Extra

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Extra. "¡Vete de aquí, hijo de puta de lo mil demonios!"

Mi hija lloraba sin parar. Lo que sacó de linda lo sacó de llorona. Apenas podíamos dormir Cameron y yo. Tenía unas ojeras y unas bolsas inmensas, estaba completamente desaliñada. Mi cuerpo dolía y necesitaba sentarme de una buena vez, mientras amamantaba a mi bebé. Recuerdos de mi pasado vinieron a mi mente.

- Abre las piernas, nena.- Pide Jack, con brusquedad. Yo me niego. Le grito y le ofendo, pero nada lo hizo cambiar de opinión.

- ¡No, hijo de puta!

- Hazlo, o lo haré yo, de todas formas, ya fuiste mía.- Las mantengo firme. Por nada del Mundo haría lo que el me pide.

- ¡MUÉRETE!- Abre las piernas, nena.- Pide Jack, con brusquedad. Yo me niego. Le grito y le ofendo, pero nada lo hizo cambiar de opinión.


Lágrimas caen por mi rostro, recordando la impotencia y frijalidad que sentía en ese momento. Los días en el internado fueron terribles, pero eso me ayudó a reflexionar sobre que llorar no estaba mal, que aguantarme me hacía débil.

- Tenemos que darte una noticia. - Mientras me sentaba en el despacho de mi doctora de la clínica. La cual había sido terrible conmigo. Podía ver qué su mirada se suavizó.

- Adelante. Nada me hará peor. - Le digo, vacía. Estaba completamente vacía. Un puto año era en el que estuve en este estúpido internado, sin saber nada de mi familia, no dejaban visitas y me estaba muriendo de la espera.

- Tu madre murió esta tarde a las 13:00 horas. Las máquinas no fueron suficiente, y lamentablemente, ya no aguantó...- Dijo todo de una vez, no me costó asimilarlo, sabía que mi madre estaba mal, pero crei que sería más fuerte. Pero al igual que yo, no lo era.

- Está bien.- No dejo que me de sus putas condolencias. Ya nada servía para el dolor que amenazaba en mi interior. Salgo sin nada, sin ninguno sentimiento. Me voy a mi habitación de rehabilitación, mi compañero Landon estaba esperando mi ingreso, pero solo ver mi rostro sin ninguna expresión, me dejó. Ya sabía muy bien que no me gustaba que me tuvieran lástima.

Los siguientes días fueron peores, asimilé que ya no me quedaba nadie y que por lo tanto, lo más importante que atesoraba era yo. Así que ya no me daría por vencido, y superaría esta etapa. Por qué soy mucho más que una depresión, que una chica abusada. Algún día se haría justicia, y el día se cumplió, y fui plenamente feliz.

Todavia sentía que me faltó mucho por entregarle a mi madre, pero si me viera nuevamente mal me regañaria. Y yo quiero que descanse bien y en paz.

- Shhh... Luz...- Le susurro. Mientras mi pequeña se queda dormida en mis brazos. Es terriblemente tierna. Sus mejillas son rosaditas, pero su carita es delgadita, igual que la mía y la de Cameron. Tienes las manitos pequeñitas, su cabello es castaño claro, su piel es como la nieve y me encanta el vestido que está ocupando en este momento. Es azul con flores blancas, define completamente como es ella. Tiene un año. El tiempo pasó demasiado rápido. Pero cada día lo he disfrutado, ha pesar del sacrificio de ser madre, es mi hija y la amo más que a todo el Mundo.

Cameron se encontraba en el trabajo, teníamos que mantenernos y por eso no pasaba el día con nosotras. Lexi estaba de viaje junto a su chico, claro, todos nos sorprendimos cuando dió la noticia. Rachel e Ian estaban peleados, pero sus peleas no duraban más de un día, Ian no había querido lavar los platos y por eso como ella siempre limpia y el otro pendejo no hace nada, se enojó, aunque tiene todo el derecho a hacerlo. El timbre de mi casa suena, dejo a mi pequeña durmiendo tranquilamente, por ahora, en mi camita, la cubro con las cobijas. Le doy un beso en la frente y bajo.

Campamento de perrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora