Afterparty

135 12 41
                                    


Keith había despertado temprano, extrañamente descansado. Se había preparado para clases, pensando en qué tenía que hacer ese día. Por algún motivo se sentía solo, había pasado gran parte de su día con Shiro y ahora que no estaba lo extrañaba.

¿Así era la gente enamorada?

—Diablos... —Su voz fue baja, sentándose con aplomo en el sillón de su habitación, no podía dejar de pensar en él.

*

Después de esa fiesta, Lance había evitado a toda costa la habitación de Keith. Sabía que en cuanto llegara el lunes y tuvieran que ir a clase otra vez no tenía opción.

Recordaba haber mirado al hombre que a Keith le gustaba y haberse sentido atraído, recordaba haber hablado con él y haber dicho algo sumamente inapropiado. No recordaba nada más pero eso le bastaba para avergonzarse. Lo que era peor, Hunk podía confirmar todo eso.

El lunes temprano, como de costumbre, llamó a la puerta de todos sus amigos para ir juntos al salón. Dudó un poco al estar frente a la puerta de Keith, pero se decidió por llamar al final. No había pasado nada así que debía estar bien...

*

— ¡Voy! —Gritó del otro lado de la puerta. El joven se apresuró a paso rápido a recibir a su amigo, mirándolo frente a frente.

Como si los recuerdos fuesen una cascada, todo volvió a su mente. Lo que había pasado con Lance, cómo Shiro lo había "atendido".

—Hey... —Murmuró a modo de saludo, colocándose mejor la mochila.

*

Lance se quedó mudo por un rato, no fue hasta que Keith lo saludó que él pudo reaccionar. Parpadeó y su sonrisa habitual se plantó en su rostro.

— ¡Hey! Vamos, greñas, se hace tarde.

Sin decir más, se dio la vuelta y procedió a llamar a las puertas de Hunk y Pidge.

*

Keith asintió, siguiéndolo por el corredor. Era obvio que no recordaba nada.

Caminaron rápidamente hasta encontrarse con el otro par, de nada más se hablaba en los pasillos que de la mentada fiesta, parecía que fue la mejor del siglo.

*

Todo el revuelo que había causado antes Keith con sus marcas y su inexplicable crecimiento pareció borrarse. De lo único que se hablaba era de James Griffin y Ryan Kinkade.

Todo el mundo hacia especulaciones sobre cómo había terminado la noche para ellos. Nadie los había visto después de los apasionados besos en la fiesta y todos estaban a la expectativa de cómo se verían en clase.

Lance también tenía curiosidad, hablando con Hunk sobre eso para evitar cualquier charla sobre su propio comportamiento en la fiesta.

*

—Fue un golpe de suerte y nada más—Keith caminaba con ellos, directo al salón—. Griffin ni siquiera estaba merodeando por los alrededores... ¿Será que está tan avergonzado que no puede venir?

*

Pidge empezó a reírse, con ese tono burlón de siempre.

—Tal vez Kinkade lo dejó sin poder caminar...

— ¡Te imaginas! —Se sumó Lance—. ¡Desvirgado hasta el delirio!

*

Del latín "incubare"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora