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La última canción fue Mein herz brent, el escenario se llenó de humo y las figuras de los integrantes se difuminaron casi al completo.

-¡Quiero verte Richard!- chilló Hanna con una energía que núnca le había visto.

Como por arte de magia Richard salió de entre la espesa bruma artificial, lo que provocó en Hanna una sonrisa de incredulidad... ¿acaso la había escuchado?

A Richard le siguió Paul y luego la bruma se disipó ante la presencia del corazón ardiente de Till, no pude evitar volver a llorar, no podría soportar nuevamente esa mirada fría sobre mí, haría el ridículo.

Mi cuerpo se movió por sí solo, Hanna y yo reímos como niñas pequeñas y comenzamos a bailar juntas al son de la música, el sonido de las guitarras eléctricas retumbaban y el roze de cuerpos desconocidos hacía que la situación fuera de lo más surrealista, era de ensueño.

Levanté mis manos y las moví en el aire, de un lado para otro, sentía que el ritmo de la música bajaba y que la canción llegaba a su fin.

El grupo entró al backstage a reponer fuerzas para la despedida.

-A vuelto a pasar Mel... ¿crees que estoy loca?-rió

Hanna y yo gritabamos para hacernos oir.

- ¡Lo vi todo Hann¡ sin duda esto lo voy a recordar toda la vida- como también voy a recordar esa mirada posada sobre mí, la primera de muchas.

-¡Y que lo digas amiga! ¡Pero no te olvides de que aún queda algo muy importante!

Sonreí de tán sólo oírlo.

La multitud clamó ante la salida de Schnader, Flake, Paul, Oliver, Richard y Till, se colocaron de forma contigua mirándonos a nosotros, el público.

Nos dieron las gracias y se arrodillaron y fue ahí cuando volvió a ocurrir, sus ojos de cielo se posaron sobre los míos, sus facciones estaban calmadas, casi parecían carecer de sensibilidad, su mirada lo decía todo en su lugar, se podía ver una mezcla de descontento, alteración y algo más que no me dió tiempo a analizar, lo cierto es que sus ojos no se despegaron de mi cuerpo hasta que se retiró. Sin duda alguna estaba completamente boquiabierta.

-¿pero qué acaba de...? - pasar

-¿pasar? -acaba Hanna por mí, sus ojos brillan como mil lunas.- realmente no lo sé...- ríe como una niña con su nueva muñeca.

Tras recuperarnos del shock que nos estaba carcomiendo por dentro comenzamos a entablar conversación con otras personas, según los veteranos que más frecuentaban conciertos de este tipo, éste había sido uno de los mejores shows de la banda, mi sonrisa no desapareció en toda la hora.

10:30

Nos conducen a Hanna y a mí junto con un pequelo grupo VIP por un estrecho pasillo algo oscuro del backstage, cerca de los camerinos.

Mi corazón late como mil unidos, jamás había estado tan nerviosa en mi vida, Hanna y yo entrelazabamis km de nuevo nuestras manos, se había vuelto costumbre hacerlo en los momentos de tensión, nos reconfortaba.

-Esperaremos aquí unos minutos, no olvidéis las normas, y tampoco invadais es espacio vital de los integrantes, disfrutad- dijo el guía.

Un asistente me miró y se marchó, lo seguí con la mirada hasta que desapareció por una puerta, la misma de la que posteriormente saldría Till y los demás.

-Esto no está pasando...- murmura Hanna.

Mis manos sudaban pero intentaba no mostrarme vulnerable, tan sólo quería que me diera su autógrafo y darle las gracias por la inspiración que me transmite.

El asistente nos acercó a los seis.

Fui uno por uno, les entregué la foto de mis quince cumpleaños, con una edición de Herzeleid en mis manos, fue mi primer álbum. Todos sonrieron al firmarlo, se mostraron muy amables, mis manos temblaban como dos gelatina.

Hanna estaba hablando avergonzada con Richard y sacándose unas fotos con él, no pude evitar alegrarme por ella.

Respiré con fuerza antes de entregarle la foto a Till, se la tendí y alcé la cabeza para mirarle a los ojos decidida.

- ¡Admiro mucho tu trabajo! ¿Me la podrías firmar?- maldita sea, aparté la mirada...

La foto ya no está entre mis dedos, la tiene él en sus grandes manos.
-¿Por qué lloraste?- soltó mientras firmaba la foto- no sabía que podía provocar eso en alguien- sonrió con sorna.- me halaga... - alza una ceja mientras mira la foto

-No... No lo sé, me emocioné.- ¡qué vergüenza!

Soltó una risa casta y me miró unos segundos.

-¿No quieres una foto conmigo?

¿en serio tenía que contestar a eso?

-!C-claro...!- saqué mi móvil algo temblorosa y le pedí al guía que sujetara la cámara, me coloqué junto a él y sentí el calor que desprendía de su cuerpo, me rodeó por la cintura y me atrajo hacia sí con fuerza.

Tragué fuerte y miré a la cámara, sus dedos tán cerca de mi piel me desconcentran, comenzó a hacer círculos con su pulgar, su sonrisa se ensanchó al notar cómo me tensaba bajo la fina tela.

-Muy bien, ya están- en cuanto el guía dijo eso me apresuro a coger mi móvil, las manos me tiemblan como gelatina...

-Muchas gracias.- le digo con notable felicidad- por cierto, el show fue perfecto, qué suerte que pude verlo en primera fila.

-Me alegra que te haya gustado- dice mientras observa a los demás componentes del grupo.- ¿es tu primer concierto?- vuelve a centrar su mirada en mí, siento que me fulmina.

-S-sí, es el primero- la voz me delató, tenía el corazón a cien por hora sin razón aparente.

-Qué suerte tengo- sonríe.

Mis ojos se abren cual platos ante la inesperada contestación, bueno, puede que tán sólo sea pura cortesía, debe de ser eso.

-¡waahh!- un sonoro grito me sorprende a mis espaldas- ¡Till! ¡eres tú! ¡¡¡No me lo puedo creer!!!- una linda chica me hace un lado para admirar a Till, algo sorprendida decido darles la espalda, pues no quiero molestar a la adolescente.

Hanna y yo nos sacamos fotos con los seis músicos, fue uno de los días más felices de mi vida.

Recordé día y noche la azul mirada, aún no me podía creer que se hubiera fijado en mí, que se hubiera percatado de mi emoción ante su voz.

En el transcurso del día, y de las semanas siguientes, Mel no se percató de la falta de su antigua fotografía de su quinceavo cumpleaños.

EphemeralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora