Sé que temes a lo desconocido

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**Sexo Explícito**


Sus pieles golpeaban fuerte, la forma en que lo estaba tomando era hipnótica, realmente estimulante para él.

— ¡Shiro! —Lo llamaba con voz febril, sus gemidos ahogados en su propio placer. Miraba a su hombre, sus profundos ojos negros y aquella boca que amaba—. ¡Shiro, ah! ¡Ahí! ¡Ahí me gusta! —Siguió. Los dedos de sus pies se apretaban.

*

Shiro seguía empujando, acercándose a Keith poco a poco y haciendo que sus piernas se forzaran. Amaba su voz, la forma en la que derramaba sus fantasías y amor.

Amor.

—Keith... Tócame.

Shiro casi pegaba su frente en el pecho de su amante. Era increíble, estaba clavado tan profundo de nuevo, abriendo a Keith justo como antes.

*

Keith se aferró a él, jalándolo suavemente su cabello mientras entraba dentro suyo. Sin detenerse.

Estaba obscenamente abierto, su interior lo contenía como podía, pero le encantaba. Adoraba la manera en que Shiro lo hacía suyo, cómo era capaz de poseerlo.

Sintió el calor de su frente en su pecho.

— ¿Te gusta? ¿Te sientes... bien? —Preguntó, enrollando el largo cabello en su puño.

*

Shiro levantó un poco la cara, lamiendo uno de los pezones de Keith mientras seguía moviéndose dentro de él. Lo hacía doblar la espalda y abrir las piernas, y adoraba poder hacer que su cuerpo llegará a sus límites.

—Jálalo, Keith—pidió al sentir las manos de Keith en su cabello. Tenía cuidado de no golpearlo con sus cuernos pero no quería que lo soltara. Quería sentir la fuerza de Keith.

*

Obedeció, jalando su cabello largo con fuerza, gemía como un animal salvaje.

— ¡¡Shiro!! —Chilló, había golpeado su próstata violentamente, su pezón estaba caliente y duro.

*

Cuando Keith jaló su cabello, la voz de Shiro se hizo más fuerte también, profunda y grave como siempre, pero más libre.

Empujó más y más, casi hasta pegar los muslos de Keith a su torso, con fuerza, abriéndolo y golpeando sus mejores puntos una y otra vez.

Siguió lamiendo su pecho, mordiendo y chupando sus pezones.

*

Keith gemía, moviendo sus caderas con fuerza. Quería más, mucho más de él. Su cuerpo se contorsionaba para él.

— ¡¡Shiro!! ¡¡Ahí!! ¡Más! ¡¡Dame más!! —Suplicaba, gruñendo.

*

Shiro volvió a empujar más allá de lo usual. Shiro empujaba igual que antes, incluso parecía que su pene crecía dentro de Keith.

Jadeaba y gruñía más fuerte mientras Keith jalaba su cabello. Comenzó a morderlo, más fuerte hasta marcar su pecho.

*

Keith pedía más, muchísimo más. Su cuerpo se debatía entre el dolor y el placer, el éxtasis de mirar a Shiro.

Del latín "incubare"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora