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POV Mel

El dolor de cabeza me hacía dar tumbos por toda la estancia, eran las 9:00 de la mañana y no he pegado ojo desde las cinco de la madrugada.

Estaba aburrida y sabía que no iva a poder descansar por la maldita resaca, así que opté por ver un rato la televisión.

Hanna estaba durmiendo la mona tras la ajetreada noche así que decidí ser lo más silenciosa posible.

Me tiré en el sofá y encendí la televisión y como si presuntiera algo marqué el canal de la MTV Rock, el cual frecuento demasiado.

Lo que ahí vi me hizo dar un brinco de sorpresa y sonreír, casualmente era la lista de la semana, y justo en el número uno estaba rammstein con Deutschland, estaban emitiendo la canción junto con el asombroso video de la misma. No pude evitar reir en las escenas en las que salía Till, era como tenerlo al lado y realmente se sentía bien.

El espíritu de la banda estaba plasmada en esa canción, no es mi favorita, pero reconozco que es de gran calidad y... tiene alma, cosa de la que actualmente cadecen la mayoría de las canciones.

Unos escasos minutos después Hanna se había despertado y ambas cantábamos la hermosa prosa de una de las camciones que ocupaban nuestra lista de favoritas.

Pero algo interrumpió nuestra diversión, una llamada de teléfono a Hanna. Ella, al ver quién era me miró de soslayo y se fue a un lugar alejado para hablar sin que yo puediera escuchar la desconocida conversación, algo que me sorprendió de lo extraño. Al ésta volver la miré con ojos entornados.

- ¡Eh! ¿a qué viene esa cara?- ríe- no te preocupes, no era nada interesante.

-Permíteme dudarlo- carraspeo.

-Se lo permito señorita- bromea- pero que no vuelva a ocurrir- alza las cejas.

Las horas se pasaron muy rápido, me recordaron a las hojas de otoño, que caían y eran olvidadas en mitad de la nada, se pudrían y luego se renovaban en las añejas ramas las verdes y hermosas hojas caduca para la estación fría. Casi sonreí al sentir, después de mucho tiempo, una paz y un ambiente de lo más agradable, aquiparables tan solo a lo que me provoca la sonrisa de cierta persona.

Persona que no me puedo sacar de la cabeza...

-Ohhh... alguien está pensando en el pequeño Till Lindemann. Bueno, mira el lado bueno, ahora puedes estalkearlo en Instagram. Till es de los que más publica de los seis músicos- me pica un ojo.

Me río ante  lo que siento, realmente Hanna tiene razón, si lo que quiero es verle lo único que tengo que hacer es encender mi móvil. Pero...

- Con eso no es suficiente, una pantalla no se compara con la realidad, con tocar su cara, con sentir sus brazos y observar su sonrisa...- mi vista se clavó en el suelo, parecía estar en las nubes, en un mundo ficticio en el que por alguna razón sólo existía yo, después del accidente me he sentido así más de una vez, como si estubiera llena de elio que me hiciera volar kilómetros y kilómetros sin caer.

Hanna sonríe de medio lado y habla de una forma un tanto extraña, como si tramara algo a mis espaldas.

- Oye, estaba pensando... ¿qué tal si salimos  esta noche a cenar? Sinceramente, amiga, creo que te vendría bien, para despejarte un poco ya sabes...- se carcajea.

Por un segundo lo dudo, pues mis ganas no dan para más, pero al ver su semblante, lleno de ilusión y de algo más que desconozco acepto. Sé que me esconde algo, pero prefiero no preguntar pues a veces es mejor esperar al momento adecuado. Espero que la cena haga que me sienta mejor después de esta penosa racha relacionada con mi salud...

Ante mi respuesta positiva mi amiga comienza a detallar la ubicación del restaurante al que nos dirigiremos por la noche, al parecer es MUY caro y hermoso, lleno de luz y muy acogedor. en mis pensamientos me regocijo en la idea de quién piensa pagar todos esos lujos, está claro que ella no se los puede permitir, y yo mucho menos...

-¿No crees que todo eso está muy por encima de nuestro escaso presupuesto?- pregunto poniendole énfasis a las dos últimas palabras.

- Oh... ¡no que va!.

Vaya... respuesta escueta y poco convincente, ¡genial!.

Ya entrada la noche comenzamos a prepararnos, no sin antes recibir normas estrictas de cómo y con qué devo de ir vestida. Mi amiga cogió un traje negro del armario, con el talle ajustado y mangas de asilla básicas, no era excesivamente corto algo que agradací realmente. En cuanto al calzado, Hanna me prestó unos tacones negros con tacón de aguja que provocaron en mí una sensación de agonía en cuanto me los puse, como si me fuera a caer en cualquier movimiento, pero tras caminar de un lado a otro me acostumbré con sorpresiva velocidad.

Me maquillé como siempre, mi linea gruesa y labios granate, poco, pero más suficiente.

Al salir Hanna me agarró el brazo como si estuviera muy emocionada. Esta vez no pude conyener mi curiosidad.

- Hanna, sabes que sospecho de tí ¿no?

Mientras caminábamos ella me miró con cara de inocencia, así que dí por hecho que no habría nada fuera de lo común en la cena.

La vida nocturna era ajetreada y las luces inundaban las calles de una menera muy hermosa, casi espiritual. Observé la cantidad de parejas que paseaban tomadas de la mano, por alguna razón sentía cierta fragancia en el aire, una que me hacía estremecer exquisitamente, que hacía que las piernas me temblaran hasta el punto de casi caer.

-Bueno amiga mía- dice Hanna frenando súbitamente- Aquí estamos...

Nos encontrabamos en frente de un establecimiento lujosísimo, exquisitamente iluminado y lleno de buen gusto, mientras entramos estidio la estancia con sumo interés y de nuevo pienso en lo caros que seguramente son todos los platos, vaya... puede que solo pida algo de sobremesa... ¿frutos secos tal vez? Sonrío inconscientemente.

Pero algo hace que mis músuclos se tensen.

Unas fuertes manos, inconfundibles para mí, se posan en mis hombros ejerciendo algo de fuerza sobre mí.

Al darme la vuelta observo de inmediato los ojos que llevan en mi mente todo el día, sus azuladas perlas rebosantes de sentimientos por conocer...

Rodeo a Till con mis brazos casi al instante, sintiendome pequeña ante su robusto cuerpo.



Continuará...


EphemeralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora