WonHyuk' ️ ¡↟¡
___________________Un clan de prostitución, chicos y chicas dando sus servicios a cualquiera y a su propio jefe.
Listos para cumplir cualquier tipo de apetito sexual, ahí estaban en cada bar del dueño.Cualquiera que tuviera un buen rostro o buen cuerpo era aceptado ahí si su necesidad era el dinero. Había a quienes la paga era abundante y había quienes la paga era mísera pero aún así, algo era algo y preferían prostituirse antes que tener un trabajo noble con salario mínimo.
También, había un extraño rumor. Muchas y muchos de los trabajadores desaparecían después de hablar con el jefe. Todos decían que debían de ser cuidadosos con lo que pedían pues el jefe, según decían, mataba a quien se le ocurriera contradecirle.
También, el jefe tenía una mascota. Muy peligrosa a gusto de otros pero muy perfecta para él mismo.
Un caimán.
Sí, una mascota exótica que tal vez sólo los adinerados con gustos a los reptiles tendrían.
Como cualquier animal de esa gama, debía alimentarse de carne. Muchas veces le daban animales enteros, otra veces, cosas más exóticas.El dueño era feliz con su mascota, en su gran hogar, donde nadie más podía penetrar. Con los más extremos cuidados, con los más absurdos caprichos, HoSeok cuidaba a su mascota como si de un ser pensante como él se tratara.
Esa noche, el jefe y señor de todos, fue directo a uno de sus bares más populares, porque poseía en este a los chicos y chicas más bellos que cualquiera haya visto.
Bajó de su auto siendo admirado por quienes estaban por ahí. Saludó amablemente y entró a su recinto yendo directo a su oficina.
Pidió una margarita y miró desde el cristal de su oficina, como todos los chicos y chicas hacían su trabajo, descaradamente, veía una película porno.Miró por cada esquina hasta que halló a una víctima.
Una chica linda y castaña, una princesa de verdad, un ángel negro en su infierno.
Pidió a su asistente que le llamara y aún desde su posición y con su copa de alcohol, vio a la chica tragar en seco y seguir al asistente.
Lee era uno de los servicios más caros y requeridos. No era extraño, en verdad valía mucho la pena. Cuidaba de su apariencia y solía ser muy minuciosa en sus estilos. Compraba ropa cara al igual que maquillaje y accesorios.
Era una niña mimada.
--¿Me necesita, señor?
--Toma asiento.
Y ambos se sentaron, uno delante del otro. Lee tenía una expresión de preocupación notable a kilómetros. Ella creía en los rumores que se decían del jefe.
--Últimamente te ves muy agotada, ¿estás enferma?
--Para nada, señor.
--¿Entonces qué sucede?
--Es sólo que he tenido que estar más tiempo en la facultad.
--¿Estás en periodo de evaluación, no es cierto?
--A sí es, señor.
--Mañana, a las once en punto en la mansión Shin. No quiero retrasos, vuelve al trabajo.
La chica asintió y se fue caminando de vuelta al bar dando una buena vista de su bello atuendo por detrás para el amo y señor de todos.