1

455 36 3
                                    

*Dos meses más tarde*

Termino el desayuno lo más rápido que puedo, ¡no puedo llegar tarde el segundo día!

Al acabar coloco la cuberteria en su sitio correspondiente y me lavo los dientes a velocidad sobrehumana, jamás pensé que acabaría trabajando en una tienda de discos, y menos que Hanna sería mi nueva y mejorada jefa.

Mis pies se mueven por sí solos, con una velocidad de vértigo, no voy a llegar tarde eso ahora está asegurado, hoy mi humor irradia felicidad, pensaba que tras mi despido mi vida y todo lo que había cosechado en ella se hundiría, pero no ha sido así, de hecho he conseguido volver a sonreír ante el espejo, siento que estoy más fuerte y que todo va a ir bien.

La calle está desierta a las 7:50 de la mañana, sólo veo a un par de personas que al igual que yo se dirigen a sus respectivos trabajos, huelo el pan recién hecho en las pastelerías y decido comprar un panecillo de leche recién horneado, hoy sin duda la vida me sonríe.

Al llegar a 'H'Cd electronics' meto mis pertenencias en la taquilla correspondiente y me tomo un segundo para recuperar el aliento.

-¡Sabía que no llegarías tarde! Al menos no como esa panda de pardillos que tengo como empleados...

La voz de Hanna hace que en mis labios se dibuje una sonrisa. Aparte de mí 'H'Cd electronics' consta de otros tres empleados a cargo de Hanna: Jorge, Alec y Max, parecen matones universitarios pero son buena gente, o almenos así me lo ha dicho ella.

-No mentiría diciendo que me caí de la cama al ver lo tarde que era...- dije con una media sonrisa.

-Puedes estar tranquila, al menos hoy... porque ya sabes lo que pasa mañana- dice poniendo ojitos.

Una radiente sonrisa se redibuja sobre mi rostro.

-Siento que las cosas están saliendo bien por una vez en mi vida...- Hanna me dedica una sonrisa de complicidad.

-Sabes que siempre te apoyaré ¿no?- ladea la cabeza- somos rammfriends... vale, eso ha sonado muy cursi

Ambas reímos ante la situación mientras los tres hombretones entran ojerosos por la puerta.

-Hola chicos, ¿estáis bien? Parece que acabarais de salir del experimento del sueño- suelta Hanna provocando que mi ataque de risa retornara con más fuerza, ellos miran a su Jefa con cara de pocos amigos.

En cuanto acabamos con las bromas nos pusimos manos a la obra, me sorprendió descubrir que se me da bastante bien tratar a los clientes de la tienda, mi experiencia musical claramente ayuda bastante, todo grupo por el que preguntaban yo sabía responder, sobretodo dentro del ámbito del género metal.

No sabía que hubiera tantos fans de este género, de hecho dudaba que llegara a conocer a alguien que compartiera mi amor por la Máquina Alemana aparte de Hanna, pero casi cinco personas en el horario laboral me preguntaron por sus albumes, el más solicitado era Mutter, unos de mis favoritos.

Dos horas antes de cerrar la tienda entró un hombre de aspecto maduro y formal, con no menos de cuarenta años, fue directo a la sección de Rock/Metal, me sorprendió bastante así que fui a atenderle.

-Perdone, ¿viene buscando algo? ¿algún álbum, artista...?- dije con mi mejor sonrisa de dependienta (la cual había conseguido la mayor parte de mis ventas en este primer día).

- Lo cierto es que no- dice rascándose la quijada.

Noto como Hanna observa la situación con interés.

-Tan sólo vi cómo le ponías tanto empeño a ordenar los discos y...- hace una pequeña pausa para observarme un segundo, que resultó ser de lo más extraño- decidí entrar a ojear.

En su cara se forma una sonrisa casi imperceptible y sus grandes ojos hacen el amago de uir de mi mirada.

-Humm- lo miré de arriba a abajo con algo de desconfianza- bueno, si te gusta la buena música has venido al lugar adecuado- le sonrío

Me sorprendió soltando una carcajada ¿qué le hace tanta gracia?

- Lo siento, jamás he visto a una empleada con tan buena capacidad de persuasión.

- Bueno, ya viste una.- dije algo cortante, su comentario no me hizo mucha gracia.

Si cara se tornó seria nuevamente. Estaba algo avergonzado.

-Siento mucho haberle dicho eso, a veces me voy de la lengua, me suele pasar- dice mientras pone los ojos en blanco- Mi nombre es Joel.

Con una sonrisa de complacencia acepto sus disculpas.

-Mi nombre es Mel, encantada.

Sonríe nuevamente y noto cómo sus mejillas pierden el tono sonrosado que antes las coloreaban.

-Señor, perdone, es hora de cerrar, puede volver mañana si quiere- Interrumpe Hanna- estamos aquí desde las ocho en punto de la mañana hasta las ocho de la noche- dice mientras lo acompaña hasta la puerta tras de sí, tenía un aspecto extraño, mas me parecía atractivo.

Tras cerrarla se gira y me dedica una sonrisa pícara.

-Creía que tu tierno corazón ya estaba derretido por alguien...

Se refiere a Till...

Le frunzo el ceño
-Y así  es, seguro que no te gustaría que dijera lo mismo sobre Richard...

Hanna cambia la cara y me mira ahora con complicidad.

-Vale, estamos en paz...

Ella siempre estuvo enamorada de Richard Kruspe, guitarrista de Rammstein y según ella el más atractivo.

-¿discutiendo otra vez sobre tu novio Hanna?- dice Max con socarronería

-Si fuera mi novio le diría que te diera una buena patada, idiota- le dice molesta, a lo que yo me rio.

Mientras saco mi mochila de la taquilla Hanna se acerca y me da un abrazo, sorprendida lo correspondo.

- ¿A qué viene esto Hann?

-simplemente quería hacerlo- me mira con ternura- mañana va a cumplirse nuestro sueño, y lo vamos a cumplir juntas, ¡vamos a conocer a nuestros ídolos!

La miro con una gran sonrisa, es cierto, cumpliremos nuestro sueño común, temo que las cosas no sean como espermos, para nada deseo que sea un momento bochornoso como los que veo en las firmas previas a cada concierto diariamente en mi ordenador, espero que mi corazón sepa aguantar lo suficiente para no parecer una fan alocada como cualquier otra...

Mañana conoceré a Till Lindemann

Muchas gracias por leer el primer capítulo, espero que haya sido de vuestro agrado.
Comentad ¿qué os ha parecido?

EphemeralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora