Me pondría de rodillas

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**Sexo explícito**


Keith había asistido las horas restantes a clases y finalmente se había excusado del club de deporte y las clases de la tarde alegando un dolor de estómago, la misma excusa había dado a sus amigos. Necesitaba pensar.

Había caminado por el campus de la escuela, había pasado todo el día leyendo la escasa información de internet sobre demonios y había cosas que aún debía preguntar. El tiempo se estaba agotando y aunque quería decir que sí con todo su corazón en ese instante, la gran interrogante era que quería que Shiro estuviese bien.

Se había sentado bajo la sombra de un frondoso árbol. El viento en esa época del año era agradable, el césped bajo su cuerpo se sentía tibio

Keith no tenía hermanos ni familiares significativos que conociera, su padre había sido un huérfano que lo había perdido todo, pero no se había rendido en la vida, lo había criado y educado solo, a su madre jamás la había conocido. Cuando era pequeño preguntaba por ella, su padre le dijo que se había marchado pero él siempre estaría allí para cuidarlo. Cuando Keith tuvo edad de comprender las cosas dejo de preguntar.

No tenía lazos significativos con nadie más que su padre. ¿Cómo se sentiría eso?

Entregarse voluntariamente a un vínculo, una conexión.

Una relación.

Los encuentros íntimos que había tenido no habían sido muy fructíferos pero sí bastante intensos. Chicos y chicas por igual, había probado lo que le ofrecían pero más allá de eso nada prosperaba, no lograba conectar con las personas a nivel emocional. Eran muchas las ocasiones en que se preguntaba si había algo malo en él. Cuando le ofrecieron la beca para estudiar en la preparatoria de Garrison, entre los múltiples exámenes que le hicieron había demostrado sobresalir y ser brillante, en los académicos y físicos. Sin embargo cuando el psicólogo de la escuela le hizo unas preguntas vinieron las complicaciones.

"El muchacho no siente interés alguno en entablar relaciones sociales con sus compañeros o personas de su entorno, no presenta hostilidad o comportamiento agresivo hacia los demás pero tampoco pareciera reaccionar a los estímulos externos de la interacción social en conjunto".

El resultado en primera instancia del diagnóstico profesional había sido alguna especie de barrera emocional que había puesto para alejarse de los demás. Keith era capaz y tenía potencial, pero no cooperaba ni interactuaba con sus compañeros.

Para el primer año, Keith pasó todo el ciclo escolar sin hablar más de lo necesario con nadie, ante la presión de los educadores y por el propio bien de su beca, terminaron llenándolo de antidepresivos como si fuese un anciano tomando sus medicinas.

Keith no sentía nada con aquellas píldoras y acabó por fingir que las tomaba, simplemente engañaba a la gente en la escuela que tan solo se limitaba a tenerlo todo en orden.

Keith sabía que no estaba deprimido, ni era algo neurológico como se había estimado sino algo mucho más simple de explicar: toda su vida se sintió solo.

Los años en los que se había vuelto brillante e independiente lo habían vuelto frío, indolente a los sentimientos ajenos a excepción de los de su padre.

Cuando llegó a la pubertad buscó desahogo en las relaciones sexuales, su cuerpo se sentía bien y no había peligro de crear una dependencia con nadie.

Conocer a Hunk, Lance y Pidge había sido una sorpresa para él, el trío se había interesado por él apenas llegaron a la academia, Pidge era la menor de todo el grupo, pero dadas sus calificaciones perfectas había sido adelantada 2 años, estaba en las mismas clases que todos ellos. Hunk y Lance eran un año menores que Keith, quien terminó en la misma división que ellos por su año de nacimiento.

Del latín "incubare"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora