Te haré sentir puro

134 16 6
                                    


Al llegar a la casa el padre de Keith no estaba, había dejado una nota excusándose, diciéndoles que usaran su cuarto si querían.

Shiro llegó a la casa y encontró la nota justo en la mesa junto a la puerta. Subió las escaleras buscando el cuarto de Keith, esperaba a que fuera sencillo.

Cuando llegó, acomodó a Keith en cama y él se sentó en el suelo, apoyando la cara en el colchón mirando a Keith. Tal vez en un par de horas estaría despierto.

*

Las horas pasaron y Keith durmió plácidamente.

Al despertar sintió la respiración de Shiro en su frente. Lo miraba fijamente, su cabello cano y oscuro parecía una cortina.

— ¿Shiro...?

*

Cuando Keith comenzó a moverse y abrió los ojos Shiro mantuvo la vista en él. Sonrió en cuanto lo reconoció.

—Hola, Keith. ¿Cómo te sientes? —Su voz era baja, tan solo para que Keith la escuchara. No quería que se moviera mucho su prefería dormir más—. Tu padre salió, puedes seguir durmiendo si quieres.

*

Keith se levantó, apretando los ojos. Sentía su cuerpo más liviano, descansado.

—Shiro—murmuró, buscando su mano para tomarla—. ¿Estás bien?

*

Shiro asintió, aún sonreía para él. Apretó un poco la mano de Keith.

—Estoy bien... ¿Quieres ir al baño o prefieres descansar un poco más?

*

—No... Iré al baño.

Keith se incorporó lentamente. Aún sentía su cuerpo sensible.

—Shiro—lo llamó, caminando hacia el baño.

*

Shiro se quedó ahí, ayudaría a Keith si lo necesitaba pero se veía bien. Verlo caminar le gustaba, las piernas de Keith eran muy atractivas.

—Si quieres puedo bajar y buscar algo de comer—ofreció Shiro desde su lugar. Así Keith solo tendría que regresar a la cama y no debería bajar escaleras.

*

—Estoy bien, tranquilo.

Keith sonrió, se metió al baño rápidamente. Cuando salió buscó a Shiro.

—Ven... te enseñaré algo—murmuró, llevándolo consigo a otra habitación. Abrió la puerta y se la enseño: el cuarto de Keith lucia exactamente igual que cuando vivía allí—. Es mi habitación... le dije a mi padre que la desarmara pero no quiere.

*

Shiro esperó. Mirando alrededor mientras Keith no estaba. Cuando salió, se levantó y lo siguió por la casa.

La habitación era cómoda, amplia pero sin duda había algo que gritaba "Keith" por todos lados. Shiro entró y se sentó en la cama.

— ¿Alguna vez trajiste a alguien aquí? Ya sabes... Para besuquearlo y eso...

*

—Claro que no. Todos mis juegos eran fuera de casa.

Keith caminó hasta la cama, sentándose. Movía los pies con suavidad.

Del latín "incubare"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora