5

327 34 1
                                    

-Till...

Hanna me mira sorprendida, no, boquiabierta.

-Creo que te han metido algún tipo de droga, ¿lo has alucinado?...- suspira- no, qué  va- suelta con desasosiego.

Ella saca un cigarro de su bolsillo y comienza a fumar como una posesa.

-Vale... ¿qué quieres hacer?- dice nerviosa y colorada.

-Nada... disfrutar de la fiesta supongo

Ni yo me lo creo, hay que ser realista, no hay ninguna posibilidad, ellos están sumidos en su fiesta, con alcohol, y seguramente con más de una compañía femenina.

Nos quedamos unos segundos en silencio absoluto, oímos la fiesta en el interior del establecimiento, los sonidos se oían lejanos y fúnebres, admiraba cómo el humo lento y taciturno salía de entre las comisuras de mí amiga.
De repente me percaté de que unos pasos se acercaban con nerviosa velocidad hacia mí.

-Disculpen, señoritas- Ineterrumpe amablemente un camarero de rostro aguileño- los señores de la sala 1 desean que vallais con ellos.

Hanna y yo nos quedamos pensativas unos segundos, más bien nos quedamos en shock.

-La sala... ¿VIP?- Dice Hanna incrédula

-Así es- responde el camarero.

Hann me lanza una mirada dudosa y pasmada, como queriendo que diga algo. ¿Qué podía hacer, aceptar? No lo sé, el caso es que segundos después, sin tán siquiera tener tiempo a responder, el camarero con facciones aguileñas nos estaba arrastrando hacia la sala VIP (o la también denominada sala 1)

Al entrar todos posaron sus miradas en nosotras, había gente que desconocía por completo, la mayoría parecían desinteresados por nosotras, pero dos pares de ojos no apartaron la mirada.

El momento fue algo incómodo, Hanna y yo nos encontrábamos en la entrada, mirando a la multitud que reía y bebía.

Cuando miro a mi lado Hanna ya no se encuentra junto a mí, genial... ya me ha dejado sola...

Me percato de una presencia a mis espaldas, me giro lentamete y ahí estaba, de pie apoyado en el umbral de la puerta, con su altura me observaba altanero, pues con toda seguridad se percataba de mi creciente incomodidad, sus grandes manos sujetaban dos copas de vino tinto.

-Te ves pequeña desde esta perspectiva, me gusta- ríe.

-Pues no es el mejor momento para empequeñecerme más de lo que ya estoy...- digo fijando la mirada en mis zapatos, pues sentía que si le miraba a la cara algo se movería en mi interior.

Se acerca a mí y dobla sus rodillas para ponerse a mi altura, acto seguido me ofrece la copa. Yo la acepto y con algo de vergüenza le miro a los ojos, otra vez ese sentimiento...

-¿Te gusta salir de fiesta?- pregunta sonriente, y algo sorprendido- si es así, me llevé una falsa impresión sobre tí, no pareces esa clase de chica- su semblante cambia a uno algo más serio, el cual me tomó por sorpresa.

- No lo soy- digo mientras bebo un sorbo de vino.

Asiente e imita mi acción, acto seguido se sobresalta, y se mete la mano en el bolsillo delantero de su pantalón de cuero negro.

Me sorprendo bastante al ver lo que ocultaba entre sus dedos cuando la sacó, se trataba de mi foto, la foto que le entregué el día del concierto para que me firmara.

-Se me olvidó devolvertela- dice con una sonrisa pícara, la cual era imposible de descifrar.

Mis dedos la cogen algo inquietos, con velocidad, pues se me había olvidado completamente la foto en cuanto hablé con él, debió de haberlo notado. En cuanto la sostuve la metí en mi bolso con velocidad y me peiné un mechón de pelo que cayó despreocupado.

-Se me.... se me olvidó completamente- dije incrédula, pues era una de mis más preciadas fotografías.

Till se acerca a mí y me sujeta la barbilla con suavidad, nadie se percató de ello, cosa que agradecí infinitamente, le podía traer problemas a él.

- No pude evitar fijarme en tí- comienza a formar círculos con su pulgar en mi mejilla, reconozco que el acto me agradó infinitamente, pero a su vez me provocó una sensación de temor, era tán sólo atracción por su parte...

No supe qué decir, no dejaba de apartar la mirada hacia las otras mujeres que allí estaban, ligeras de ropa y pegadas a los chicos, los cuales las miraban feroces.

Yo no era de esa clase de chica, claro que no.

Till se alejó pasando su mano por su cara, me miró, parecía reprimir algo, algo poderoso.

Sus fríos ojos miraban mi alma, mis mejillas se colorearon por enésima vez en la noche.

Respiró  hondo y habló.

-¿A donde vas a ir ahora?

-A mi piso...

-¿Acaso vives aquí?

- No... sólo vine para... el concierto...

Noto como sonríe levemente. Con clara sagacidad en su felina mirada.

-Entiendo- ríe.- te llevaré.

Me sorprendo ante su tán directa proposición (que más bien parecía no aceptar un no por respuesta)

¿realmente quería que me llevara?
Sonaba bien...

-Está bien- sonrío

-Sabía que no te negarías

Me sentí extraña por un segundo, sentía que mi ser adulto se estimaba y tmretornaba a esa personalidad adolescente, jamás habría aceptado ese tipo de proposición frente a un completo desconocido cómo en muchos aspectos él era.

-Por cierto- dice- no te he preguntado por tu nombre...- alza una ceja, espera a que le conteste.

-Mel, me llamo Mel- mi voz delata gran parte de mi nerviosismo.

-Curioso nombre- concluye con su característico acento alemán.

Me acercó hacia sí tomándome suavemente por la cintura, nos habrimos paso por entre el gentío y mientras tanto le mandé un mensaje a Hann.

Me odié a mí misma por dejarla ahí, pero algo en mi interior me dijo que estaría en buenas manos. Reí ante tales pensamientos.

Till y yo nos fuimos alejando del lugar hasta llegar a su lujoso coche.

¡Hola a todos y a todas! Si habeis llegado hasta aquí muchas gracias por darle una oportunidad a este fanfic, os agradecería que votarais y comentarais vuestra humilde opinión😊

-MeryAndBooks

EphemeralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora