Capítulo 5

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Sé sentaron juntos en el sillón, lado a lado, en soñoliento silencio, escuchando la calma de la casa. Gabriel no sabía qué más decir. En un momento dado había movimiento escaleras arriba, Emilia preparándose para irse a la cama, y ellos se movieron alejándose uno del otro a una distancia más respetable. Un rato después los ojos de Renato se fueron cerrando. Gabriel se veía ansioso hasta que se obligó a comprobar el reloj en la pared. Mierda. Eran casi las doce y no había estado en casa desde ayer por la mañana. Por suerte no tenía ninguna mascota.

Se levantó con cuidado para no despertar al otro hombre y en silencio recogió sus cosas, poniéndose sus zapatos y abrigo.

Fue al escritorio de la computadora en la esquina y escribió una nota para Renato, dejándola sobre la mesa donde la vería cuando se despertara. Con ternura agarró una frazada tirada sobre una de las sillas y la extendió sobre él. Al menos, por fin, estaba durmiendo un poco.

Gabriel tenía que salir, tenía que volver a su mundo real. Caminó hacia la puerta, la preocupación molestándole en la parte posterior de la cabeza. Caminando fuera,
rompería el pequeña burbuja que habían creado. Esperanzado que a la luz del día, esta… cosa… entre ellos no se evaporaría.

Parado en la entrada echó una mirada hacia Renato. Se veía bien tendido bajo la frazada… apoyado en el respaldo del sillón, la cabeza apoyada sobre un brazo sobresaliendo fuera. Miró… cálido y tentador; Gabriel agradeció el aire frío vigorizante porque el calor fluía a través de su cuerpo cuando se giró, se fue hacia su auto. Antes de hacer algo estúpido como despertar a Renato y quitarle su ropa. No es que él supiera qué hacer exactamente después de eso. Se estremeció cuando estuvo sentado en el vehículo, esperando que se caldeara.

«No hay manera de que duerma pronto, en ningún momento con la sensación de él en mi piel y, en mi boca. Nunca me sentí tan asustado en toda mi vida. Es un hombre y lo deseo y yo creo que tal vez estoy enamo… No, no voy por ahí, mierda, ¿qué carajo se supone que debo hacer?».

Golpeó su cabeza en el volante. Se sintió un poco mejor. Puso su coche en reversa y fácilmente salió del camino de entrada de los Quattordio.

Renato abrió los ojos cuando supo que Gabriel se había ido. Estaba avergonzado de sí mismo por fingir que dormía, pero era la única forma que se le ocurrió para terminar la velada sin tener que contestar ninguna pregunta más. La nota en la mesa le llamó la atención y se sentó a leerla.

Renato,
No quise despertarte.
Necesitamos hablar.
¿Podemos vernos en el bar de siempre?
Llamame a casa mañana en la noche.
Gabi.

Metiendo la nota en el bolsillo de su pantalón, Renato se levantó para apagar todas las luces y entonces se arrastró de nuevo al sillón. Su piel dolía y su cabeza golpeteaba con un sinfín de conversaciones internas sobre el amor, el sexo, y la lujuria, sobre preferencias sexuales y sobre qué responsabilidades estaba Renato arriesgando con siquiera considerar esta relación. Se echó allí, preguntándose inútilmente si realmente él captaba la esencia de la piel de Gabriel de los almohadones o simplemente ya se le había quemado el cerebro.

Sabía que el sueño no llegaría, así que fijó sus ojos en la única foto de Agustina que mantenía en la sala, escondida en la esquina del aparador detrás de una lámpara. Su favorita, Agus con una campera verde que lo volvía loco, posando sobre una mantel en el parque, tomada antes de entrar en la academia. Quería que él tuviera una foto para recordarla, para que no olvidara lo mucho que se amaban. Cómo si él alguna vez pudiera. No fue mucho tiempo después, ya que ya estaba embarazada de Emilia, y se casarían antes de terminar el año. Todos sus planes, las carreras, los sueños se detuvieron. Pensó que ese había sido el punto de inflexión en su vida. Cambiando glamorosos planes por facturas y paternidad y responsabilidades de adulto. No fue tan malo para ninguno de ellos. Se habían dado cuenta a través de los años, que siempre y cuando se tuvieran uno al otro, las cosas en definitiva funcionaban de la forma que querían.

#1 F&F Quallicchio [Adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora