Cebolla

100 17 4
                                    


Lo intento, hizo todo lo posible por estar lejos de aquel momento, pero no, ahí estaba. Chillando cual magdalena sin consuelo por algo que no terminaba de procesar. Su madre le había advertido innumerables veces de lo doloroso que era.

¿Pero le escucho?

No, hizo oídos sordos y las consecuencias las estaba viviendo ahora.

No veía nada, sus ojos completamente obstruidos por las lágrimas, se encontraba solo porque no quería que nadie le viera en aquel estado, pero ahora todo lo que deseaba era alguien a su lado para que le ayudara a levantarse.

Pero era terco, peor que una mula o un burro de carga, así que, se aguantaría porque de él surgió la idea y le salió el tiro por la culata. Pues bien, seguiría soportando esa tortura. Pero si a culpables íbamos, Kagami Taiga tenía la entera culpa de la situación actual.

Por su culpa derramaba lágrimas que rara vez dejó en libertad.

–Se puede saber ¿qué estás haciendo?

El moreno no contesto, es más ni le miró porque no se sentía con las fuerzas de hacerlo.

–¿Daiki? ¿Bebe, sucede algo?

El tono empleado por el pelirrojo enervo sus nervios y prendió su sangre. Con sumo cuidado se volteó.

–¡Pero qué mierdas, ¿qué te paso, por qué lloras, quién te lastimo?!

Por instantes se sintió amado, pero su furia y dolor ganaron esa batalla.

–¡Eres un maldito, si por tu culpa estoy así!

Las lágrimas no paraban y su voz comenzaba a sonar estrangulada. ¡Que le ardían los ojos!

–¿Ah? Pero ni siquiera te he visto los últimos días.

–¡Por eso! –Le apunto con el cuchillo.

–Porque no bajas el cuchillo nene.

–¡No me llames así! ¡Me abandonaste, no me llamaste y por tu culpa se me ocurrió hacer estupideces!

–Amor... sólo picaste cebolla...

–¡Por eso odio la cocina, todo me lástima!

Bueno, no podían culparlo, su vena dramática se salía de control cuando su pareja no estaba cerca y, si agregamos que ya no era fan de la soledad como antes pues, se obtenía un Daiki intentando cocinar la comida favorita de su Taiga.

Mientras tanto, Kagami hacía una nota con rojo: No dejar cebollas en casa cuando él salía de viaje.

Caja de PandoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora