Ayúdame a arreglarlo todo, cariño

213 22 1
                                    


**Sexo explícito**


La mañana había llegado nuevamente. De algún modo sentía como si hubiese despertado de un sueño muy prolongado. Keith abrió los ojos con suavidad, respirando profundamente. Se movió hasta toparse con unos ojos de profundas escléricas oscuras mirándolo.

Keith respiró profundamente. Como si hubiese vuelto a nacer.

*

Los ojos de Keith se encontraron con los suyos y Shiro pudo soltar el aliento que estuvo conteniendo toda la noche. Había tomado bastante, pero ya no importaba, Keith había despertado.

Acarició su rostro, no solo porque quería hacerlo, sino para evitar que se levantara con rapidez, sería mejor llevar las cosas con calma por un rato más.

—Hola—saludó en voz baja, a tan solo un respiro de distancia. Sus ojos examinaron a Keith, esperando que la palidez dejara su rostro y el tono habitual cubriera su piel. Seguro tenía sed, tal vez hambre, tal vez no querría levantarse aún y Shiro estaba dispuesto a atenderlo hasta que se repusiera.

*

Cuando Shiro le habló Keith sonrió con suavidad, sus ojos se entrecerraron.

Cuando pestañeó y lo miró, pudo sentir más energía. Sin embargo, él no era consciente de los cambios que había sufrido tanto por dentro como por fuera.

Si podía decirse de alguna manera, Keith no solo se veía bien, sino increíblemente atractivo.

Sus facciones, de ser posible se habían vuelto más estilizadas, sus ojos seguían siendo de un profundo violeta pero en ellos había ligeras variaciones. Su piel mantenía esa palidez tan suya y el cabello le había crecido demasiado, casi por debajo de sus hombros. Su cuerpo se había tonificado y estilizado aunque conservaba su estatura normal y lo más básico de su contextura.

Lo aterrador era el aura que emanaba. Una que hacía imposible apartar los ojos de él.

En su vientre se podía ver la "marca", un hechizo escrito en un idioma que no era humano.

—Shiro, tú... ¿Estás bien? —Y el efecto que tuvo al hablar fue devastador.

*

La marca parecía haber expuesto en Keith lo que Shiro siempre había podido notar. Se veía seguro, fuerte, atractivo, aunque no como de costumbre, sino mucho más. Su piel seguía suave, sus ojos intensos y su voz seductora, Shiro podía entenderlo, había algo de identificación en la imagen frente a él, pero en definitiva sería inexplicable para cualquier otra persona.

La energía mezclada seguía siendo muy cruda, tal vez en un par de horas o un día se asimilaría mejor, dándole a Keith una fuerza y encanto propios y mucho más sutiles que ahora. Shiro debía admitirlo, le encantaba lo que veía.

Shiro lo abrazó sin esperar otro segundo, disfrutando de su cabello que ahora cubría la parte de atrás de su cuello por completo. Seguía tan suave como siempre, incluso estando enredado y lleno del sudor del esfuerzo de la noche anterior.

—Descansa otro poco —susurró para él—. Quiero besarte así como estás.

*

—Hazlo—pidió, rodeando su cuello con ambos brazos. En ese momento notó las largas garras que tenían sus manos. No le prestó atención, estar junto a Shiro era suficiente para él en ese instante.

Del latín "incubare"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora