Efectos secundarios

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Esa mañana Keith volvió a faltar a clases, haciendo que su grupo de amigos volviera a preguntarse qué pasaba. Esta vez no estaban asustados, no habían jugado con la tabla y hasta estaban buscando cómo deshacerse de ella, pero otra falta en todo el día era inusual. Sabían que Keith no era muy adepto a las clases pero al menos cumplía con su asistencia.

Almorzaron sin él y evitaron ir de regreso al edificio de las habitaciones hasta que se hizo tarde. Escucharon algunos ruidos en el interior, la ducha y otras cosas, así que pensaron que tal vez había decidido faltar por mero gusto personal.

A mitad de la noche, Lance le envió un mensaje con la información de la fiesta y recalcaba lo bueno que sería que decidiera ir. También esperaba verlo mañana en clase.

*

Cercano al viernes, muy temprano en la mañana, Keith despertó algo intranquilo. Sus ojos se sentían pesados pero ya no tenía sueño.

El muchacho se incorporó lentamente, sentía algo extraño en la espalda.

Sin mucha prisa se puso de pie, caminando por la habitación hasta llegar al baño, necesitaba mojarse el rostro. Tomó un poco de agua entre sus manos y se mojó la cara suavemente. Cuando subió los ojos vio allí mismo una imagen que lo asustó en primer instancia.

Ese rostro definitivamente era suyo, podía reconocerlo, pero había varias cosas diferentes.

Sus ojos habían sido de un color violeta oscuro, ahora mismo lucían más claros, con pequeñas variantes de gris en ellos. Su piel parecía no tener imperfección alguna, cuando la tocó pudo notar su suavidad. El cabello negro caía largo por sus hombros y espalda, lustroso y suave. Sus manos tenían largas garras que parecían afiladas.

— ¿Qué...?

Keith corrió a su habitación, abriendo de prisa la puerta del guardarropas que tenía un espejo de cuerpo completo, allí mismo vio su imagen entera.

Su cuerpo lucía mucho más tonificado, con la misma palidez de siempre pero torneado, su abdomen suavemente marcado y los brazos más formados, igual sus piernas y vientre. Allí mismo vio la respuesta a todos sus dilemas: Shiro lo había marcado.

"Cuando despiertes, vete en el espejo".

El muchacho abrió los ojos grandes, tragando saliva. Los recuerdos vinieron de golpe a su mente, todo lo que había sucedido. Su mano tocó su vientre, sobre esa especie de tatuaje. Shiro lo había bañado y depositado en la cama después de tener sexo con él.

Las mejillas de Keith se colorearon.

—Entonces, así fue... —Murmuró, frotándose el hombro con suavidad.

***

Shiro no hizo ningún esfuerzo por esconderse de Lotor y Allura, era consciente de que lo buscarían para saber en qué había terminado su loca idea de marcar al muchacho.

— ¡No lo puedo creer! —Lotor apareció riéndose detrás de él—. ¡Negro vuelve sonriente después de conseguir convertirse en la mascota de alguien otra vez!

—No soy mascota. Fui yo quien lo marcó, él es mío.

—Claro, sigue diciéndote eso para vivir tranquilo. Pero sobrevivió, ¿Eh? Qué bien...veremos cuánto te dura el gusto.

*

—Lotor, si estás de mal humor por algo no deberías descargarte en los demás—Allura estaba sentada, mirando sus afiladas garras—. Shiro, ¿él está bien? Es decir, sobrevivió, es claro, pero, ¿le advertiste acerca de los cambios? ¿Son demasiado notorios?

Del latín "incubare"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora