Arthit llegó a urgencias acompañado de su novio cerca de la media noche, con su mano sosteniendo la herida y su cara desencajada. Un punto de la cicatriz se había saltado y podía ver claramente un tejido amarillento y globoso sobresaliendo de su piel provocándole por poco un desmayo.
Tuvo mucha suerte que su doctora estuviera de turno aquella noche ya que –en cuanto supo que Arthit estaba esperando a ser atendido– rápidamente se apresuró en terminar su trabajo para poder tratarlo.
La doctora Madeleine llegó a la sala de espera buscando a su rebelde paciente y lo reconoció fácilmente por su vestimenta –que era la misma con la que horas atrás lo vio partir–. La mujer se apresuró hasta él y notó entonces su mano ensangrentada y su camiseta adornada con una gran mancha roja a nivel del vientre, ella frunció el entrecejo disgustada, imaginándose lo que sucedió. Arthit no se conformaba con enloquecer a su novio también tenía que desesperar a todos a su alrededor, incluyéndola a ella.
—Nong Arthit, ¿siempre le llevas la contraria a todo el mundo o los escoges aleatoriamente?—
—Perdón, fue un accidente... —se disculpó él, agachando la mirada muy acongojado con la mujer.
—Vamos, pasa a mi consultorio. Veré qué puedo hacer. —dijo ella, alejándose con la espalda recta y los hombros echados hacia atrás.
Arthit la siguió de cerca caminando junto a Kong, quién traía un rostro completamente aterrado y estaba aún en shock después del desafortunado incidente. Ver aquella herida abierta le había provocado náuseas y un mutismo perpetuo, jamás tocaría a Arthit de la misma manera después de eso.
Cuando ingresaron al consultorio, el mayor se acomodó en la camilla y se subió su camiseta con algo de temor. Sabía lo que se avecinaba. —¿No te advertí que había posiciones prohibidas? —lo regañó ella con ambas manos en su cintura.
—No fue mi culpa. Ha sido Kong, esta vez. —lo señaló con su dedo. Su novio, a un lado de él, abrió los ojos muy grande ante tal declaración.
—¿Qué? Tú fuiste el que dijo que podía y te tiraste sobre mí.—
—Pero tú me pusiste abajo. Yo debía estar arriba para no hacerme daño.—
—Nunca mencionaste que no podías hacerlo así. —se defendió el menor, sintiéndose incluso ofendido con semejante acusación.
—Bueno, no importa de quién es la culpa. Igualmente parece que no estaba cicatrizando bien, hay un poco de tejido adiposo sobresaliendo.—
—¿Tendrá que suturarlo otra vez? —consultó Kongpob.
—No, solo quitaré el excedente y desinfectaré la herida. Es un hoyo muy pequeño para dar otra puntada, sangró un poco, pero no es tan grave.—
—Que alivio. Pensé que moriría desangrado. —emitió Arthit más relajado.
—No exageres, si un paro cardiorespiratorio no te mato no lo hará unas cuantas gotas de sangre.... Buscaré lo necesario, no te muevas Arthit. —advirtió ella señalándolo acusadoramente con su dedo, luego desapareció de su vista.
—P' me dejaste muy mal frente a la doctora. —se quejó el menor cruzándose de brazos.
—Bueno siempre es a mí a quien regaña, por una vez que te toque a ti no te quejes.—
—Pero tú te lo mereces por ser tan terco yo sí escucho sus recomendaciones.—
—Por supuesto, eres tan perfecto... —dijo con evidente sarcasmo.
♦•♦•♦•♦•♦
Unos minutos más tarde la doctora regresaba a la habitación con todo lo necesario para curar a su paciente. Ella se acercó al joven tendido sobre la camilla y examinó la herida con atención. Arthit se mordió el labio ante aquella acción, odiaba esa expresión analítica de los doctores. La mujer entonces se colocó sus blancos guantes y roció de un líquido incoloro a la pequeña abertura. Sostuvo luego con una pinza el tramo amarillento que se asomaba por encima de su piel y lo cortó con sus tijeras estilizadas. Su paciente apenas noto su proceder y se sorprendió bastante de no haber sentido dolor alguno. Cuando finalizó, la doctora le echó un líquido amarronado y cubrió la herida con muchas vendas, luego levantó la mirada hacia su paciente pensativa: Arthit había llegado con la herida al descubierto. —Debes usar la faja nong Arthit. No es la primera vez que te lo digo.—
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Malditas Hormonas
FanfictionArthit está más sensible que nunca, no ha sabido que lo tiene tan angustiado desde hace tiempo y decide ir al médico donde le revelan una terrible verdad. Kong siempre ha sido el novio perfecto pero ésta no era una posibilidad que esperaba y se...