tal desagradable acción, luego me ayudó para continuar con Nampyeon, nos acomodó aseados en la cama, y salió a limpiar el desastre en el comedor.
A media noche observé a mi ex esposa abrazada a su esposo, llevé a Anae más dormida que despierta al baño para hacerla orinar con la intensión realizarle unas pruebas de embarazo que fui a comprar en la farmacia luego de limpiar. Pasaron sólo tres minutos para tener las respuestas; todas coincidían. Respiré profundo, sonreí al verlos abrazados, me metí en la cama dejando a Anea en el medio como es costumbre, la separé suavemente de los brazos de Nampyeon y la atraje de manera posesiva hacia mí, rocé nuestros labios aún estando ella dormida, y recliné su cabeza sobre mi desnudo pecho.
Al día siguiente la vida transcurrió de los más normal, Nampyeon me pidió posponer las pruebas para después del aniversario. Secundé su idea y me dediqué a preparar la celebración de aniversario. Como siempre en nuestra peculiar familia el menú de la cena es mi especialidad; hamburguesas especiales y postres incluidos; es la forma de mantener ciertas costumbres de la crianza de nuestra esposa. Anae, mi Kimi, sacrificó mucho desde su cultura y sus tradiciones al venirse a vivir bajo las costumbres asiáticas. De vez en cuando en fechas especiales nos inclinamos a celebrar al estilo latinoamericano. Adoramos las arepas y medias lunas rellenas de queso en los desayunos, sopas de res al estilo latino, y claro está pizzas, hotdog aunque Anare los llama graciosamente perros calientes ente otros.
Durante la cena brindamos con cervezas bien fría, el momento más esperado por Talía llegó cuando ella misma trajo el postre a la mesa. Y allí el instante más emotivo de la noche; el postre que era un pastel especial, en el segundo que Nampyeon y Anae lo vieron los dos quedaron en shock no sabían si brincar, reír o gritar. Sin embargo, sobre sus mejillas rodaron lágrimas, su mirada pasaban de mí a Talía una y otra vez hasta que por fin Nampyeon abrazó tiernamente a Anae y dándoles las gracias, rompió en un llanto que solo su esposa pudo calmar.
–¡Dios mío! vamos a tener un bebe– le susurró Anae a su amado esposo mientras que con un pequeño brincó rodeó con sus piernas la cintura de él.
–Papi ¿porqué mi mami y papá están llorando?– trató de entender lo que sucedía –viste papi te dije que a mi mami no le iba a gustar pastel tan feo– me reclamó muy molesta cruzando los bracitos. Solté una carcajada la cual hizo que Anae y Nampyeon salieran de su estado de shock.
–Hija es representa una prueba de embarazo que le hice hace dos noches a mami– le respondí mientras la alzaba en brazos y besaba sus regordetas mejillas.
–Eso quiere decir que tendré un hermanito– empezó a brincar eufórica por toda la casa.
–¡Creo, mi amigo! que eres unos de los pocos hombres que sean sufrido de los síntomas de embarazo antes que sus propias esposas, eso me demuestra que el amor y la afinidad que tú sientes por Anae es realmente fuerte– le reconocí a Nampyeon mientras los abrazaba a ambos.
–Ahora mi hermosa Anae tu brindaras con jugos y nosotros con Sojo y Sake hasta nos dé el alba– dijo orgullosamente feliz Nampyeon, siendo apoyado por mí.
La noticia de mi embarazo se convirtió rápido en un motivo de celebración para las tres familias. Presenté mi renuncia al trabajo de inmediato no correría el menor riesgo de complicar el embarazo, no después de haber tenido la experiencia con el de Talía, tanto Nampyeon como Otto apoyaron mis decisiones en un cien por ciento.
Inscribimos a la niña en un colegio internacional con la intención que socialice con niños de diversas nacionalidades, estos, por lo general eran hijos de embajadores, diplomáticos, hombres de negocios, empleados de empresas transnacionales.
Creamos una hermosa rutina familiar; Otto conduce hasta dejarme junto a Talía en el colegio para luego él continuar rumbo a la clínica, yo por otra parte regreso a casa caminando lo tomo con un paseo matutino, suelo comprar fruta la cual disfruto sentada relajada en un parque a mitad de camino, luego en casa duermo a placer, almuerzo comida que Otto me prepara cada la mañana, me sumerjo en una buena lectura, ordeno el hogar, y me preparo para otro paseo vespertino para buscar a Talía al colegio. Allí esperábamos a Nampyeon para retornar juntos en carro a nuestro hogar donde ya Otto tiene preparada una ligera merienda frutal mientras entre todos cocinamos la cena. Entre los tres nos turnamos para apoyar a Talía con sus asignaciones escolares. Los fines de semana son algo agitados ya que solemos preparar excursiones aprovechando que aún no llega el invierno. Y todos los domingos cena obligada en casa del tío Lee.
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DOBLEMENTE CASADA
RomanceDos generaciones, un matrimonio obligado que involucra una mujer y dos hombres de distintas nacionalidades para saldar una deuda de honor. Luego de leer, revisar y estudiar minuciosamente el documento por quinta vez tanto Takumi Kaneco como Lee Ming...