I don't wanna sleep

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Cuando Krolia llegó, la fatalidad regresó a ellos aunque se sentía menos amenazante que antes. Shiro no soltó la mano de Keith, siguiendo a Krolia al bosque. El padre de Keith había despertado también y los acompañaba.

*

Todos llegaron a cierto sector del bosque donde un grupo de íncubos estaban reunidos en torno a un círculo que habían preparado. Krolia se apresuró a hablar con el que parecía ser el líder. Un íncubo de gran tamaño que sin dudas era del tipo Galra puro, Shiro podía reconocerlo, incluso su poder era abrumador.

—El hijo de Krolia—mencionó el demonio, caminando con las manos detrás de la espalda. Miró detenidamente a ambos—. Eres demasiado joven para esto... siquiera para considerarlo.

—Kolivan, ellos tomaron su decisión...

*

Shiro tomó un respiro profundo al ver a todos esos demonios reunidos. Podía sentir las miradas, la forma en la que era juzgado otra vez, igual que cuando había sido creado y cuando había sucedido lo de Adam. Era una fortuna que contaran con Krolia.

—Es muy pequeño—Kolivan dijo directamente a Krolia, ella frunció el ceño y pareció querer atacarlo, pero tan solo le clavó la mirada—. Tú, ven al centro—indicó a Shiro—. Tú, acércate más, junto a Antok. Krolia, dile dónde, te quedas junto a él.

El círculo estaba bastante regular, una vez que Shiro llegó al centro, los Galras se acercaron más y el círculo comenzó a cerrarse.

—Acuéstate—ordenó a Shiro, quien asintió e hizo lo que dijo. Su cabeza quedaba apuntada en dirección a Keith. Todos se sentaron en el suelo, Kolivan permaneció de rodillas, ligeramente por encima del resto.

Shiro respiraba conscientemente, buscando calmarse y tratando de pensar en el cielo que los cubría... De verdad era una vista hermosa.

*

Keith estaba parado a duras penas, mirando directamente hacia Shiro. Sus ojos ardían.

—Shiro—Susurró, temblando suavemente.

—Tranquilo. Todo estará bien—mencionó Krolia, sonriéndole con confianza.

*

—De rodillas—Kolivan le ordenó a Keith.

Krolia se sentó al lado de su hijo cerrando el círculo. Tomaba su mano para ofrecerle apoyo.

—Deben abrir su conexión, tanto como sea posible. Háganlo.

Shiro respiró con el mismo ritmo, concentrándose, no era tan difícil para él y esperaba que tampoco lo fuera para Keith. Kolivan esperaba, al menos eso pensaba mientras el silencio se hacía más y más largo. Un poco después pudo confirmar la apertura en su vínculo con Keith, estaba ahí, nítido. Escuchó a Kolivan moverse e incluso cuando de verdad deseaba hacerlo, no trató de mirar.

—Toma sus cuernos. Pase lo que pase, no los sueltes. A partir de ahora vas a hacer exactamente lo que yo te diga, nada más.

La voz de Kolivan era firme, fría hasta cierto grado. Entonces comenzó a hablar en una lengua extraña, parecía mezclarse con el viento alrededor y pronto comenzó a rodearlos. Los Galra formando el círculo tomaban los brazos de los que estaban a su lado, uniéndose y cercando a Shiro en medio de ellos. Él reconocía ese sonido, lo había escuchado antes aunque no era del todo igual. Sabía que era por completo demoniaco.

Shiro trataba de concentrarse en otra cosa, de pensar en el cielo, en Keith que estaba con él, en el pasto bajo su espalda... pero a medida que la voz de Kolivan seguía, comenzaba a ponerse intranquilo. No entendía sus palabras, pero algo dentro de él temblaba, lo asustaba aunque no sabía por qué con exactitud. Parecía un miedo que no era el suyo pero lo sentía incluso debajo de la piel. Lo ponía incómodo. Sabía que no debía moverse, pero no podía evitar que su cabeza buscara acomodarse, que sus hombros o sus manos dejaran la tensión. Sin darse cuenta de ello ni poder evitarlo, sus manos se aferraron al suelo, arrancando el pasto y trazando surcos en la tierra con las garras. También su rostro comenzaba a reaccionar fuera de su control. Fruncía el ceño y enseñaba los dientes como un animal por pequeños espasmos.

Del latín "incubare"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora