Capítulo 3

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Al entrar el tintineo de una pequeña campana se escucha en el fondo, lo que me indica que esta es una tienda, pero ¿qué hace una tienda en medio del bosque? bueno al menos no es la guarida de una animal lo que permite que el aire regrese a mi cuerpo junto con la tranquilidad y la felicidad de que me encuentro bien.

Me adentro en la cabaña , quiero inspeccionar que es esto, hay pequeños sillones para descansar y en el fondo un gran mostrador de madera, la pared está repleta de estanterías con frascos de vidrios y cajas misteriosas, sacos de tela antiguos y pequeñas bolas de cristal, el lugar está rodeado de maleza, y flores secas, y el olor que irradia es a hierbas extrañas que jamás había conocido, pero lo que sucede después me saca de la confusión en la que me encuentro ahora mismo , una anciana sale de una habitación parece tener ochenta años se acerca a mí y me dirige una mirada dulce .

-pero ¿que tenemos aquí?- dice la anciana tomando un mechón mi cabello.

-Buenos días emm, lo siento muchísimo por entrar así, es que... emm- esta mujer me pone nerviosa, tengo los pelos de punta – creo que ya debería irme, muchas gracias por recibirme- estoy dispuesta a salir pero esta señora no me lo permite.

-no pasa nada querida, desde hace mucho nadie visita a esta pobre viejecilla, creo que voy a cerrar mi negocio...- dice mientras me lleva a uno de los sillones – siéntate –lo hago sin siquiera pensar.

- Disculpe mi atrevimiento pero... ¿Qué es todo eso?- le digo señalando los frascos que hay en la pared curiosa, jamás había visto ningún lugar como este.

- no te preocupes, soy una simple curandera, y eso que ves en el mostrador son hierbas, prefiero usar la naturaleza para curar a los demás, ¿te digo un secreto?- asiento con la cabeza-también leo la suerte y el futuro de las personas – toma la palma de mi mano y la mira con detención.

-¡qué bueno!, pero no creo en esas cosas – le digo retirando mi mano de la suya.

- con intentarlo no pierdes nada, ¿no te da pesar de esta pobre vieja? no he tenido nadie con quien practicar mis dones – ella toma mi mano de nuevo, creo que lo haré, hay algo que no me gusta de esta señora pero la lastima le gana a la razón.

-claro, adelante-toma mi mano entre las suyas y con su dedo índice recorre las líneas que hay en esta, pero por un momento se detiene, no dice nada por un minuto, simplemente me limito a observarla.

-LUNA...- dice con detenimiento, ¿está sorprendida? o ¿aterrada? ¿Qué sucede? ¿Por qué me mira así?

-¿Qué?- me mira confundida, y con gran preocupación dice las siguientes palabras.

- la Bestia viene por ti – se pone de pie y busca algo entre sus cosas

- espere, ¿Qué? , ¿Qué Bestia? , por favor explíqueme, ¿de qué habla? , por favor, ¿qué es la bestia? , ¿Qué sucede?- estoy confundida y asustada, no suelo creer en estas cosas pero la preocupación de la anciana es real tanto que logra transmitírmela.

-Toma – dice pasándome un collar de plata, tiene un dije, es una luna con un líquido azul en el centro – póntelo y jamás, escúchame bien, jamás te lo quites o te encontrara – ¿qué? que pasa, no encuentro ninguna respuesta a lo que me dice la mujer, pronto me lleva a rastras a la puerta.

- vete por favor, y no regreses al bosque, HABLO EN SERIO, NO VUELVAS- lo siguiente que hace es sacarme de su tienda, no sé loque está pasando, tengo que encontrar respuestas pronto.

El Alpha De BrookhillDonde viven las historias. Descúbrelo ahora